By Rocio Granados - La Voz Catolica

 

MIAMI | Acostumbrados a escuchar canciones de desamor, engaños y violencia, la mayoría de los católicos de hoy son indiferentes a la música católica que habla del amor de Dios.

Sin embargo, la música “te da emoción, la gente se siente motivada y le transmite fe”, dice Gustavo Méndez, productor y conductor del programa “Alianza de Amor” del movimiento de Schoenstatt, que se transmite los domingos por Radio Paz.

Las canciones del programa, dice Méndez, generalmente son de cantantes pertenecientes al movimiento de Schoenstatt y hablan de la Virgen, pero, “una que otra vez he puesto música hecha por protestantes, porque aunque no mencionan a la Virgen, hablan de Dios”.

Los católicos tienen una tendencia a escuchar otro tipo de música que no sea solamente cristiana, a diferencia de los cristianos no católicos, a quienes en su doctrina les enseñan a escuchar solamente música cristiana.

“Eso hizo que la industria de la música cristiana, que hoy en día es poderosísima, haya crecido tanto”, dijo Iván Díaz, cantautor católico de origen colombiano y feligrés de la parroquia St. Francis de Sales, en Miami Beach.

Actualmente, el mercado de la música religiosa está dominado por los evangélicos, algo que también se debe a la indiferencia y a la poca difusión de la música católica entre los mismos católicos.

“No estamos acostumbrados a escuchar música cristiana; vamos a la Misa y escuchamos la música de la Misa, después, prendes tu radio y por lo general escuchas salsa, merengue o baladas”, dice Díaz.

Los medios de comunicación católicos no transmiten regularmente música cristiana; hacen programas de catequesis, de diálogos y charlas, y la música no se programa.

En las parroquias los directores de música son, en muchos casos, voluntarios que no tienen una preparación profesional adecuada y no actualizan el repertorio musical, y se siguen cantando las mismas canciones durante años.

“La difusión tiene que ver con que el sacerdote promueva más la música en su parroquia, que los directores de música pongan canciones diferentes para que la gente aprenda y las emisoras católicas de cada ciudad programen música católica, porque si la gente no conoce, no puede apoyar a los artistas”, dijo Díaz.

Al mismo tiempo, muchos cantantes católicos y evangélicos suenan igual, su mensaje de alabanza a Dios es el mismo. Muchos cantantes católicos, no tienen una formación sólida en la doctrina de la Iglesia y ofrecen cantos superficiales.

Por otro lado, la industria de la música cristiana limita las composiciones a los temas típicos tradicionales evangélicos que suenan en la radio. Si un católico compone un canto a la Virgen María, automáticamente le cierran las puertas para que su música sea programada en emisoras con mayor número de seguidores, como las evangélicas.

No es obligatorio que la música católica se deba transmitir en emisoras evangélicas, “nuestra misión es que nuestra música llegue a las personas que necesitan de Dios. Lo más importante es que nuestra música debe ser un mensaje de inspiración que va a tocar a esa señora, a ese niño, a ese joven en la Eucaristía, en una reunión de grupo de oración o en un grupo de jóvenes”, señala Díaz.

Para muchos cantantes católicos jóvenes hacer música para Dios no es fácil: para producir discos se necesitan recursos económicos, con los que muchos no cuentan. Además, no hay compañías que firmen a cantantes católicos. “El único que apuesta por un cantante católico es el Señor”, dice Johann Álvarez, un joven cantautor católico colombiano, feligrés de St. Dominic, en Miami.

Para los católicos “el centro de nuestra fe es nuestra experiencia Eucarística, por eso la música no es lo central: la música acompaña el mensaje central que es Cristo”.

Pero la música es necesaria porque “hace parte de nuestra liturgia, de todos nuestras celebraciones, bautismos, bodas, incluso velorios. Más allá de nuestra vida sacramental, tenemos una vida cotidiana, donde la idea es que nosotros podamos llevar el sacramento a nuestra vida y la música católica te da la opción de recordar lo que vives en la iglesia, pero a una manera cotidiana”, dijo Álvarez. “Toma ese mensaje que has recibido y reflexiona escuchándolo mientras estás barriendo, cocinando, o en tu carro”, señaló.

Álvarez, de 36 años, compone música católica desde los 15 años, más que nada, según dice, por un llamado. “Dios regala talentos y el que me ha dado es escribir canciones, y obviamente, como católico son para presentarlas a la Iglesia. El canto abre puertas, corazones, y permite que ese mensaje se adentre en el corazón de la persona y comience a cobrar vida”.

Para Nana Angarita, cantautora colombiana de amplia trayectoria artística, “la música es todo, porque tiene la calidad de tocar la fibra del alma”. Dice sentirse feliz, porque siempre ha tenido un camino tranquilo en su carrera como cantante, aunque “la música católica, si es muy aceptada, no es valorada como se quisiera. Me refiero”, explicó, “a que los católicos se hagan parte, compren la música, la expandan entre los demás. No la difunden”, precisó; “los católicos no se interesan por comprarla, solamente comprando nuestros discos es que podemos grabar más”.

“El cantante católico tiene que dejar de pensar en la fama, esta misión es la misión del Señor, no es la nuestra; éste debe ser el balance para que la música dé fruto”, señala Díaz, quien se desempeña como director musical en la parroquia St. Francis de Sales, en Miami Beach. Comenzó a cantar como músico litúrgico a los 13 años, y hace poco lanzó su última producción, “Honor y Gloria a Él”, con la compañía disquera OCP, Oregon Catholic Press, a la que pertenece desde el 2012.

“La música nos puede elevar y de verdad sentir la presencia de Dios. Tenemos momentos cuando estamos tristes y agobiados por algo, y escuchamos una canción y sentimos como si Dios nos está respondiendo a través de la música”, comentó Díaz. “Creo que este aspecto de la música es muy poderoso y, si se hace correctamente, con una buena intención, se puede nutrir al pueblo y de verdad podemos crear cristianos”, concluyó.