Encuentro Eclesial Cuba-Di�spora: una Fe que tiende puentes

By Daniel Shoer Roth - [email protected]

MIAMI | Con el fin de renovar los lazos entre cubanos y reflexionar juntos sobre aspectos de interés relacionados con la Iglesia, a mediados de los años noventa se intensificaron los contactos entre católicos de la isla y del exilio. En aquel momento, representaron un paso inicial para el entendimiento y cooperación mutuos. Ambas comunidades habían vivido procesos muy heterogéneos en las décadas anteriores, y tenían percepciones a menudo distorsionadas de realidades que les eran ajenas.

En el marco de ese acercamiento surgió, hace 20 años, el Encuentro Eclesial Cuba-Diáspora, una reunión anual de importante valor simbólico que ha servido como plataforma de unidad, hermandad y reconciliación entre el clero y el laicado cubanos de ambas orillas.

“El fruto principal que se ha logrado en todos estos años es una comprensión más profunda de la realidad de la vida cubana y de la vida de la Iglesia en Cuba y aquí en la diáspora, porque siempre existen malas interpretaciones y ciertos prejuicios que se van desarrollando en la cultura popular. Pero el compartir ayuda a sanar heridas”, afirma el P. José Álvarez, párroco de Our Lady of the Lakes y coordinador del Encuentro por parte de la Arquidiócesis de Miami.

“En los primeros años, esas heridas estaban más pronunciadas y las conversaciones solían a veces orientarse, aunque no era su propósito, hacia temas políticos. A medida que ha pasado el tiempo, puede haber momentos en que esos temas surjan, pero no prevalecen; nos enfocamos en lo eclesial, en lo pastoral”, destaca el sacerdote cubano.

El P. Álvarez encabezará una delegación de Estados Unidos que participará en la vigésima edición del Encuentro Eclesial Cuba-Diáspora, entre el 19 y el 24 de junio, el cual sesionará, por su carácter de aniversario histórico, en el Cobre, sede de la Basílica-Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, uno de los lugares sagrados más venerados por el pueblo cubano.

En el Encuentro –cuyo anfitrión es Mons. Marcelo Arturo González Amador, Obispo de Santa Clara– habrá una combinación de reuniones, paneles, presentaciones, rezos, conciertos y excursiones a lugares de interés en Santiago de Cuba. Una de las sesiones plenarias, por ejemplo, se titula “Mirando al futuro”. En ella, los participantes analizarán qué resultados concretos se han obtenido en estos 20 años y, ante un panorama muy distinto al de 1997, qué se presenta como reto y qué fortalezas deberán seguir manteniendo. Por otra parte, evaluarán en qué ha cambiado la emigración cubana en tiempos recientes y cómo puede la Iglesia acompañarla.

Entre los integrantes de la delegación miamense, se encuentra Guillermo Fernández-Toledo, profesor de Teología en el Colegio de Belén y de Historia Eclesiástica en el Instituto Pastoral del Sureste (SEPI). Desde 2014, Fernández- Toledo es miembro del grupo coordinador en Miami del Encuentro. Conversó sobre éste con La Voz Católica.

P: ¿Cuáles han sido los mayores aportes de los encuentros?

R: Haber creado puentes entre nosotros, católicos de la diáspora, con nuestros hermanos católicos de la Isla; conocernos unos a otros, y ayudarnos cuando ha sido necesario. Por ejemplo, muchos de nuestros miembros no habían regresado nunca a Cuba después de su partida, y ya lo han hecho. Otros hemos ayudado de diferentes maneras y, a nivel personal, como ir a impartir cursos sobre algún tema teológico en las diferentes escuelas de formación de las diócesis cubanas.

P: ¿Qué temas de importancia ocuparán la agenda de esta reunión?

R: Hablaremos de nuestras mutuas realidades eclesiales. Siempre hacemos esto: ellos nos dan una panorámica de la Iglesia en estos momentos y nosotros ofrecemos la nuestra. Este año, el P. José Álvarez informará acerca de los servicios que él mismo ha coordinado, con la aprobación del Arzobispo Thomas Wenski, en asesorar a los recién llegados en cuanto a la ayuda asistencial, ya sea de tipo social como legal. Visitaremos la región más oriental, Baracoa, devastada por el huracán del año pasado, y ofreceremos algún tipo de ayuda a los miembros de las comunidades damnificadas.

P: ¿Cuáles son las necesidades más urgentes para continuar fomentando las relaciones y los desafíos que afrontan como agrupaciones heterogéneas?

R: Siempre hay necesidades, y muchas. Tratamos de enfocarnos en aquellas en las cuales se nos pide algún tipo de ayuda, como, por ejemplo, la publicación de materiales. Las relaciones han sido fructíferas pues, después de mucho tiempo de desconexión entre una orilla y la otra, ellos vienen acá y encuentran caras conocidas, y lo mismo pasa con personas de acá que visitan Cuba. Los mayores desafíos están en que muchas veces surgen iniciativas que, por alguna razón u otra, no se pueden llevar a cabo.

P: ¿Quiénes participarán en la delegación de Miami?

R: Somos como unos veinte: entre ellos el P. Álvarez; otros sacerdotes como el P. Juan Sosa; diáconos como Juan Enrique González; religiosas como la Hna. Ondina Cortés, claretiana, y Sor Eva Pérez-Puelles, Hija de la Caridad; laicos en general, no sólo de Miami, sino de otras partes de Estados Unidos y Puerto Rico.

P: ¿Cuál ha sido el papel de la Arquidiócesis de Miami en lograr que estos encuentros se lleven a cabo con éxito?

R: La Arquidiócesis de Miami, desde el comienzo en 1997, ha facilitado y ayudado en todos nuestros encuentros; se ha preocupado por ellos nombrando a un director a cargo, para que los mismos no dejen de celebrarse; ha sido anfitriona en muchas ocasiones, y mantiene lazos de cercanía y afecto con todas las diócesis de Cuba. Tanto Mons. Wenski como Mons. Arturo González Amador, Obispo de Santa Clara y encargado por la Conferencia de Obispos Cubanos para este asunto, mantienen una fluida comunicación en todo lo relacionado con estos encuentros y con otros asuntos de interés eclesial.

P: ¿Cuál es la importancia de celebrar el vigésimo aniversario en el Cobre?

R: Lo celebraremos en el Cobre, en el Santuario Nacional de nuestra Patrona, como ofrecimiento a ella y con el deseo de que nos bendiga y nos ayude a continuar con esta labor eclesial.

P: ¿Alguna reflexión final?

R: Creo que todos los miembros del grupo estamos muy satisfechos en poder colaborar, aunque sea de una forma muy sencilla, en la labor titánica que realiza nuestra Iglesia en Cuba.