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Feature News | Wednesday, May 20, 2020

Prudencia para vencer el coronavirus

P. Alfredo Cioffi, especialista en bioética: 'Nuestro comportamiento nos ayudará o no a sobrevivir el coronavirus'

El P. Alfred Cioffi, profesor de biología y bioética de la Universidad St. Thomas, habla en un evento sobre el clima en abril de 2019, en dicha institución.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

El P. Alfred Cioffi, profesor de biología y bioética de la Universidad St. Thomas, habla en un evento sobre el clima en abril de 2019, en dicha institución.

MIAMI | En los últimos meses no se ha dejado de hablar del coronavirus, que por su naturaleza infecciosa se ha propagado rápidamente a nivel mundial.

El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud, OMS, clasificó al brote del nuevo coronavirus como pandemia, porque se ha extendido en varios países del mundo de manera simultánea. Pocos días después, el 13 de marzo, Estados Unidos decretó estado de emergencia nacional para enfrentar la pandemia, y los 50 Estados, independientemente, decretaron medidas que incluyen promover el distanciamiento social con el cierre de los comercios no esenciales y los centros educativos.

Para el P. Alfred Cioffi, profesor de biología y bioética de la Universidad St. Thomas, en Miami Gardens, el poder contrarrestar esta pandemia va a depender de nuestro comportamiento, sea bueno o malo, sobre todo porque no tenemos todavía una vacuna en el horizonte.

“Nuestro comportamiento ayuda a que no se propague el virus y a cuidarnos los unos a los otros”, dijo el P. Cioffi. “No podemos ser irresponsables, egoístas, supersticiosos en este momento, hay que ponerse en la fe y darse cuenta que mi comportamiento me va a salvar la vida o no, y les va a salvar la vida a otros o no”, agregó.

Anotó que lo que se necesita para sobrellevar la pandemia son valores esencialmente cristianos: “la prudencia, la generosidad, el sacrificio”. Y citó varios comportamientos específicos, algunos de los cuales aprendimos de niños: lavarse las manos frecuentemente y no tocarse la cara. Y además del distanciamiento social, usar guantes y mascarillas, “porque este virus afecta los pulmones y entra al cuerpo humano a través de la boca, la nariz o los ojos”, indicó el sacerdote en una entrevista para el pódcast arquidiocesano Cuéntame Católico y What the Faith, Miami, el 20 de abril.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) definen el coronavirus como la causa de una enfermedad respiratoria, COVID-19, que supone un riesgo grave para la salud pública.

Recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos para detener la propagación del coronavirus.

Fotógrafo: CDC

Recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos para detener la propagación del coronavirus.

“Esta variedad del virus es sumamente virulenta e infecciosa. Una dosis relativamente pequeña es suficiente para causar infección”, indicó el P. Cioffi.

Según la Universidad Johns Hopkins, hasta el 11 de mayo, COVID-19 había ocasionado más de 285.000 muertes a nivel mundial. El virus se denomina oficialmente SARS-CoV-2. Se cree que saltó de un murciélago a un humano en Wuhan, China, y se propagó por el comportamiento social del ser humano.

Ya eran conocidas hasta ocho variedades de coronavirus en humanos, y ya habían sido desarrollados anticuerpos. Este virus es nuevo y por su naturaleza puede mutar fácilmente, lo que hace difícil encontrar una cura o una vacuna, como sucedió con otros virus de la misma familia, como la influenza porcina, o la influenza española, en el siglo pasado.

La especie humana puede desarrollar anticuerpos naturalmente para sobrepasar infecciones, “pero tenemos que pasar por el proceso de inmunización natural antes de que los síntomas sean leves”, dijo el P. Cioffi.

Los grupos más vulnerables son los que tienen un sistema inmunológico más comprometido o débil, como las personas mayores de 65 años, los enfermos de cáncer o diabetes, los que tienen problemas de las vías respiratorias y los pacientes de trasplantes, porque los medicamentos que toman atenúan su sistema inmunológico.

A pesar de que este virus ha ocasionado muchas muertes a nivel mundial, se sabe que la gran mayoría de los contagiados sobreviven. Según la Universidad Johns Hopkins, 4.1 millones de personas han resultado infectadas hasta el 11 de mayo. Hay personas que han tenido el virus y han desarrollado anticuerpos, aunque no presentaron ningún síntoma o fue algo muy leve, como un poco de mucosidad o fiebre leve.

“Estamos experimentando la selección natural”, dijo el P. Cioffi, y explicó que los científicos han estado observando esta selección en otras especies, pero este virus “está haciendo selección natural en los humanos, y el arma que tenemos (para defendernos) es el comportamiento humano”.

Las medidas de mitigación que están adoptando los gobiernos, como la cuarentena y el distanciamiento social, se están tomando para que la enfermedad no se propague rápidamente, como sucedió en Italia y España. En esos países, los enfermos sobrepasaron la capacidad de los hospitales.

Para el P. Cioffi, hasta ahora “lo estamos haciendo bien. Quizás por miedo o prudencia, la gente se ha quedado en casa”.

Poster informativo de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, sobre la diferencia entre cuarentena, aislamiento y distanciamiento físico.

Fotógrafo: OPS

Poster informativo de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, sobre la diferencia entre cuarentena, aislamiento y distanciamiento físico.

Hasta el 11 de mayo, Estados Unidos tenía alrededor de 1.3 millones de infecciones y cerca de 80,000 muertes.

Las predicciones iniciales de los CDC, a mediados de marzo, mostraban cifras muy altas de muertes. El principal experto sanitario del gobierno de Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, dijo que las primeras proyecciones daban un número que rondaba entre los 100.000 y los 200.000 fallecidos. Pero después señaló que las medidas de aislamiento están teniendo éxito y se espera ahora una cifra menor.

Las autoridades creen que se ha llegado al pico de la curva de contagios y de muerte, y ahora se preparan para reabrir la economía. Pero la curva descendente no será igual que al inicio, indicó el P. Cioffi. No va a bajar abruptamente. Va a bajar paulatinamente, muy despacito.

“Mientras más prudentes seamos, menos infecciones habrá”, dijo el P. Cioffi. Agregó que el poder salir juntos de esta pandemia va a depender de “si quiero vivir estas virtudes de la prudencia, de la paciencia, de la generosidad, de ofrecer esos sacrificios por la salvación de otros. Y todo pasa, como nos dijo Santa Teresa de Ávila hace 500 años: ‘Todo se pasa, Dios no se muda’”.

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