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Feature News | Tuesday, October 13, 2015

Despu�s de d�cadas de separaci�n, cubanoamericanos saludan a su patria

Los peregrinos del Sur de La Florida llegan a La Habana para la visita papal

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LA HABANA | Con miradas de asombro, incredulidad y alegría, decenas de cubanoamericanos bajaron de un vuelo chárter que los llevó de Miami a La Habana para encontrarse con la capital de la Isla, durante la histórica visita del Papa Francisco.

Los visitantes vieron lugares como las escuelas a las que asistieron de niños, las iglesias donde se casaron, los clubes sociales donde celebraron importantes eventos familiares, junto con los lugares característicos de La Habana, incluyendo el Malecón y La Habana Vieja (el casco histórico de la ciudad).

Pero también vieron por sí mismos las ruinosas calles residenciales, las descuidadas viviendas y el deterioro estructural, y claros indicios de las carencias materiales y la falta de oportunidades, que en otros lugares del mundo son impensables.

Para muchos, fue la primera vez que regresaban a la Isla, después de décadas de separación y desconfianza tras el triunfo de la revolución cubana.

Pero la visita papal, la apertura de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, y el progresivo envejecimiento de los exiliados cubanoamericanos, determinaron que éste fuera para algunos de ellos el momento de volver a La Habana.

Mientras esperaba parada en la línea de procesamiento de inmigración, en el aeropuerto de La Habana, la residente de Miami Gloria Arazoza dijo que hacía 55 años que su familia salió de Cuba. Ella vino con su hijo —que había venido a Cuba en el 2012 por la visita del Papa Benedicto XVI— al igual que su nuera, su nieta y otros familiares.

“Ha sido un gran regalo poder venir. Yo nunca pensé que volvería, pero llegó esta peregrinación con el Papa y mis hijos dijeron: ‘Éste es el momento de ir: o vas o te quedas’. Y yo dije: ‘Vamos’.

Hay mucho que decir sobre este giro de acontecimientos en el 2015, y voy con este Papa. Los más jóvenes (de la familia) nos trajeron”.

Gloria Arazoza sonríe después de pisar nuevamente su tierra natal, ella se fue hace 55 años.

Fotógrafo: COURTESY | Mary Soto

Gloria Arazoza sonríe después de pisar nuevamente su tierra natal, ella se fue hace 55 años.

Arazoza dijo que iba a visitar su antigua casa, la casa de sus abuelos, la iglesia de La Habana donde se casó, y el antiguo campus de la Universidad Santo Tomás de Villanueva, de donde fue alumna. También quería ver el Havana Biltmore Yatch & Country Club, en Miramar, donde ella y su esposo, ya fallecido, pasaron algunos de los primeros años de su matrimonio.

“Mi esposo estaba muy abierto y no era de los que decían que nunca volverían, pero no era algo fácil de hacer”, dijo.

Frances Serantes Gómez, una residente de Miami que no había regresado a su tierra natal desde 1961, llegó con su esposo, Andy Gómez, un académico jubilado de la Universidad de Miami que ha estado viajando a Cuba en los últimos años y está ayudando a sostener algunos programas parroquiales, en una de las iglesias de la Habana Vieja.

“Yo quería venir, pero tenía mis reservas y también respeto a mis padres y sus creencias, por lo que ésta es una gran oportunidad. Me encanta este Papa y me siento un poco más segura, tal vez por las conexiones y la reconciliación con los Estados Unidos”, agregó Serantes.

El Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, encabezó la peregrinación del 18 al 21 de septiembre, de Miami a la Habana, para apoyar la histórica visita del Papa Francisco a la Isla, antes de que el Papa visitara tres ciudades de Estados Unidos, en un recorrido que culminaría en el Encuentro Mundial de las Familias, en Filadelfia.

La delegación de peregrinos de La Florida que fue a Cuba incluyó a sacerdotes, adultos, familias y adultos jóvenes.

Fue la tercera peregrinación arquidiocesana de Miami a Cuba por las tres visitas papales consecutivas a ese país, que empezaron con la del Papa Juan Pablo II en 1998.

El grupo de La Florida celebró dos Misas privadas en iglesias de La Habana: una con el Arzobispo Wenski, en la iglesia Jesús de Miramar, y la otra con el cardenal Sean O’Malley y un grupo de peregrinos de Boston, en la iglesia de las monjas Carmelitas, en el Vedado.

También se unieron a decenas de miles de cubanos que asistieron a la Misa del 20 de septiembre, con el Papa Francisco en La Plaza Cívica José Martí, en La Habana.

Por razones logísticas, el grupo de La Florida no viajó a las otras dos visitas realizadas por el Papa: la ciudad de Holguín y la región de Santiago de Cuba, hogar del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, Patrona de Cuba.

Mary Soto, de 25 años, ahora residente de Columbia, en Carolina del Sur, en donde trabaja para el noticiero de una estación de televisión, creció en Miami con su familia cubanoamericana e hizo la peregrinación a La Habana con su madre (la periodista Ana Rodríguez-Soto, editora del Florida Catholic de Miami), quien salió de la Isla con dos años de edad.

“Crecí pensando que nunca podría ir, así que cuando surgió la oportunidad de ir y ver el estado en que ahora se encuentra, y todo lo que mi abuela habla; yo quería ver eso.

La mayor parte de mis historias sobre Cuba vienen de mi abuela”, dijo Soto. “Creo que el Papa tendrá un gran impacto”, agregó. “Creo que va a ser una experiencia muy unificadora para la gente y espero que se propague el Evangelio y la alegría, y las Escrituras realmente unifiquen a la gente”.

Soto concluyó su visita con un paseo en un bicitaxi [bicicleta adaptada pare servir de taxi] hasta el Malecón. Como la mayoría de los peregrinos, captó los detalles de la experiencia con muchas fotografías y videos para compartirlos con familiares y amigos al volver a casa.

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