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Las últimas palabras de la homilía de mi instalación fueron: “Así que, empecemos. Volvamos a comenzar desde Cristo”. Estas palabras fueron inspiradas por la reflexión de Juan Pablo II, Novo Milenio Ineunte, publicada poco después del Jubileo 2000. El documento es un gran recurso, y quienes deseen saber hacia dónde intentaré llevar a la Arquidiócesis, pueden beneficiarse de su lectura.

En todo caso, ya comenzamos. La misa de instalación fue una liturgia espectacular. ¡Muy merecidas felicitaciones a todas las personas involucradas en su planificación y ejecución! Pero una cosa buena merece otra, y otra. Por eso, a la misa de instalación le sigue una serie de misas de bienvenida que me están dando la oportunidad de volver a presentarme a los católicos del sur de la Florida. Me sorprende cuántos me recuerdan, y cuántos yo recuerdo, a pesar de haber pasado casi siete años en la Florida central.

Me impresiona la cálida bienvenida que me han dado. Me edificó el hecho de que, al finalizar la misa, la gente esperaba en una línea, con paciencia, para expresarme sus mejores deseos, y a veces para darme sabios consejos. Muchos llegaban pidiendo oraciones, aun cuando me prometían que orarían por mí. Recuerdo haber trazado la señal de la cruz en la frente de una señora, a petición de su esposo, quien me dijo que ella luchaba contra el cáncer en el cerebro. Otra madre presionó contra mi mano la tarjeta de su hijo, que recién había muerto en acción en Afganistán el 1ro de junio, el día de mi instalación. Dos familias, una de la India y otra de Colombia, compartieron conmigo su ruego desesperado: ya habían agotado todos los recursos para detener la deportación hacia sus países de origen. Varios hispanos me pidieron que convenciera a su párroco para comenzar a celebrar una misa en español en su parroquia.

La gente que me recibió, refleja el rico mosaico de culturas e idiomas que componen la Arquidiócesis de Miami. En los breves momentos de nuestros encuentros, compartieron conmigo sus alegrías y sus esperanzas, sus tristezas y sus preocupaciones. Me recordaban las palabras introductorias del documento originario del Concilio Vaticano Segundo: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (Gaudium et Spes).

Por esto, durante mis primeros encuentros como Arzobispo con los fieles de esta Iglesia local, enfatizo que nuestro papel como católicos es ser testigos de la esperanza en un mundo en el que muchos se encuentran privados de esperanza. En Spe Salvi, el Papa Benedicto XVI expresó: “Un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza”. Como católicos en el sur de la Florida y a través del mundo, estamos llamados a señalar aquella esperanza que nunca nos decepciona, la esperanza que es Jesucristo. Como dije durante la homilía en mi misa de instalación, “este es el momento para que evaluemos nuestro fervor y encontremos un nuevo entusiasmo por las responsabilidades espirituales y pastorales que nos esperan”. Y esto me lleva a las últimas palabras de la homilía que cité al inicio de este blog: “Empecemos. Volvamos a comenzar desde Cristo”.

