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Feature News | Friday, December 26, 2014

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MIAMI | Susan Abell camina con un ánimo juvenil. Con un poco de entrenamiento a nivel físico y espiritual, su paso la llevó a través del último tramo de la peregrinación del Camino de Santiago, en septiembre pasado.

Acompañada por Christina Poo, de la parroquia St. Augustine, Lily Prellezo, de la parroquia Epiphany, Sadie Sosa, de la parroquia St. Augustine, y Mayra Parlapiano de la parroquia St. Louis, las mujeres caminaron la parte final del Camino, un tramo de 75 millas de León a Santiago, España, en 10 días.

De esta manera, recaudaron más de $13.000 para la escuela St. Mary Cathedral.

La Hermana Michelle Fernández y el P. Christopher Marino posan con Susan Abell. En septiembre, Abell caminó el Camino de Santiago para recaudar $ 10,000 para la Escuela St. Mary Cathedral.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA| FC

La Hermana Michelle Fernández y el P. Christopher Marino posan con Susan Abell. En septiembre, Abell caminó el Camino de Santiago para recaudar $ 10,000 para la Escuela St. Mary Cathedral.

Para agradecerles, la comunidad escolar invito a Abell y los benefactores a una Misa de Agradecimiento a fines de noviembre.

Las lecturas de la Misa, que coincidieron con el final del año litúrgico tenían matices apocalípticos, presentaron un punto de partida para la homilía predicada por el P. Christopher Marino, rector de la catedral.

"Dios está aquí ahora. ¿Cómo estoy respondiendo a la invitación de Dios para andar en su camino?", preguntó. "Tenemos que reconocer que Dios está en medio de nosotros. Y que es lo que Susan y sus compañeras de peregrinación y todos los benefactores hicieron”.

"Alguien tomó una buena idea de una gran organización para ayudar a una pequeña obra de caridad. Lo que han hecho podría hacernos pensar a todos en Jesús. Claramente, Susan y sus amigas caminaron con y para Jesús", dijo el P. Marino.

Abell, quien trabajó como directora de marketing y gerente de la sucursal de Coldwell Banker, en Key Biscayne, al principio fue atraída a la escuela St. Mary Cathedral a través de Legatus, una organización para ejecutivos y profesionales de negocios. En una de las cenas mensuales del grupo, conoció a la Hermana Michelle Fernández de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, la directora de la Escuela St. Mary.

La Hermana Fernández habló sobre el estado de la educación Católica con tanta pasión que, después de jubilarse, Abell se ofreció para dar clases en St. Mary, donde "ha sido una delicia", dijo ella.

Su tutoría de uno-a-uno, es justo lo que los estudiantes con dificultades de St. Mary necesitan. "A finales del año pasado hemos podido ver cuánto los niños habían mejorado", señaló Abell.

La escuela también ha visto un aumento en la matrícula, de 370 estudiantes el año pasado a 407 este año.

"El barrio está cambiando. Se están construyendo nuevos edificios", dijo la Hermana Fernández. "Estoy muy contenta y agradecida porque tenemos que contratar a más profesores", agregó.

Desafortunadamente, el nivel de pobreza en los barrios de los alrededores de la escuela y la Catedral es alarmantemente alto. Eso significa que la misma escuela está padeciendo con sus finanzas. Sin embargo, todavía queda un faro de esperanza en la comunidad. Y Abell quiere mantenerlo así.

"St. Mary es como un oasis para los niños. Muchos de ellos viven en barrios peligrosos", dijo. "Cuando las puertas se cierran aquí adentro, ellos están seguros y no tienen que preocuparse".

Eso fue lo que la impulsó a ir al sitio de recaudación de fondos gofundme.com y Facebook, para dar a conocer  entre familiares, amigos y conocidos que ella estaría caminando el Camino a beneficio de St. Mary.

"No conocía a algunos de ellos, pero de todos modos contribuyeron", dijo Abell. Su meta era recaudar 10.000 dólares. Su total final fue $13,770.

"Sentí que me gané cada centavo. Pensé en los niños y en su futuro y se lo merecen", añadió.

Al final de la Misa de Agradecimiento, el 20 de noviembre, Abell y sus benefactores entregaron a la escuela un cheque gigante de GoFundMe. Los estudiantes estallaron en ovaciones, aplausos y un coro de agradecimientos.

Abell admite que probablemente no volvería a caminar el Camino otra vez, pero sólo porque teme que no podría repetir la misma experiencia.

"Todo el mundo está de buen humor. Todos dicen "Buen camino" todo el tiempo se ve el paisaje del campo, los bosques, los campos y uno se pregunta cómo la gente puede decir que no hay Dios. Cuando llegas a Santiago es como Disneyland. Cada persona camina hacia la plaza abrazándose y gritando".

Continuó diciendo: 'Como dijo el P. Marino, ' todos lo hacen por diferentes razones'. Mi amiga lo hizo para dar las gracias, yo lo hice por caridad. Realmente ha sido una experiencia maravillosa".




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