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A finales de enero, un laboratorio en California reportó el éxito en la inserción de células humanas vivas en un embrión precoz de cerdo (blastocito), y la implantación de tal quimera en una cerda.

El embarazo se interrumpió en el primer trimestre, y se analizó el embrión de cerdo para ver si las células humanas se habían integrado al mismo: lo hicieron, y estaban vivas.

Esto plantea una cuestión bioética urgente: ¿Tenemos derecho a crear quimeras híbridas entre seres humanos y animales que sean viables?

Un beneficio posible sería insertar células o tejidos humanos totalmente diferenciados en un animal huésped con el fin de cultivar un órgano humano específico, digamos, uno vitalmente necesario para el trasplante (páncreas, hígado, corazón, etc.). Decenas de pacientes mueren diariamente por falta de órganos trasplantables, y pudieran beneficiarse mucho de esto.

En este caso, una sociedad civilizada que busca permitir la máxima libertad posible a la investigación científica dentro de estándares éticos que respeten la dignidad de toda vida humana, podría aprobar la creación y/o el crecimiento de órganos humanos en animales huéspedes — excepto el cerebro, por ser probablemente la base de la conciencia.

Sin embargo, al insertar células madre humanas vivas pluripotentes (que pueden convertirse en cualquier tejido orgánico) en un embrión animal, como hizo el laboratorio de California, esas células humanas pudieran alojarse en el tejido animal que se desarrollará en el cerebro. Al hacerlo, estas células humanas podrían comenzar a "humanizar" ese cerebro animal. Nuestra intuición nos dice que esto es un error, que no debemos hacerlo. No tenemos derecho a crear un cerebro humano en un animal, por dos cuestiones: ¿Se percibirá ese cerebro como un ser humano o como un animal? ¿Será responsable o no por un comportamiento correcto o incorrecto?

El pasado agosto, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por su sigla en inglés) solicitaron comentarios del público en general sobre la posibilidad de relajar una moratoria sobre el uso de fondos federales para la creación de quimeras híbridas humano-animales. El pueblo estadounidense respondió abrumadoramente con un rotundo no. Pero, ¿se deberían permitir estos experimentos en los EE.UU. a los laboratorios privados, como el de California, solo por el hecho de que no utilizan fondos federales?

El genoma humano es un patrimonio que pertenece a toda la humanidad. Precisamente por respeto a lo que nos pertenece a todos como seres humanos, no se debiera permitir la introducción de todo el genoma humano con pleno potencial de expresión en una especie que no es humana.

Comments from readers

David Greg Taylor - 03/06/2017 12:49 PM
The great error of Descartes was the idea of repurposing nature. That is only a good idea if the things in nature do not already have a purpose. The scientific method does not formally recognize Formal Cause, which is the form a thing takes to fulfill its purpose. So we find new forms and purposes for things that already have one, and create monsters.
JB - 03/06/2017 10:32 AM
Dear Father Alfred Cioffi and all fellow Catholics, I submit for your perusal that this article should permeate each and every one of you. These "facts" should solidify any desire to stand against anyone that even remotely believes that this is a good thing. Clearly stated: The human genome is a patrimony that belongs to all of humanity. Introducing the entire human genome with full potential for expression into a non-human species should not be allowed, out of respect for what belongs to all of us, precisely as humans. In Unity,

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