By Rocio Granados - La Voz Catolica

 

LEISURE CITY | “St. Martin de Porres es el patrón de la reconciliación interracial”, dijo el Obispo Auxiliar de Miami, Peter Baldacchino durante su homilía, en la Misa por el 25 Aniversario de fundación de la parroquia del mismo nombre.

La Misa bilingüe, celebrada el 19 de junio, congregó a toda la comunidad de St. Martin de Porres predominantemente mexicana y puertorriqueña, pero que también alberga a feligreses de Centro y Suramérica, el Caribe, las Islas Filipinas, Corea del Sur, entre otros.

Las  diferentes nacionalidades fueron representadas por una veintena de niños vestidos con vistosos trajes típicos de sus países de origen, quienes desfilaron hacia el altar y fueron recibidos por el Obispo Baldacchino y los sacerdotes concelebrantes: el P. Joaquín Rodríguez, actual párroco; el P. Carlos Vega, quien trabajo nueve años en la parroquia y el P. Luis Rivera, con quien se fundó la parroquia, el 1º. de julio de 1990.

El Obispo Baldacchino pidió orar por los 9 fallecidos durante un tiroteo en una iglesia metodista, en Charleston, Carolina del Sur, el pasado 17 de junio y también pidió por la reconciliación entre todos.

“Que la predica llegue al corazón de cada persona para que pueda destruir las murallas que nos separan uno del otro y pueda vencer el Espíritu de Dios", oró el obispo.

Por su parte, el P. Rodríguez agradeció a sus feligreses por el trabajo voluntario que realizaron para esta celebración. Los niños que representaron a todos los países de la parroquia, dijo, “representan el mundo, el mundo de Cristo”.

La celebración sirvió también para recordar los inicios de la parroquia y reencontrase con los antiguos trabajadores como Catherine Holfman, la primera catequista y directora de educación religiosa que por pedido del P. Rivera, empezó el programa en 1990. Por un tiempo dio clases a los niños en carpas acondicionadas antes de que se construyera la parroquia. 

Holfman dijo sentir nostalgia de aquella época, que aunque se mudó a Broward después del huracán Andrew, trabajo en la parroquia por siete años. “Es una comunidad muy creyente, lloré cuando me tuve que ir”, dijo Holfman, quien ahora esta retirada, pero trabajó para la Arquidiócesis de Miami por 30 años.

“Lo recuerdo como si fuera ayer”, dijo el P. Rivera, de cuando el Arzobispo Edward A. McCarthy lo llamó para que funde una parroquia entre la Misión Santa Ana, en Naranja y la parroquia Sacred Heart, en Homestead.

“Inicialmente empezamos con un pequeño grupo en la Misión Santa Ana”, recordó el P. Rivera. 
Después de comprar los terrenos actuales y establecer la casa parroquial, se mudaron de la Misión Santa Ana el  día de la fiesta del patrón, el 3 de noviembre, de 1991 a un centro comercial cercano, donde empezaron a celebrar  la Misa dominical.

Al Año siguiente, el 24 de agosto, el lugar fue devastado por el huracán Andrew.

“Y se llevó todo. Allí vino la lucha, porque fueron casi 6 años para poder volver a establecer la parroquia”, acotó el P. Rivera.

Durante el periodo de reconstrucción, la Guardia Nacional utilizó los terrenos de la parroquia para distribuir la ayuda a los damnificados. Las Misas se reanudaron en el patio de la rectoría. Al ver  que los feligreses recibían la Misa bajo el ardiente sol, los militares les dieron una carpa que la colocaron detrás de la casa parroquial.

Tenían una carpa para dar Misa y una para dar comida. “Y así volvimos a empezar poco a poco”, recordó el P. Rivera.

“Los principios fueron muy difíciles, pero gracias a Dios después de que los militares se fueron,  pusimos una carpa grande y tuvimos Misa y catecismo”, agregó.

“De allí pasamos a una escuela (Leisure City Elementary), y de allí pasamos a una carpa en los terrenos de la iglesia y después a unos trailers (casas móviles) donde se celebraba la Misa, mientras construían la iglesia”, contó Enrique Domínguez, quien junto a su esposa,  Eva Domínguez, son feligreses de St. Martin de Porres desde su fundación, hace 25 años, cuando llegaron de su natal Puerto Rico y se asentaron en el área de Homestead.

En abril de 1998 se colocó la primera piedra, y, el 9 de mayo de 1999, el Arzobispo John Favalora bendijo el edificio de la nueva parroquia, en Leisure City.

El P. Rivera, quien fue párroco de St. Martin de Porres por seis años, desde su fundación en 1990 hasta 1996, dijo que lo que más recuerda de esta comunidad es: “la fidelidad, bueno o malo, difícil o fácil, siempre había gente cooperando, siempre el pueblo estaba disponible. Después de Andrew nosotros perdimos todo y la gente perdió todo, pero aquí todos se unieron y había diferentes grupos que se estaban apoyando los unos a los otros y todos venían a apoyar a la iglesia. La gente quería perseverar, éramos creo 38 personas después de Andrew, pero ya ves, ha crecido bastante, es la perseverancia”.

La comunidad ha crecido mucho y hay muchas nacionalidades que comparten juntas, dijo  Eva Domínguez, quien además fue coordinadora de los ministros de la Eucaristía, por 18 años.

La comunidad mexicana, es la que tiene mayor presencia, aunque antes había muchos puertorriqueños, muchos se han ido, pero, sigue viniendo gente nueva”, agregó Domínguez.

“Esta comunidad ha crecido no solamente en número, sino en espíritu apostólico”, dijo el P. Rodríguez, quien fue nombrado párroco hace cinco años y desde su llegada dice, se ha encontrado con una comunidad muy viva, con muchos grupos apostólicos que se reúnen todos los días de la semana.

Su crecimiento se ve reflejado sobretodo en la catequesis, “este año terminamos con casi 400 niños, 160 hicieron la primera comunión, es un número record”, agregó el P. Rodríguez.

“Me gusta la parroquia porque es como una familia, todos se ayudan entre sí”, dijo Yong Hui, feligresa desde 1994, y la única surcoreana en la parroquia.

“Es una bendición celebrar estos 25 años con la parroquia”, dijo el P. Vega, quien fue administrador de St. Martin de Porres del 2001 al 2010.

El P. Vega compuso la canción a St. Martin de Porres, que aún hoy se canta, para la celebración de los 15 años. “Me inspiré en la historia de St. Martin de Porres, el santo más venerado en Suramérica, es un santo de los pobres, es un santo que hizo tanto bien que la gente siguió su imagen”, señaló.

“25 años es una fiesta de la comunidad y las fiestas hay que celebrarlas, terminamos la parte festiva, pero hay un compromiso de seguir creciendo apostólicamente. Creo que no tenemos que empezar nada nuevo,  muchas veces tengo que frenar el impulso, son ellos (los feligreses) los que están constantemente inventando modos de servir más a la Iglesia”, agregó el P. Rodríguez.