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Feature News | Tuesday, December 03, 2019

Orando por el futuro de alrededor de 700 mil soñadores

Jóvenes DACA, hasta que escuchemos sus sueños y veamos sus rostros, dejaran de ser una sigla

Decenas se reunieron en la parroquia Our Lady of Divine Providence para orar por la defensa del programa DACA, mientras en la Corte Suprema de Justicia se debate el futuro del programa que protege de la deportación alrededor de 700 mil jóvenes llegados en la infancia a este país.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Decenas se reunieron en la parroquia Our Lady of Divine Providence para orar por la defensa del programa DACA, mientras en la Corte Suprema de Justicia se debate el futuro del programa que protege de la deportación alrededor de 700 mil jóvenes llegados en la infancia a este país.

María Ángela Alfonzo, una joven “soñadora” que llegó de su natal Venezuela a los 4 años de edad, durante la vigilia de oración por los jóvenes de DACA, dijo que “los soñadores deberían recibir la ciudadanía porque ‘ellos crecieron aquí, igual que los demás’”.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

María Ángela Alfonzo, una joven “soñadora” que llegó de su natal Venezuela a los 4 años de edad, durante la vigilia de oración por los jóvenes de DACA, dijo que “los soñadores deberían recibir la ciudadanía porque ‘ellos crecieron aquí, igual que los demás’”.

El P. Pedro Corces, vicario parroquial de Our Lady of Divine Providence, en Sweetwater, lleva el Santísimo Sacramento durante la vigilia por los jóvenes de DACA.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

El P. Pedro Corces, vicario parroquial de Our Lady of Divine Providence, en Sweetwater, lleva el Santísimo Sacramento durante la vigilia por los jóvenes de DACA.

Andrés Hernandez, del ministerio de música de la iglesia Our Lady of Divine Providence, canta el Salmo 146: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados”, durante la vigilia de oración por los jóvenes DACA.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Andrés Hernandez, del ministerio de música de la iglesia Our Lady of Divine Providence, canta el Salmo 146: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados”, durante la vigilia de oración por los jóvenes DACA.

María Ángela Alfonzo, una joven soñadora, beneficiaria del programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia, DACA reza durante la Vigilia en defensa de DACA, que se realizó en la parroquia Our Lady of Divine Providence, en Sweetwater, el 14 de noviembre, mientras en la Corte Suprema de Estados Unidos se debate el futuro del programa que otorga permisos de trabajo y licencias de conducir alrededor de 700 mil jóvenes como ella.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

María Ángela Alfonzo, una joven soñadora, beneficiaria del programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia, DACA reza durante la Vigilia en defensa de DACA, que se realizó en la parroquia Our Lady of Divine Providence, en Sweetwater, el 14 de noviembre, mientras en la Corte Suprema de Estados Unidos se debate el futuro del programa que otorga permisos de trabajo y licencias de conducir alrededor de 700 mil jóvenes como ella.


MIAMI | Mientras que en la Corte Suprema de los Estados Unidos se discute, desde el 12 de noviembre, el eliminar o mantener el programa DACA, en la parroquia Our Lady of Divine Providence se realizó una vigilia de oración por estos jóvenes y por los inmigrantes sin estatus legal definido.

“Hasta que no veamos su rostro, hasta que no escuchemos sus historias, sus sueños, sus proyectos, sus miedos, entonces DACA dejará de ser una sigla y un tema en los periódicos y en las noticias”, dijo el P. Pedro Corces, vicario parroquial de Our Lady of Divine Providence, en Sweetwater, durante la vigilia, el 14 de noviembre.

DACA protege de la deportación a los jóvenes indocumentados que llegaron en la infancia a este país.

Ser una “dreamer” o “soñadora”, como se les llama a estos jóvenes, la hace diferente, dijo María Ángela Alfonzo, una joven de 24 años que compartió su historia durante la vigilia de oración.

“La gente no te ve igual. Cuando me conocen me tratan de una manera y cuando les digo que soy DACA es otra cosa. Como si fuera una extranjera, lo cual lo soy, pero también siento que vivo aquí, quiero ser ciudadana de aquí”, dijo.

Ha tenido obstáculos en su vida como cualquier persona, pero para estudiar en la universidad ha tenido que pagar más y en los trabajos “tienes que dar más, siempre tienes que luchar más para tener tu lugar en el mundo”, indicó.

Alfonzo llegó de su natal Venezuela cuando tenía 4 años con su hermana y sus padres. Cuando se graduó de la escuela secundaria en 2014, se dio cuenta de que no podía solicitar becas educativas ni viajar. Se acogió al programa DACA y obtuvo su licencia de conducir y su permiso de trabajo.

Sacó su bachillerato en inglés de la Universidad Internacional de la Florida trabajando en un bufete de abogados a tiempo completo. Está planeado al próximo año entrar a la escuela de leyes.

