By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
Gracias por la bienvenida entusiasta. Tambi�n agradezco el apoyo de quienes han viajado grandes distancias para estar aqu� en este d�a: Su Eminencia, Cardenal O�Malley, mis hermanos obispos, mis familiares y, por supuesto, los sacerdotes que vinieron desde Orlando para asegurarse de que yo fuera bien recibido. Su presencia significa mucho, no s�lo para m�, sino tambi�n para todos los fieles de la Arquidi�cesis, ya que este es un acontecimiento significativo, tanto en mi propia vida como en la vida de la Iglesia local. A Su Excelencia, el Arzobispo Sambi, Nuncio Apost�lico en los Estados Unidos, le solicito que le env�e al Santo Padre mi agradecimiento por la confianza que ha puesto en m� al confiarme el cuidado de esta Arquidi�cesis, a pesar de todas mis limitaciones y defectos. Por supuesto, si se le olvida, quiz�s el Arzobispo Barney Auza, Nuncio Apost�lico en Hait�, quien tambi�n se encuentra presente aqu�, pueda llevar ese mismo mensaje por m�.A veces le digo a la gente, medio en broma, que lo mejor sobre Miami y el sur de la Florida es que se encuentran muy cerca de los Estados Unidos. Miami es, desde luego, parte de los Estados Unidos, esta gran tierra de oportunidades y libertad. Y Miami puede reclamar, con todo el derecho, que es la nueva Ellis Island, ya que se ha convertido en puerto de entrada para refugiados e inmigrantes que llegan desde todas partes del mundo, especialmente desde el Caribe, Centro y Sur Am�rica. Aunque no hay una Estatua de la Libertad que d� la bienvenida a los reci�n llegados � y hubo ocasiones en que los reci�n llegados no recibieron una grata bienvenida � la Iglesia de Miami acogi� a todos con su abrazo maternal durante los pasados 52 a�os, bajo el liderazgo de mis predecesores, los Arzobispos Coleman Carroll, Edward McCarthy y John C. Favalora. La Iglesia es la Casa del Padre, y todos los hijos de Dios deben sentirse a gusto en la Casa de su Padre. Aqu�, en la Arquidi�cesis de Miami, en nuestras parroquias, escuelas e instituciones caritativas, hemos dado la bienvenida a los reci�n llegados � desde los primeros refugiados que escaparon de la revoluci�n cubana, hasta las v�ctimas del terremoto en Hait� el pasado enero. Tambi�n hemos aprendido que la mejor manera de lograr que alguien se sienta a gusto en la Casa de su Padre, es hablando en su lengua materna.
Aunque Miami (y el sur de la Florida) es parte de estos Estados Unidos, tambi�n se ha convertido en parte vital de varias naciones, desde las que nuestro pueblo ha llegado: Hait�, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia y el resto del Caribe, Centro y Sur Am�rica. El sur de la Florida es, verdaderamente, una comunidad transnacional; y eso, m�s que el sol y las hermosas playas, explica por qu� las personas que residen aqu� lo consideran un lugar tan din�mico y excitante para vivir. A veces, Miami presume de ser la capital del hemisferio. En este d�a, me parece que la presencia aqu� de los obispos de Cuba, Hait� y Puerto Rico, demuestra que tal presunci�n no es en vano.
Al asumir la responsabilidad de la Arquidi�cesis, tengo presente las palabras del siervo de Dios, Juan Pablo II: �No tengan miedo�. Gracias a su c�lida bienvenida y a los innumerables mensajes de apoyo que he recibido desde el d�a de mi nombramiento, no tengo miedo� pero s� estoy temblando.
Quiero agradecer la presencia solidaria de la delegaci�n de obispos de Cuba, que ha venido a participar en esta ceremonia. De los obispos cubanos, a quienes tanto admiro, he aprendido lo que quiere decir la frase ��No es f�cil!�. �Qu� testimonio de fe, esperanza y caridad nos han dado! Aunque no es nada f�cil, han permanecidos fieles a la misi�n confiada a ellos por Cristo para llevar la Buena Nueva a los pobres, para anunciar la liberaci�n a los cautivos y la curaci�n a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el a�o de gracia del Se�or (Lucas 4: 16-21). Se nos acerca el aniversario del hallazgo y la presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad en Cuba: 400 a�os en el a�o 2012. Que el jubileo de la Virgen Mambisa una al pueblo cubano, el cual, a pesar de tristes divisiones y agravios, sigue siendo un solo pueblo.
Como han dicho los obispos cubanos: �A Jes�s por Mar�a: la caridad nos une�. Con este fin, hagamos nuestro el grito de guerra de Ignacio Agramonte: �Que la Virgen de la Caridad nos ilumine�. Que ella nos ilumine con esa luz brillante, como la estrella solitaria de la bandera cubana, que es la luz de Cristo, el �nico Salvador del mundo.
