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Feature News | Monday, December 12, 2016

Corpus Christi celebra sus 75 a�os evangelizando

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El P. José Luis Menéndez, párroco de Corpus Christi señala la localización de la iglesia Madre, en el mapa del territorio que comprende su parroquia.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

El P. José Luis Menéndez, párroco de Corpus Christi señala la localización de la iglesia Madre, en el mapa del territorio que comprende su parroquia.

El P. José Luis Menéndez posa con la imagen de la Virgen de la Merced, la patrona de la Iglesia Museo que lleva el mismo nombre. El cuadro pertenece a la escuela cuzqueña y será colocado en el altar mayor.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

El P. José Luis Menéndez posa con la imagen de la Virgen de la Merced, la patrona de la Iglesia Museo que lleva el mismo nombre. El cuadro pertenece a la escuela cuzqueña y será colocado en el altar mayor.

MIAMI | En la parroquia de Corpus Christi, una más cinco más 75 todos suman uno: una misión primordial de evangelización.

Una iglesia madre, fundada el 12 de diciembre de 1941: Hecho.

Cinco misiones periféricas, atendiendo predominantemente a inmigrantes hispanos: Hecho.

Setenta y cinco años de evangelización: “Para mí no tiene otro sentido la parroquia, sino evangelizar”, dijo el P. José Luis Menéndez, párroco de Corpus Christi. “En estos 75 años, tenemos que ser una comunidad que recuerde lo que fue, que les dé gracias a quienes fueron los que la hicieron, pero que esté presentándose, dando respuesta en el presente y preparándose para el futuro”.

Desde sus inicios, en 1941, cuando toda La Florida era sólo una diócesis, la de San Agustín, el Arzobispo Joseph Hurley quiso fundar esta parroquia con el propósito de evangelizar Miami � una ciudad pequeña pero que se estaba desarrollando a principios de la Segunda Guerra Mundial.

En esa época, la parroquia del centro de la ciudad era Gesu; Corpus Christi estaba, en un área conocida como Allapattah, al noreste del centro, y poblada por irlandeses e italoamericanos.

En 1965 el barrio se dividió por la construcción de la Autopista I95, y un tiempo después otra vez por la Autopista 112. Como consecuencia, la población blanca no hispana se mudó y empezaron a llegar oleadas de inmigrantes � puertorriqueños y especialmente cubanos exiliados en los años 60 y 70, atraídos por la preponderancia de fábricas de costura. En las décadas siguientes llegaron inmigrantes de República Dominicana y Centroamérica.

Mirta Bianchi recuerda esos días. Corpus Christi fue la primera parroquia a la que asistió después de llegar de Cuba en 1962.

Eventualmente, ella y muchos de los otros cubanos se mudaron del área, en el caso de Bianchi a Little Flower, en Coral Gables, donde sus hijos también asistieron a la escuela.

Pero Bianchi regresó a Corpus Christi para quedarse hace 20 años atraída por la labor de las comunidades y el trabajo de los sacerdotes. Ella pertenece a la Organización Amigos de Corpus, integrada por personas que no viven en el área y que ayudan económicamente a la parroquia y a sus diferentes proyectos.

“Me siento muy orgullosa de pertenecer a la parroquia, y de poder ayudar. Los miembros son muy dedicados y merecen siempre que uno los ayude a realizar su misión”, dijo.

A finales de los años 80, cuando el P. Menéndez fue nombrado párroco, ya existía la necesidad de establecer pequeñas comunidades dentro del amplio territorio de la parroquia, que comprende desde la Avenida 32 del N.W. al oeste hasta la Bahía de Biscayne al este, y desde la Calle 20 del N.W. al sur, hasta Calle 54 del N.W. al norte. Al mismo tiempo, envió voluntarios y sacerdotes de la parroquia a evangelizar los barrios.

“Hicimos lo que el Papa Francisco ha puesto de moda, salir a las periferias y buscar a los que no venían a la Iglesia”, dijo el P. Menéndez.

En esa labor descubrieron que Corpus Christi es un conglomerado de barrios, separados por las vías del ferrocarril y por las Autopistas I95 y 112, que dificultaban el acceso a la parroquia. Además, la gente era muy pobre: de tener, tenían un solo carro, y generalmente lo utilizaba el padre para ir a trabajar, y en casa se quedaba la mamá o la abuela con los niños.

El P. José Luis Menéndez posa con la estatua del santo peruano San Martín de Porres, que será colocado en la entrada de la Iglesia Museo. “Con mi compañero San Martin de Porres”, dice el P. Menéndez  mientras le pide que le ayude a terminar la iglesia. “En España se le conocía como Fray Escoba”, agrega.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

El P. José Luis Menéndez posa con la estatua del santo peruano San Martín de Porres, que será colocado en la entrada de la Iglesia Museo. “Con mi compañero San Martin de Porres”, dice el P. Menéndez mientras le pide que le ayude a terminar la iglesia. “En España se le conocía como Fray Escoba”, agrega.

Imagen de la Virgen de la Inmaculada, pertenece a la escuela de pintura Cuzqueña, surgida en Perú en la época virreinal. En la parte de abajo, parte del techo de madera de cedro tallada aún por colocar.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Imagen de la Virgen de la Inmaculada, pertenece a la escuela de pintura Cuzqueña, surgida en Perú en la época virreinal. En la parte de abajo, parte del techo de madera de cedro tallada aún por colocar.

La creación de misiones

Para poder evangelizar esos barrios, “donde la gente no va a venir a nosotros, hicimos pequeños centros de celebración” [en tres zonas: Wynwood, Allapattah y Edgewater], y así aparecen las misiones”, indicó el P. Menéndez. Comenzaron a celebrar Misas en centros comerciales, en un colegio público, en un comedor de ancianos, e incluso se reunían en una zapatería.

