By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
Los poetas cristianos, a lo largo de los siglos, han cantado en alabanza de Mar�a, la Madre de Dios y nuestra Madre. El poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow, se refiri� a ella como la ��nica gloria� de nuestra ca�da naturaleza humana, pues Mar�a fue �sin pecado� desde el momento mismo de su concepci�n.La solemnidad de la fiesta de la Asunci�n de Mar�a, que se celebra el 15 de agosto, puede entenderse plenamente a la luz de su Inmaculada Concepci�n. El Concilio Vaticano Segundo, al reafirmar la tradici�n (y la infalibilidad papal de P�o XII al declarar la Asunci�n como un dogma de la fe cat�lica en 1950), ense�� que �la Virgen Inmaculada, preservada de toda mancha de pecado original, ascendi� a la gloria celestial en cuerpo y alma al terminar su vida terrenal, y fue exaltada por el Se�or como Reina sobre todas las cosas�. (Lumen Gentium #59)
Dios, previendo su papel especial en la historia de la salvaci�n como Madre del Verbo Encarnado, anticip� los frutos de la redenci�n de Cristo y preserv� a Mar�a de todo pecado, original o actual.
Al celebrar hoy esta fiesta mariana �que debe observarse como d�a de precepto�, reconocemos que Dios siempre cumple sus promesas. La Asunci�n de la Sant�sima Virgen ratifica nuestra esperanza en que Dios cre� al g�nero humano para algo m�s que la muerte. Tal como lo aprendimos en el catecismo, durante nuestra juventud, �Dios nos ha creado para que lo conozcamos, lo amemos y lo sirvamos en esta vida, y para que seamos dichosos con El en la pr�xima�. Como Mar�a, cada uno de nosotros ha sido creado a imagen y semejanza de Dios; y, como Mar�a, cada uno de nosotros est� llamado a un futuro de esperanza, que se realiza en la visi�n de Dios en los cielos.
Mediante su Asunci�n a los cielos, Mar�a ya participa en ese futuro de esperanza al cual nosotros aspiramos como pueblo de peregrinos, en virtud de la gracia del bautismo, que nos ha hecho hijos de Dios y herederos de las promesas de Cristo. En su segunda enc�clica, Spe Salvi, el Papa Benedicto XVI apremi� a la comunidad cristiana �como contrapartida del secularismo de nuestra �poca� a redescubrir esta perspectiva escatol�gica que ha estado siempre en el coraz�n de la proclamaci�n evang�lica.
San Pablo escribe: �Sabemos que todas las cosas obran en bien de quienes aman a Dios, que son llamados seg�n este prop�sito. Pues a aquellos a quienes conoci� desde siempre, tambi�n los predestin� a ser conforme a la imagen de su Hijo, para que �l fuera el primog�nito entre muchos hermanos y hermanas. Y a aquellos a quienes predestin�, tambi�n los llam�; y a los que llam�, tambi�n los justific�; y a los que justific�, tambi�n los glorific�. (Rom 8:28-30)
Estas palabras se cumplen plenamente en la vida de la Virgen Mar�a, que se convirti� en Madre de Nuestro Salvador, �el primog�nito entre muchos hermanos y hermanas�. Sin duda alguna, las palabras de San Pablo se aplican a Mar�a de manera �nica, pues en su Inmaculada Concepci�n, fue �predestinada�; en el misterio de la Anunciaci�n, fue �llamada�; en su Asunci�n a los cielos en cuerpo y alma, fue �justificada�, y en su coronaci�n como Reina de los Cielos y de la Tierra, fue �glorificada�.
Por voluntad de su Hijo, expresada desde la cruz, somos sus hijos. Y aunque seamos pecadores, hacemos de Mar�a nuestra gloria. Nos volvemos a ella con confianza y le pedimos que, por medio de sus oraciones y siguiendo su ejemplo de obediente confianza en la voluntad de Dios, tambi�n nosotros podamos ser conformados a la imagen de Jes�s, su Hijo.
Santa Mar�a, sin pecado concebida, ruega por nosotros pecadores, para que podamos ser dignos de las promesas de Jesucristo, Nuestro Se�or.
Comments from readers
PANAGHIA-CAPOULI - THE MOUNTAIN OF MARY.
a LITTLE HOUSE THAT SITS SO QUIETLY WHILE THE WORLD IS IN TURMOIL.
Assumed into heaven, yet totally available to her children.
Mary, bring all peoples to God!
Vivian Cuadras