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El Día de Acción de Gracias nos ofrece oportunidades para reflexionar con María las maravillas que el Señor ha hecho por nosotros (cf. Lc. 2:51). Uno no puede incluir en estas líneas los innumerables dones que hemos recibido: desde el regalo de la vida hasta el don de la esperanza de la vida eterna. Pero hay un legado que particularmente me causa maravilla: la gracia inmerecida de ser llamada a ser la novia de Cristo.

Señor, al reflexionar tu insondable amor en mi vida, puedo recordarlo claramente en las Escrituras, pues tu palabra me permite recorrer la peregrinación de mi corazón atraída por tu Sagrado Corazón.

Me pensaste:
Al contemplar el pensamiento de tu futura novia, susurraste en tu propio ser divino: “Yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le daré sus viñas… Y sucederá aquel día que ella me llamará: «Marido mío»… Haré en su favor un pacto… Yo te desposaré conmigo para siempre… en amor y en compasión”. (Os. 2: 16, 18, 20, 21)

Me creaste para ti:
Entonces, tu pensamiento dio lugar a la concepción: “El pueblo que yo me he formado” (Isaías 43:21). “Tu redentor, el que te formó desde el seno… para siervo suyo” (cf. Is. 44:24; 49:5). Así, desde el vientre de mi madre, esperaste con paciencia el momento de llegada.

Tú llamaste:
Tres décadas más allá del vientre de mi madre, desde una distancia y en la desolación silenciosa, comencé a escuchar en mi corazón los suaves susurros de mi Amado, quien me hablaba con ternura: “Porque tu esposo es tu Hacedor… te llamó el Señor… con amor eterno te he compadecido… y mi amor de tu lado no se apartará” (Is. 54;5, 6, 8, 10).

El descubrimiento:
Aunque había caminado lejos de ti, el “lebrel del cielo” (cf. Hound of heaven, de Francis Thompson) continuó su búsqueda incansablemente. Y “estando todavía lejos” (Lc. 15:20), “llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera… me tocaste, y abráseme en tu paz” (San Agustín, “Confesiones”).

Compromiso:
Te inclinaste hacia mí, me llevaste a tu lado y nos llamaste a ser uno. Para unirnos, te abriste y te entregaste por mí, para que me santificaras, limpiándome con el agua y la palabra – para presentarme a ti santa e inmaculada (cf. Ef. 5:25-27). Y así exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro (por esta unión contigo)” (San Agustín).

Celebración:
Y ahora, con el corazón perennemente unido al tuyo, mi corazón canta con María un himno de acción de gracias a mi amado: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador”, porque has mirado la humildad de su esclava, y al dignarse, la llevó hasta ti (cf. Lc. 1:46).

Este es el último blog de la Hermana Silvia Tarafa para esta sección de Let’s Talk. Su lugar lo tomará la Hermana Grace Ashleigh, otra de las religiosas de su comunidad. Para más información sobre las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, visite www.corazones.org.

Comments from readers

Sr SilviaTarafa - 11/26/2013 07:07 AM
There really are no words that can adequately express the immense gratitude we all feel for the wonder of God's Love! But in our littleness we try.
Susan Peabody - 11/25/2013 05:18 PM
This is an amazing and beautiful thanksgiving prayer that we all can find ourselves in. We are gifted by Sister Silvia and by God's Grace that inspires her. God bless our family in Christ.
mirtha de la Torre - 11/25/2013 12:46 PM
Que bendici�n poder entregarse al Se�or en cuerpo y alma! para mi la entrega se realiza a traves de la musica ya que soy musico y compositora y como afirmaba San Agustin "El cantar es funci�n de alegr�a y si lo consideramos atentamente, funci�n de Amor" (citado por Benedicto XVI en Sacramento de Amor #42)
Doy gracias a Dios por el regalo de su Amor y de su infinita Misericordia que me hace posible perseverar en la F� y encontrar cada d�a en los Sacramentos, la oraci�n y el Servicio las palabras y los sonidos para alabarle y evangelizar. "Bendito sea Dios, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra, misericordia m�a y mi castillo, fortaleza m�a y mi libertador, escudo m�o en quien he confiado".salmo 144 1-2
Un fracmento de mi canci�n "Kerigma"
Bendigo Se�or el Santo d�a
en que por fin apareciste entre la gente
y me dijiste: "ni�a tu eres m�a"
y transformaste mi vida para siempre...
Ser testigo, dar testimonio ante todo con mi propia transformaci�n. Esa esa es la motivicaci�n principal de mi jornada porque 'El testigo verdadero libra las almas" proverbios 25
Feliz d�a de Acci�n de Gracias.
Se�or, te doy Gracias por ense�arme a agradecer.

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