Alfonzo cree que los soñadores deberían recibir la ciudadanía porque “ellos crecieron aquí, igual que los demás”.

Le atemoriza que se pueda eliminar el programa DACA, que otorga licencias de conducir y permisos de trabajo alrededor de 700 mil jóvenes, y que además tuvieran que regresar a países que en la mayoría de los casos no conocen.

“Si yo regresaría a Venezuela donde no hay nada, no hay gasolina, no hay agua, no hay comida, eso me da miedo. Además, yo hablo muchísimo más inglés, entiendo en inglés, pienso en inglés, e ir a un país donde no hay nada me da mucho miedo. Mi esperanza es que en el futuro los ‘dreamers’ sean como los demás, aunque tenemos como un fosforito en el corazón, algo que siempre nos empuja, que nos hace diferentes”, agregó.

En su  familia es la única soñadora, “pero está bien porque me da como una oportunidad de ser el ejemplo y enseñar, como dijo el Padre (Corces), ser una cara, un rostro para que la gente vea que nosotros sangramos igual que ellos, soñamos igual que ellos, sentimos igual que ellos y no somos solamente estadísticas o algo que pueden usar durante las elecciones para tener votos, sino que somos personas igual que ellos”, indicó.

Durante la hora que duró la vigilia se oró también por los inmigrantes, refugiados y exiliados, por los que temen la separación familiar, por los que por no tener un estatus migratorio legal soportan difíciles condiciones de trabajo, sufren violencia doméstica, explotación y acoso sexual, y para que se creen leyes que protejan de una mejor manera a los migrantes.

Se pidió también por una cultura de bienvenida al forastero.

Tanto en el antiguo como en el nuevo Testamento “siempre se une la relación con Dios con el amor y el servicio al más débil, sea un bebé por nacer, sea un joven DACA, sea un enfermo, un preso o una persona desamparada. No hay relación con Dios auténtica si no hay un compromiso con el que está peor que uno”, dijo el P. Corces.

En el Evangelio de San Mateo, Capitulo 25, que se leyó durante la vigilia, “el mismo Señor Jesús une a su persona, casi de una forma sacramental, con el desnudo, con el sediento, con el hambriento, con el enfermo, con el preso y con el forastero. Al punto de que cuando se le hace algo, por sencillo que sea, a una persona en esas condiciones, es al mismo Cristo encarnado en esa persona que se hace. Por eso, el católico tiene que apoyar cualquier ley, cualquier movimiento que busque siempre la promoción humana, el bien de la persona, desde el bebito en el vientre hasta la persona ya mayor y todo lo que hay en el medio”, indicó el sacerdote.

“Ser pro-vida no significa ser solamente pro-nacimiento, sino que es toda expresión de vida”, agregó.

La Vigilia de Oración se realizó a través de Ignitian Solidarity Network (Red de Solidaridad Ignaciana) con el apoyo de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

El programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia DACA (por sus siglas en inglés) ampara de la deportación a los jóvenes que cumplan ciertos requisitos, como el haber llegado a este país antes de cumplir los 16 años. DACA fue activado en el 2012 por el presidente Barack Obama.

Alrededor de 700 mil jóvenes llegaron a inscribirse y beneficiarse de los alcances de DACA antes de que en setiembre de 2017 fuera cancelado por la actual administración del presidente Donald Trump.

Después de una restitución parcial en varias cortes federales por demandas de los mismos “soñadores”, llegó a la Corte Suprema de Justicia, donde el 12 de noviembre el tribunal escuchó a ambas partes. Pero no se conocerá el fallo final hasta el 2020.

En este momento en que no se sabe cuál será el futuro de los “soñadores”, “las oraciones son poderosas”, dijo Silvia Muñoz, directora de Acción Social del Instituto Jesuita Pedro Arrupe, en Miami, y organizadora del evento.

Acompañantes de la joven “soñadora” María Ángela Alfonzo (centro con vestido rojo) posan con ella después de la vigilia por los jóvenes Daca, en la parroquia Our Lady of Divine Providence. Desde la izquierda: su tía Graciela Guine; Silvia Muñoz, directora de Acción Social del Instituto Jesuita Pedro Arrupe, en Miami, y organizadora del evento; Yelixa Urribarre, su madre. A la derecha: María Fernanda Alfonzo, su hermana y Juan Carlos Alfonzo, su padre.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS | LVC

Acompañantes de la joven “soñadora” María Ángela Alfonzo (centro con vestido rojo) posan con ella después de la vigilia por los jóvenes Daca, en la parroquia Our Lady of Divine Providence. Desde la izquierda: su tía Graciela Guine; Silvia Muñoz, directora de Acción Social del Instituto Jesuita Pedro Arrupe, en Miami, y organizadora del evento; Yelixa Urribarre, su madre. A la derecha: María Fernanda Alfonzo, su hermana y Juan Carlos Alfonzo, su padre.


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