Comments from readers

Neida D. Perez - 06/11/2010 04:13 AM
Every day, I raise you and your mission to the presence of the Lord. May the Holy Spirit grant you a sense of priorities in the middle of so many demands for your time.
Antonio Fern�ndez - 06/09/2010 08:42 PM
Estimado Mons. Wensky:
�Ante todo bienvenido a casa!
Debido a que estamos de vacaciones no hemos podido participar ni en su Misa de Instalaci�n como cuarto Arzobispo de Miami, ni en ninguna de las Misas de bienvenida que usted ha celebrado en los �ltimos d�as.
Ahora bien, hace unos d�as estando en Phoenix fuimos a la Catedral de los Santos Sim�n y Judas y all� en la que fuera la sede episcopal de nuestro nunca olvidado Arzobispo McCarthy y de la cual fue su primer obispo, en la Misa en que participamos tuvimos una oraci�n muy especial para usted y su ministerio episcopal en nuestra Iglesia local.
Al leer su blog, me he llenado de gran alegr�a y esperanza el ver como usted hace referencia al Documento Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II. Ciertamente nos sentimos muy unidos a usted en proclamar que las alegr�as y las esperanzas, los dolores y tristezas de todos los hombres, especialmente los m�s pobres y olvidados deben ser nuestras propias alegr�as y esperanzas, nuestros propios dolores y tristezas si queremos ser verdaderos disc�pulos de Cristo.
Queremos asegurarle nuestras oraciones, su homil�a en la Misa de Instalaci�n, lo que hemos le�do en la prensa a trav�s del Internet, este propio blog, nos llenan de esperanza y optimismo, y alegres y con la paz que nos da el Se�or nos disponemos a este nuevo comienzo. Al recordarle en nuestras celebraciones Eucar�sticas el mencionar su nombre no ser� un mero requerimiento ritual sino que ser� un sentimiento que saldr� de nuestros corazones agradecidos por su nuevo Pastor.
Quisiera atreverme a pedirle algunas cosas, de antemano le pido disculpa por este atrevimiento:
1) No deje nunca de ser un sacerdote humilde y de oraci�n confiada.
2) Contin�e siendo un defensor de la dignidad de la persona humana, de la dignidad de los laicos en la Iglesia como bautizados, apoye nuestras ansias de evangelizaci�n y trabajar por la Iglesia como algo verdaderamente nuestra que es.
3) En alg�n momento le ruego vuelva a leer aquel documento que surgio a ra�z de nuestro Sinodo. �Qu� se ha logrado? �Qu� hemos olvidado y no hemos cumplido? �Qu� habr�a que recordar nuevamente y "meterle mano".
4) Estoy muy consciente de que usted tiene un gran sentido de lo que representa la Iglesia de Miami como puerta de comunicacion --no de separaci�n-- entre la Am�rica del Norte y las comunidades del Mar de las Antillas, Centro y Sur Am�rica. Le ruego que sea un "portero" celoso y diligente.
5) Por �ltimo quisiera rogarle que sea para todos nosotros -- para sus obispos auxiliares, sus sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos, fieles en general y todos los que vivimos en este hermoso Sur de la Florida-- un verdadero pont�fice que construya puentes en nuestras relaciones y nuestro diario vivir y esfuerzos por la construcci�n del Reino de Dios.
Dios le bendiga y tambi�n quisiera ponerle bajo el manto protector de Nuestra Se�ora de la Caridad del Cobre, Copatrona de nuestra amada Arquidi�cesis.
Filialmente en Cristo,
Antonio Fern�ndez
Sister Lidia Valli - 06/09/2010 12:07 AM
Thank you Archbishop Wenski for dedicating your time visiting the faithful around the archdiocese. Thank you for inviting us to read John Paul II's Novo Milenio Ineunte and to discover where and how you will try to lead all of us. Duc in altum and Deo gratias!
Fr. Marcos Ser womarriba - 06/08/2010 07:56 PM
Dear Archbishop: your impressions and experience during your encounters with the people of God has touched my heart. Our people has long for the shepherd's touch and we priests for the shepherd's gentleness... thank you for showing us through your words, homilies and close encounters with the flock during these few days how and what a shepherd truly is and what he does for his sheep. "the shepherd knows his sheep, the sheep knows your voice"

Querido Arzobispo: sus impresiones personales y su experiencia personal en los encuentros con el pueblo de Dios me ha tocado profundamente.... Nuestra gente tiene hambre y ansia del cuidado de su pastor y los sacerdotes esperan al pastor gentil y misericordioso... Gracias por mostrarnos atravez de sus palabras, homilias y encuentros cercanos con el rebano de Dios como un pastor es con sus ovejas y lo que hace por ellas siempre... Usted conoce a sus ovejas y sus ovejas conocen su voz, porque su voz esta llena de esperanza, de nuevos horizontes y de paz.

Welcome home, bienvenido a casa!!!!

Marcos
Gloria Carreras - 06/08/2010 01:53 PM
Muchas gracias Mons. Wenski por oirnos a todos y no vernos como
un problema sino como una solici�n a construir la ciudad de Dios
en nuestra di�cesis y tal como nos dijo en su homil�a en San Gregorio
Magno el pasado r de junio.,"donde no hay Dios no hay esperanza".
alicia aixala - 06/08/2010 12:30 PM
Congratulations Archbishop Wenski on a magnificent homily which included the many important issues that our Church is confronting nowadays.
All of us , the church, must do our part in evangelizing to bring back our God into our world.
On a side note, just want to tell you we share a birthday, October 18th, St Luke's feast day.

God bless you and guide you on your new journey!

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