“Los sábados y domingos íbamos a confesar y a dar Misa a esas zonas”, dijo Mons. Oscar Castañeda, actualmente en residencia en Corpus Christi mientras trabaja como capellán en el Hospital Jackson, en Miami. Organizados en comunidades de base, los feligreses de estas zonas, apoyados por la parroquia madre, construyeron sus templos para sus misiones.

Todos son pequeñas iglesias clásicas, con un campanario y una advocación llamativa. No las llamaron capillas, como en Latinoamérica.

“Quisimos desde el principio ponerles misión, porque es una misión lo que se tiene que cumplir en ese barrio”, dijo el P. Menéndez, y agregó: “no somos una parroquia, somos seis misiones, seis envíos, seis mandatos a evangelizar esa área”.

La primera misión que se fundó fue San Juan Bautista, en Wynwood, dedicada al patrón de los puertorriqueños. Después, Nuestra Señora de Altagracia, en el corazón de la comunidad dominicana, en Allapattah, adyacente a los terrenos de Radio Paz. La tercera, San Francisco y Santa Clara, en Edgewater, muy cerca de Biscayne Boulevard, una comunidad predominantemente centroamericana. La cuarta es La Milagrosa, ubicada en 1860 N.W. y la 19 Terrace, cuya población también es puertorriqueña.

En el 2009 la iglesia San Roberto Belarmino, al extremo oeste de la parroquia, pasó a ser territorio de Corpus Christi, convirtiéndose así en la quinta misión.

Abierto a las necesidades de la gente

Al crearse las misiones, “la parroquia se abrió a las necesidades de nuestra gente, no solamente por las dificultades que tenían para asistir, también porque a la gente le gusta celebrar la liturgia con sus ritmos y con sus cantos. Por ejemplo, los coros, cada uno trae sus propios ritmos”, dijo la Hna. Claretiana Carmen Álvarez. “Creo que fueron las necesidades de las personas lo que nos hizo salir”.

La Hna. Carmen, quien lleva 40 años en Corpus Christi, es la encargada de la Catequesis, con 500 niños, el programa RICA y los coros de las misiones. Antes de que la escuela dejara de pertenecer a la parroquia, hace siete años aproximadamente, se encargaba de la educación religiosa.

Con el tiempo, Corpus Christi ha ido evolucionando. “Antes, hablar de Biscayne Boulevard era hablar de drogas y prostitución. Wynwood era maleantes, Allapattah era pobreza, y la mejor parte era el oeste, donde está San Roberto Belarmino; ahora se ha vuelto todo al revés. Edgewater o Biscayne North es un área de rascacielos, Wynwood ahora se llama Midtown, Art District”, indicó el P. Menéndez.

La población sigue siendo hispana, pero en algunas zonas como Edgewater, ahora es joven, la segunda generación de hispanoamericanos, pero sobre todo suramericanos de habla inglesa. También el estatus económico es más elevado.

Pensando en esa nueva necesidad, desde el 4 de diciembre en la Misión San Francisco y Santa Clara se empezó a realizar una Misa en inglés. La Misa que se realizaba en latín la trasladaron a La Milagrosa.

A la par del desarrollo de las misiones, en los últimos años los grupos comunitarios de diferentes nacionalidades trabajan en equipos en actividades comunes como el carnaval y otras devociones.

Las Procesiones

Cuando empezó la devoción a la Macarena, en 1998, “fuimos tres personas solamente las que empezamos con la mantilla tipo España en la procesión; ahora son más de 20 mujeres. Fue una cosa que pudimos hacer y los demás se fueron integrando, entendieron por qué queríamos mantener la tradición. Es una forma de evangelizar al barrio saliendo a la calle, llevando las imágenes y rezando. Es conmovedor lo que hemos logrado en ese barrio de Wynwood”, dijo Bianchi.

Otra devoción muy arraigada en Corpus Christi es el Señor de los Milagros; la comunidad peruana cada octubre saca en procesión la imagen milagrosa.

Pero uno de los más grandes logros de la integración y del trabajo en equipo es la iglesia La Merced, antes llamada Museo Perú, la cual tuvo sus orígenes en la comunidad peruana, pero se ha ampliado a las demás comunidades que han aportaron para su construcción. La iglesia La Merced, de estilo colonial, construida en los terrenos de la parroquia, alberga “la colección más grande de pintura virreinal de los Estados Unidos, y cuando se termine vamos a tener la iglesia colonial barroca más bonita de los Estados Unidos”, indicó el P. Menéndez.

Su construcción empezó hace 11 años, pero aún falta aproximadamente un millón y medio de dólares para culminarla. La estructura ya está construida, lo que hace falta es terminar de laminar con oro el altar mayor y algunas capillas hechas en madera de cedro y talladas a mano.

Lo más valioso de la iglesia La Merced “es el amor con que se está haciendo; lo demás es material”, indicó el P. Menéndez. Para el P. Castañeda, el mayor logro de la parroquia es “llegar a la gente que no conocía la Iglesia, llegar al no evangelizado, al alejado”.

Para celebrar sus 75 años, la parroquia de Corpus Christi realizó una gala el 3 de diciembre y el 12 de diciembre la Misa de aniversario en la iglesia madre, celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski.

Fachada de la iglesia-museo La Merced, construida con la colaboración de todas las comunidades que integran la parroquia de Corpus Christi.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Fachada de la iglesia-museo La Merced, construida con la colaboración de todas las comunidades que integran la parroquia de Corpus Christi.

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