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CRACOVIA | La Jornada Mundial de la Juventud 2016 comienza la semana próxima y, como es natural, el pensamiento se dirige al Papa San Juan Pablo II y sus peregrinaciones a su patria polaca.

La primera, los Nueve Días de junio de 1979 cuando el Papa encendió una revolución de conciencia, fue el eje alrededor del cual la historia de finales del siglo XX tomó una dirección más noble. En 1983, cuando Polonia sufría bajo la ley marcial, Juan Pablo volvió a encender la esperanza y le dio una nueva sacudida de vida al movimiento de Solidaridad, que luchaba por sobrevivir clandestinamente. En 1987, su tercera peregrinación, Juan Pablo comenzó a sentar las bases morales de la democracia y la sociedad civil polaca renovada, al hablar de la virtud de la solidaridad, mientras que las distintivas y medio revueltas letras rojas de "Solidarność" fueron vistas en público de nuevo, en pancartas que se elevaban en todo el país.

En 1987 también fue la primera vez que a Juan Pablo se le permitió ir a Gdańsk, el lugar donde surgió Solidaridad, una concesión del régimen comunista en la que él insistió, en contra del consejo de los clérigos más prudentes. Mientras estaba en la costa báltica de Polonia, fue a Westerplatte, la estrecha península donde comenzó la Segunda Guerra Mundial en Europa el 1ro de septiembre de 1939. Allí, una pequeña fuerza polaca de menos de 200 miembros fue bombardeada por los buques de guerra alemanes, y luego se mantuvo firme contra la invasión de los marinos alemanes y bombarderos Stuka durante seis días. Durante una liturgia de la palabra en Westerplatte, Juan Pablo tenía algunas cosas que decirle a un gran encuentro de jóvenes polacos, una JMJ en miniatura. Y lo que dijo tiene mucha influencia en el catolicismo del siglo 21.

En su desafío a la juventud de Polonia, el Papa –que recordaba claramente el 1ro de septiembre de 1939 y las bombas de la Luftwaffe que caían sobre Cracovia– utilizó la imagen de aquellos valientes soldados jóvenes polacos en Westerplatte como una metáfora para la vida moral:

"Incluso si los demás no exigen mucho de ustedes, ustedes deben exigirse a sí mismos...

"Cada uno de ustedes ... encontrará su propio Westerplatte en su vida. Una tarea … que deben asumir y completar. Alguna causa justa en la que es imposible no luchar. Algún deber, alguna obligación de la que (ustedes) no pueden escapar, y de la que es imposible desertar. Un cierto orden de verdades y valores que están obligados a mantener y defender ... En ese momento (y hay muchos de ellos, porque no son algo fuera de lo común), recuerden: Cristo está pasando por su lado y diciéndoles: ‘Sígueme’. No lo abandonen. No huyan. Escuchen ese llamado ... "

Ese llamado a luchar por la virtud heroica – a no conformarse con el segundo lugar; a que, no importa lo que pidan los demás, se debe exigir lo mejor de uno mismo – era un aspecto de la atracción notablemente magnética de Juan Pablo II a los jóvenes. Desde sus años como capellán universitario, sabía que las almas jóvenes anhelan el heroísmo, incluyendo el heroísmo religioso y moral. También sabía que el esfuerzo a menudo falla – que todos somos menos de lo que nos esforzamos por ser. Pero a Juan Pablo eso no le parecía una razón para reducir las expectativas.

La respuesta al fracaso no era resignarse, conformarse con ser el segundo o el tercero. La respuesta era reconocer que Cristo estaba allí en el polvo con uno, pues Él había caído a lo largo del Vía Crucis. Así que hay que levantarse, buscar el perdón y la reconciliación, y volver a intentarlo. Con la ayuda de la gracia, y respondiendo al  llamado de "Sígueme", hay que esforzarse por ser alguien de carácter, compasión y convicción.

En los últimos años, algunas voces en la Iglesia a veces han descrito el Evangelio y sus exigencias como un "ideal". Aunque no sea la intención, se implica que el "ideal" es imposible de lograr, por lo que las exigencias deben ser atenuadas y el nivel de expectativa reducido. Algunos pudieran imaginar esto como un mensaje consolador, ya que todos fallamos.

Pero imaginen si Juan Pablo hubiera vuelto la lección de Westerplatte al revés y le dijera a los jóvenes: “Miren, ya basta de romanticismo polaco. Aquellos soldados jóvenes habían sido superados en número. No tenían posibilidades. Debieron rendirse”. ¿Se hubieran agitado los jóvenes corazones y almas de manera que terminaran el trabajo de acabar con el comunismo, y asumieran la tarea de construir una sociedad libre y virtuosa?

Parece improbable. Mejor dicho, parece imposible.

Comments from readers

Sister Lidia Lidia Valli - 07/19/2016 11:02 AM
"The answer was to recognize that Christ was down there in the dust with you, as he had fallen along the Way of the Cross. So get up, seek forgiveness and reconciliation, and try again; with the help of grace, and answering the call, ��Follow me,� strive to be someone of character, compassion, and conviction." Is this answer important always, in our daily life. May the mercy of God always help us to get up and follow Jesus.

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