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Este mes celebramos el 240mo aniversario de las vibrantes palabras de Thomas Jefferson: "Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".

Ese fragmento de la Declaración de Independencia comparte un fundamento común con la doctrina social católica: la dignidad de la humanidad. Tomemos en consideración las palabras del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Paz de este año: "Como creaturas dotadas de inalienable dignidad, nosotros existimos en relación con nuestros hermanos y hermanas, ante los que tenemos una responsabilidad y con los cuales actuamos en solidaridad. Fuera de esta relación, seríamos menos humanos".

En Catholic Relief Services (CRS), nuestro trabajo por la construcción de la paz tiene como objetivo establecer —o restablecer— ese sentido de responsabilidad mutua y solidaridad entre las personas. Reconocemos que el acto de llegar al "otro" es un acto de amor, de fe y de servicio.

Tender puentes

Con mucha frecuencia, esto significa tender puentes entre las religiones, como sucede en la República Centroafricana, donde la violencia se ubica a lo largo de una línea entre musulmanes y cristianos. Al trabajar en estrecha colaboración con la Plataforma Interreligiosa Centroafricana, CRS ha ayudado a capacitar a más de 1,300 líderes religiosos y comunitarios como embajadores de cohesión social.

Los comités de cohesión social reúnen a todos los miembros de la comunidad  —musulmanes, cristianos, mujeres, jóvenes, y líderes de pueblos y barrios— para trabajar con CRS y nuestros socios en el desarrollo de mapas de riesgo y de recursos, de los planes de cohesión social, y para promover la paz.

Un programa insignia de CRS en estos talleres de cohesión social es el de tender puentes, ya que los participantes hablan sobre el análisis de conflictos, la responsabilidad personal, el perdón, el liderazgo y las técnicas prácticas de mediación.

El uso de metáforas ayuda a los participantes a visualizar las dinámicas de conflicto. Se utiliza una herramienta llamada el "barómetro de la paz" para conocer los puntos de vista de los participantes sobre el estado actual de la cohesión social, la buena administración, y el orgullo nacional. Al final de cada taller, los participantes trabajan juntos para elaborar una visión común para su país. La unión, el tender puentes, y los lazos que se establecen en estos talleres ponen de nuevo a funcionar, a lo largo de la fe y de líneas étnicas, el tejido social que se había desgarrado.

Otro día de la independencia 

Además del 4 de julio, este mes se celebra otro día de la independencia. El 9 de julio, la nación más joven del mundo, la República de Sudán del Sur, cumple cinco años desde que se separó de Sudán. Ese día de celebración en el año 2011 brindó una esperanza de paz después de décadas de guerra. Aunque pueden surgir naciones de las guerras revolucionarias —como la nuestra—, la violencia debe ser reemplazada por la paz para que una nación prospere.

En la actualidad, muchas partes de Sudán del Sur están desgarradas de nuevo por la violencia. Los líderes están peleando. El pueblo está sufriendo.

CRS ha trabajado en Sudán del Sur durante más de 30 años, y permanecemos con nuestros hermanos y hermanas en este tiempo de crisis y peligro. Apoyamos a la Iglesia y sus obispos en sus esfuerzos por tender puentes entre los grupos en conflicto, y para reemplazar la sospecha con la confianza a lo largo de líneas religiosas, étnicas y políticas.

Tomemos en consideración las palabras de san Juan Pablo II en su encíclica de 1991 Centesimus Annus: "La verdadera paz no es el resultado de la victoria militar, sino algo que implica la superación de las causas de la guerra y la auténtica reconciliación entre los pueblos".

Ese es el objetivo de nuestro trabajo por la paz —en la República Centroafricana, en Sudán del Sur, y donde surge el conflicto: edificar una auténtica reconciliación al hacer que tanto los ciudadanos como los que toman las decisiones asuman sus derechos y responsabilidades con compromiso e integridad. Una mayor participación ciudadana hace hincapié en la responsabilidad y la solidaridad. Trabajar juntos ayuda a resolver disputas y prestar servicios.

'El nuevo nombre de la paz'

El trabajo por la paz está integrado en todo lo que hacemos. Recordemos las palabras del Papa Pablo VI: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

La guerra crónica a menudo nos lleva a retirarnos a nuestros propios límites de seguridad, observando desde allí a los "otros", preguntándonos por qué no pueden vivir en paz como lo hacemos nosotros. Pero pensemos en nuestra historia. Tras unos pocos años de vida independiente, este país casi se vino abajo. Una nueva Constitución ayudó a los estadounidenses a darse cuenta de su interés mutuo por trabajar unidos en paz.

Sin embargo, el mal de la esclavitud permaneció. Antes de establecernos como una nación basada en los ideales de Jefferson, se libró una sangrienta guerra civil. Las tribulaciones de Sudán del Sur —como las de muchos países que sólo tenían unas pocas décadas de haber salido del dominio colonial— son paralelas a las de los Estados Unidos. Tomó muchas generaciones construir nuestras propias carreteras, aun imperfectas, para conectar a nuestros pueblos divididos.

Así que permanezcamos con aquellos que buscan la dignidad —como lo hizo nuestro país en 1776, como lo hizo Sudán del Sur en 2011— mientras andamos unidos en el camino hacia la paz.

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