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Homilies | Saturday, June 19, 2021

Somos llamados a predicar a Jesucristo

Homilía del Arzobispo Wenski en Misa con la Asociación Cubana de la Orden de Malta

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía durante una Misa con la Asociación Cubana de la Orden de Malta, celebrada el 19 de junio de 2021 en la Catedral de St. Mary, en Miami.

A medida que avanza el verano, esperamos poner la pandemia en nuestro espejo retrovisor. Creemos actualmente que la prudencia exige que continuemos con nuestra política de usar máscaras faciales y distanciamiento social en Misa. Sin embargo, estamos revisando nuestros protocolos semanalmente. Algunos pueden sentir esto como una imposición innecesaria, pero el cumplimiento es sin duda un acto de caridad hacia nuestro prójimo.

La emergencia sanitaria mundial ha demostrado que "nadie puede afrontar la vida aislado". Somos seres sociales, solo podemos volvernos completamente humanos en relación con los demás. Anhelamos pertenecer a una familia, a una comunidad, a una nación. Las relaciones virtuales, incluso con seres queridos a través de ZOOM o facetime, no sustituyen a los encuentros cara a cara. Y, como familia de fe, una comunidad de bautizados, las Misas virtuales no pueden sustituir durante mucho tiempo a la “participación plena, consciente y activa” en la Misa en nuestras iglesias parroquiales.

Para mí, es un motivo de gran alegría compartir con ustedes “en persona” este banquete del amor de Dios, especialmente al celebrar esta fiesta anticipada de la Natividad de San Juan Bautista, patrono de la Soberana Orden de Malta,

Hoy, una vez más Juan el Bautista viene a animarnos con su ejemplo. Viene a recordarnos nuestra propia vocación y misión profética en medio del mundo, y en una sociedad marcada por la polarización, el enfrentamiento ideológico y las divisiones.

Es en estas circunstancias en las que somos llamados a predicar a Jesucristo, y aunque en ocasiones experimentemos el rechazo a su mensaje y pudiera parecer que como Juan predicamos en medio del desierto, siempre podremos contar con su gracia y con la fortaleza espiritual que recibimos cada vez que nos reunimos para compartir el Pan de Vida; el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Juan vivía en el desierto a las orillas del Jordán. Su voz clamaba en el desierto – y lo que decía suscitó mucha esperanza en el pueblo de aquel entonces. Hoy, Juan nos invita a descubrir qué hay de vida en los “desiertos” de nuestro tiempo para que también reavivásemos nuestra esperanza.

Durante estos meses de la pandemia, nos dimos cuenta de que el desierto puede ser no solo un lugar geográfico sino una experiencia vital, física. La pandemia nos ha confrontado con muchos tipos de soledades, de pérdidas. Pero también nos ha ayudado a recuperar cosas y situaciones esenciales que habíamos olvidado vivir o disfrutar. Porque en lugares y momentos difíciles también se pueden abrir paso la confianza en el futuro y la alegría. El desierto puede ser lugar de crisis, pero también de encuentro, donde afloran las debilidades, pero también las fortalezas y recursos insospechados. 

Demos gracias al Señor, por el don concedido a su Iglesia en esta orden religiosa, que a lo largo de su prolongada historia ha sido testigo del mensaje de la salvación, y continúa siendo hoy un valioso baluarte en la defensa de la fe católica y un testimonio constante de la caridad cristiana.

Hermanos y hermanas, habiendo recibido de Jesucristo el mandato misionero y queriendo responder a los signos de los tiempos, la Soberana Orden de Malta se esfuerza por ser fiel al lema “Defensa de la fe y ayuda a los pobres”, que de manera concisa expresa su ser y quehacer dentro de la Iglesia.

De manera particular quisiera destacar una vez más la importante labor que continúa realizando en Cuba la Asociación Cubana de la Orden de Malta, a través de los comedores populares en medio de la siempre creciente necesidad material y espiritual que vive ese pueblo. 

Como dijo una vez Jose Martí, “La patria es agonía y deber.” Conscientes de la agonía que sufren nuestros hermanos, siendo consecuentes al lema “Defensa de la fe y ayuda a los pobres”, cumplamos con nuestro deber.

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