Reflexiones felinas sobre el Espíritu Santo

Monday, August 28, 2023

Dolores Hanley McDiarmid

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Si recibieron el sacramento de la Confirmación hace años, o si lo recibirán pronto, la siguiente perspectiva puede resultar interesante y beneficiosa en su camino de fe.

Fue durante una de mis siestas gatunas cuando escuché a mi humana hablar sobre el Espíritu Santo y el sacramento de la Confirmación. Como soy un gato, sabía muy poco sobre la Confirmación o sobre el Espíritu Santo. Afortunadamente para mí, mi humana tenía el Catecismo de la Iglesia Católica abierto en las páginas 325-326, donde me informaba sobre lo que ahora sé que es un tema importante en la fe católica.

Aprendí que la recepción del sacramento de la Confirmación es necesaria para completar la gracia bautismal, porque a los bautizados "el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras".

Como humanos, tienen la bendición de poder recibir el don del Espíritu Santo para que les ayude. Tienen la bendición de tener un abogado o un ayudante que les dirija a lugares que agraden a Dios, y que les ayude a ser una luz en el mundo. Es el Espíritu Santo el que ayuda a cada humano "a difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras", tal y como nos dice el Catecismo.

Cada mañana, el oído agudo y sensible que Dios me ha dado me permite escuchar los susurros de mi humana mientras recita una breve y sencilla oración: "Buenos días, Espíritu Santo. Por favor guía mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, y condúceme a donde sea agradable a Dios Padre".

La invocación al Espíritu Santo al comienzo o en cualquier momento del día, forma parte de la vida de oración de mi humana desde hace varios años. Parece haber tenido una influencia positiva en su vida y en su comportamiento (no es que sea "purrfecta"). Incluso, a pesar de mis travesuras ocasionales, es paciente, atenta y cariñosa conmigo. Es mejor que me sienta feliz de que ella pida ayuda al Espíritu Santo para poder amarme incondicionalmente, como lo hace.

Yo debería discernir con más juicio adónde me llevan los pasos de mis patas. Como felino peludo, no tengo la bendición de tener una relación con el Espíritu Santo que me ayude a ser un mejor felino. Me levanto por la mañana y descubro que me interesa meterme en todo tipo de líos. Para ser sincero, debo confesar que me gusta ir a lugares donde me han dicho que no vaya, como el garaje, donde hay abundancia de cosas que oler, así como sustancias que pueden ser dañinas o fatales para mí.

Mi humana me ha dicho, por mi propio bien, dónde debo y dónde no debo ir. Dios ha hecho lo mismo por ustedes. Cuando deciden decir algo, ir a un lugar, o hacer algo, la mayoría de las veces su conciencia les hace saber si será agradable a Dios.

Hay una gran diferencia entre ustedes los humanos, y yo, un felino peludo. Ir a lugares que son dañinos o fatales, sólo afectará a mi cuerpo físico. Además, como habrán escuchado, los felinos tienen nueve vidas; si cometo un error en una vida, tengo otra vida por vivir.

Pero es más grave para ustedes, como criaturas de Dios con libre albedrío, decidir hacer algo o ir a algún lugar que sea impío y desagrade a Dios. Su comportamiento afecta el estado de su alma y su vida eterna. Dios les ha dado una sola vida. En esa vida, tienen la opción de invocar al Espíritu Santo para que les guíe en todo lo que piensen, digan y hagan.

Entiendo que el Espíritu Santo está esperando que todos los hijos e hijas de Dios le pidan ayuda en su vida diaria. Puede ser tan sencillo como decir: "Ven, Espíritu Santo". 

¡Miau, miau, miau!