M pa kapab pa di k�k mo an krey�l � ki preske tounen pou mwen lang manman mwen, Yo te konn di, Miyami se dizy�m depatman an, jodi a l� m w� prezans Nons Apostolik Ayiti a ak 5 ev�k ayisyen ki soti Ayiti, mwen konnen se pa manti.
L� m te ale Orlando, ayisyen Miyami yo ki te monte ave m jou m te ale a te di moun Orlando yo: se prete l n ap prete l. Konsa, jan pwov�b la di: prete pa vle di bay. Jodi a, mwen tounen lakay, mwen tounen Miyami kote m te premy� kontre ak kominote ayisyen an.
Mezanmi, kouray p�p ayisyen an malgre tout dezas - tout kalite ak tout jan � kouray p�p ayisyen pa piti, epi lafwa pep sa nan Bondye pa piti. Menm l� apre tranbleman t� sa ki frape peyi l� 12 janvye, Ayisyen konnen pou yo f� Bondye konfyans. L� yon jounalis etranje sezi we tout d�ga, tout moun mouri, moun blesi, li mande: Kote Bondye te ye? Li te kanpe b� kote debri katedral Potoprens; epi, nan moman desespwa sa al te gen yon ti granmoun ki mennen l nan plas devan katedral la kote gen yon kalve � ak imaj Jezi krisifye � ki te rete entak. Epi, li di jounalis la: men, li. Se te komsi li te vle montre etranje sa, Bondye toujou la ak pep li a. Li pat lage li; men, l ap kriye, l ap soufri ansanm av� li.. Epi, si Bondye pa lage p�p la, nou pa kapab lage l nonplis. .Se pou Manman Mari, ki toujou ban n sekou, li menm ki patwon peyi d�Ayiti Toma kore nou byen kore pou tout ayisyen yo ak tout zanmi Ayiti yo konsekan ak angajman yo pou Ayiti ref�, pou tout S�y�t ak Fr�jis nan peyi a gen yon lavni espwa.
Aqu�, en la Arquidi�cesis de Miami, tenemos que enfrentar nuestros problemas y desaf�os: la crisis econ�mica, y el cierre de escuelas y de m�s de una docena de parroquias, han frustrado a todos y enfadado a muchos. Pero no debemos lamentarnos de nuestra suerte. Nuestras hermanas y hermanos en Hait�, Cuba y otros lugares, enfrentan desaf�os mucho m�s dif�ciles que los nuestros, con muchos menos recursos que los que tenemos nosotros. Podemos estar tentados, como Marta en el Evangelio, a preocuparnos sobre muchas cosas, pero no olvidemos lo m�s importante y necesario: nuestra relaci�n con Jesucristo.
Con la luz de Cristo Resucitado, y con el poder del Esp�ritu Santo, debemos continuar anunciando la Buena Nueva de Jesucristo, e invitar a todos a un encuentro con �l en la Iglesia, para que tengan vida en �l. Nuestro �nico tesoro es el don del encuentro con Cristo. Como expresaron los obispos de Latinoam�rica en la Quinta Conferencia del CELAM en el a�o 2008: �No tenemos otro tesoro que �ste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Esp�ritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias.�
Algunas de esas dificultades y resistencias se encuentran en nosotros mismos; a veces la fe se debilita, la esperanza es incierta, y la caridad se ha enfriado. A ra�z del esc�ndalo del abuso sexual de menores y j�venes por parte de algunos miembros del clero, el Papa Benedicto expres� el mes pasado que �la gran persecuci�n de la Iglesia no proviene de los enemigos de afuera, sino que nace dentro de la Iglesia�.
Este �sufrimiento de la Iglesia dentro de la Iglesia, que viene de los pecados que existen dentro de la Iglesia�, no ser� solucionado por mejores programas de computadoras, por pr�cticas m�s eficientes en los negocios, ni siquiera por una pr�dica mejor. Lo necesario es la conversi�n, un nuevo compromiso por parte de todos para vivir la fe con coherencia. Pero hay otras dificultades y resistencias que se encuentran tanto fuera como dentro de la Iglesia. El auge de lo que el Papa Benedicto ha llamado �la dictadura del relativismo� dentro de nuestra cultura, es un desaf�o cada vez mayor a la misi�n de la Iglesia para llevar el Evangelio a todos. Esta visi�n radicalmente secular del mundo, busca reducir la fe al dominio de lo �privado� y lo �subjetivo�, e intenta limitar nuestra libertad para servir, sea en el �rea del cuidado de la salud, la educaci�n o los servicios sociales. Trata de excluir nuestra voz, la voz de la Iglesia, en el �mbito p�blico. En un mundo tentado a vivir como si Dios no existiera y, por lo tanto, un mundo que se tambalea al borde de la desesperaci�n, necesitamos ser testigos de la esperanza al demostrar � con lo que decimos y hacemos, y tambi�n con lo que no haremos � cu�n hermosa, cu�n dichosa es la vida cuando se vive convencido de que Dios importa. Y porque Dios importa, tambi�n estamos llamados a modelar una vida en la que el ser humano tambi�n importa.
