By Ana Rodriguez Soto - Florida Catholic newspaper
Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
Fernando Gómez intenta controlar sus emociones mientras presencia la ordenación de su hijo, el P. Matthew Gomez. Junto a él su esposa, Laura Gomez, también con los ojos llorosos.
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Emocionado el P. Omar Ayubi se limpia las lágrimas después de que el Arzobispo Thomas Wenski le impusiera las manos y lo ordenara "sacerdote para siempre".
MIAMI | Inundados en lágrimas: Es como los padres del P. Matthew Gómez pasaron la mayor parte de su ceremonia de ordenación. Lo mismo le sucedió a uno de sus hermanos, Mark.
"Dime la verdad. Él lloró más", dijo Laura Gómez después de la Misa del 12 de mayo, refiriéndose a su esposo, Fernando. "Soy una llorona, así que sé cómo controlarme", explicó. Su esposo y su hijo, por otro lado, no son tan expertos.
Tampoco lo es su hijo, el sacerdote. Cuándo se le pregunto después sobre el momento más emotivo de la ceremonia, respondió: La Letanía de la Súplica, también conocida como la Letanía de los Santos — cuando los futuros sacerdotes yacen boca abajo en el santuario y la congregación canta "Ruega por nosotros" mientras se invoca a una miríada de santos.
"Yo empecé a llorar", dijo el P. Gómez. "Soy como 'Matthew, mantengo la calma'".
Otro que tuvo que limpiarse las lágrimas fue el P. Omar Ayubi, justo después de la imposición de las manos, el momento durante la ceremonia cuando el Arzobispo Thomas Wenski, en silencio total, llama al Espíritu Santo — el momento real de la ordenación.
"Tan pronto como me levanté, cuando el Arzobispo lo hizo, él estaba llorando. Fue muy emotivo, y me hizo emocionar", dijo el P. Ayubi.
La madre del P. Gustavo Barros dijo que ella también se emocionó durante la imposición de las manos y mientras llevaba los regalos del ofertorio. "Es una gran bendición", dijo Gloria Goenaga de Barros.
El P. Gómez dijo que tenía que contener su emoción de nuevo durante la consagración, cuando el recién ordenado se unió al Arzobispo en el altar por primera vez.
"Bien, esto no es una práctica. Esto es real. Este es Jesús", recuerda haber pensado. "No sé cómo voy a superar esto mañana", añadió, cuando celebre su primera Misa.
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Después de la ceremonia de ordenación, en el salón parroquial de la Catedral St. Mary, el P. Matthew Gómez se limpia las lágrimas después de dar una de sus primeras bendiciones a sus padres, Fernando y Laura Gómez, mientras su hermano Mark observa.
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