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Jesús era absolutamente no violento. Cualquier lectura contextual seria del Evangelio revela a Jesús proclamando valiente y de manera profética el Reino de Dios—a menudo en medio de una oposición hostil—sin recurrir nunca a la violencia.

"Pero a ustedes que me escuchan", dijo Jesús, "amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan". 

Entonces, ¿por qué el título indica: "Y por eso luchamos"? Porque nosotros, como Jesús, estamos en una batalla. Pero nuestra respuesta a la batalla no debe librarse con balas y bombas; porque nuestra lucha principal "no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso", contra las fuerzas espirituales del mal, es decir, contra Satanás y sus secuaces.

Por tanto, haríamos bien en adherirnos a la firme instrucción de San Pablo: "Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo", equipándonos con las invencibles armas espirituales de la verdad, la justicia, el Evangelio de la paz, la fe, la salvación y la "espada del Espíritu", que es la Palabra de Dios. Y, por supuesto, los sacramentos, las diversas formas de oración y las buenas obras continuas son también indispensables en nuestra batalla contra el mal (ver Ef 6:10-17).

Pero también debemos tener presente que Satanás y sus fuerzas del mal, al utilizar sus poderosas armas de tentación, nos asaltan con mucha regularidad. Su objetivo es destruirnos a cada uno de nosotros, en especial a nuestras almas eternas. Una lectura breve y creativamente útil en este sentido es The Screwtape Letters (Cartas del Diablo a su Sobrino), del fallecido teólogo laico anglicano C.S. Lewis.

Pero para que las fuerzas del mal tengan éxito, necesitan nuestra cooperación, necesitan que pequemos, especialmente que pequemos en serio.

Incluso una observación superficial de la situación del mundo revela el daño atroz que Satanás y sus secuaces han causado, con la cooperación de gran parte de la humanidad.

Desde el aborto hasta la eutanasia; desde la violencia personal con armas de fuego hasta los tiroteos masivos; desde las luchas territoriales entre pandillas hasta los conflictos armados internos de los países; desde las guerras totales entre países hasta la amenaza real y presente de una guerra nuclear mundial; desde el hambre y la pobreza extendidas hasta las enfermedades prevenibles; desde la falta de vivienda en nuestras ciudades hasta los refugiados en nuestras fronteras cerradas; desde la esclavitud moderna del tráfico de seres humanos hasta el trabajo infantil; desde la contaminación de nuestra tierra, océanos y aire hasta el cambio climático y el calentamiento global, innumerables seres humanos parecen cooperar claramente con las tentaciones de Satanás, o son indiferentes a ellas. En cualquier caso, se está permitiendo que las fuerzas del mal causen un sufrimiento tremendo a la humanidad y a su hogar terrenal.

Una práctica seria para los cristianos de aquí debería ser orar con regularidad por nuestras conversiones continuas lejos de toda esta pecaminosidad; orar por una metanoia evangélica, lo que significa un cambio total de mente y corazón hacia el amor mostrado por la bondad, la amabilidad, la generosidad, la justicia, la no violencia, la paz y la gracia, es decir, hacia Dios.

Y deberíamos orar de manera especial por la conversión a Cristo de quienes, en el poder gubernamental, empresarial y social, cooperan seriamente con las fuerzas de las tinieblas. 

Pero mientras que la oración es absoluta y esencial en nuestra lucha contra el mal, también es imprescindible nuestra resistencia activa a aquellos seres humanos que cooperan de manera determinante con los principados y potestades espirituales malignos.

Y por eso luchamos.

Luchamos con las armas no violentas de la difusión de información veraz, de manifestaciones en instalaciones corporativas que fabrican armas de guerra o promueven actividades que causan el cambio climático. Mantenemos una presencia pacífica y orante en las clínicas abortistas. Y enviamos correos electrónicos y llamamos con insistencia a nuestros representantes políticos, presionándoles para que promuevan y aprueben leyes destinadas a proteger la vida y la dignidad humanas, sin excepciones.

En resumen, debemos luchar sin violencia por los vulnerables, los pobres y la tierra. Y debemos rogar para que aquellos a cuyas acciones nos oponemos descubran el amor de Dios.

Comments from readers

Valli Leone - 02/27/2023 10:38 AM
Thank you, dear Tony, for this article. It’s difficult to acknowledge all of the misery and the havoc that the enemy continues to inflict on God’s children everywhere. The test for us is often not to lose heart, not to get discouraged, and not to let frustration overtake us in all of these matters. God is in control. Our call to prayer, fasting, giving and doing whatever Jesus tells us is the recipe for peace in the midst of conflict and mayhem. When we were young children, we would sing: 🎵”He’s got the whole world in his hands…🎵. He still does! And what the enemy means to harm us with, our Lord will always turn it for good when we invoke his help and praise him in the midst of it all. What is too lofty for me to understand, the Lord knows it all, sees it all, and keeps all of his children safe through it all. Jesus never fails! I have decided to follow Him, to stay in the Word and in the Eucharist, for that is where my constant peace and my joy come from. ✝️⚓️💜

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