Por esta raz�n, los cat�licos deben participar en la arena p�blica, y deben hacerlo con coherencia y sin arrepentimientos. Esto no se trata de �imponer nuestro parecer�, sino de presentar nuestra propuesta sobre lo que es necesario para el desarrollo humano en la sociedad. Por eso, en el debate de la pol�tica p�blica sobre los asuntos de la dignidad de la vida humana, la justicia y la paz, la reforma de inmigraci�n, el matrimonio y la familia, llevamos un entendimiento sobre la persona humana que, adem�s de estar basado en las Escrituras cristianas, tambi�n es accesible a la raz�n humana. Aunque este entendimiento expresado en la doctrina social cat�lica puede parecer bastante complicado, creo que puede resumirse en una frase sencilla: ning�n ser humano es un problema. Por eso es que, como Arzobispo de Miami, continuar� proclamando una �tica de vida positiva y consistente: ning�n ser humano, no importa cu�n pobre o d�bil sea, puede ser reducido a un problema. Cuando nos permitimos pensar sobre un ser humano como un simple problema, ofendemos su dignidad. Y cuando vemos a otro ser humano como un problema, con frecuencia nos damos permiso para buscar soluciones convenientes, pero no justas. La historia tr�gica del siglo 20 nos demuestra que pensar de esa manera puede llevarnos hasta la �soluci�n final�.
Por lo tanto, para nosotros los cat�licos no puede existir algo como el �problema de un embarazo�, sino un ni�o al que se le debe dar la bienvenida a la vida y la protecci�n por la ley. El refugiado, el inmigrante, aun aquel que no tenga �papeles�, no es un problema; puede ser un extranjero, pero al extranjero se le debe acoger como a un hermano. Hasta los criminales, a pesar de todo el horror de sus cr�menes, no pierden la dignidad que Dios les ha dado como seres humanos. Ellos tambi�n deben ser tratados con respeto, hasta en su castigo. Por eso la doctrina social cat�lica condena la tortura y aboga por la abolici�n de la pena de muerte.
Al iniciar mi servicio a esta Iglesia local como su cuarto arzobispo, les pido su apoyo, su cooperaci�n y, sobre todo, les pido sus oraciones. Damos comienzo a un nuevo cap�tulo en la historia de esta Iglesia local; por eso, este es el momento para que todos nosotros � sacerdotes, di�conos, religiosos, religiosas y miembros de los fieles de Cristo � evaluemos nuestro fervor y encontremos un nuevo entusiasmo por las responsabilidades espirituales y pastorales que nos esperan. Debemos mirar hacia el futuro y, como Pedro, confiar en las palabras de Cristo: �Rema mar adentro�. Duc in altum. El Se�or ya nos lo ha asegurado: �Yo estoy siempre con ustedes�.
As� que, empecemos. Volvamos a comenzar desde Cristo.
Comments from readers
Se que siempre ha sido un hombre de Dios, sencillo, humano, atento a las necesidades de los pobres. Nunca olvidare el gesto humanitario que tubo para nuestro pueblo de Cuba en aquellos momentos de desastre por causa de huracan. Gracias Monse�or Wesnki.
No se si sera mucho pedir encarecidamente tome en cuenta la re-apertura de aquellas Parroquias en lugares pobres que han sido cerradas y que hoy la mayoria de ellos no pueden asistir a la Eucaristia por falta de medios de transporte y se quedan con hambre de La Palabra y del alimento del alma, Jesus Eucaristia. Esto lo digo por nuestros residentes de St. Vincent de Paul Gardens, feligreses de Santa Cecilia y otros.
Unida en oracion en Jesus Sacerdote y Victima su hermana y amiga
Celsa C. B�ez.
St. Kieran Catholic Church/ Cursillos de Cristiandad/ St. Vincent de Paul Gardens
In his homily he courageously addressed some of the problems which he will confront as the newly appointed Archbishop bt His Holiness Pope Benedict, XVI who himself is very much aware of those problems and wants them to be rectified by his newly appointed Archbishop.
Firstly the secular culture in which we now live is doing everything to denigrate not only the Pope but also to deny God His sovereignty as creator of the universe in their bid to demean His long existence in the history of our country founded on moral principles by our Founding Fathers.
The Archbishop also made mention of the grave problem within the Church involving sexual abuse by members of the clergy which needs to be addressed and begin a clean slate.
We implore the Mother of our Church Mary the Immaculate Virgin most holy to give him wisdom and guidance in dealing with these prob;ems as he takes up his new post as Archbishop of the Diocese of South Florida, and pray that he will accomplish his objectives.
como cag�eyana que soy repito: "Que la Virgen de la Caridad nos ilumine".
So, let's begin. I'm on board with you, my dear Archbishop Wenski.