El bien, el mal, y la voluntad de Dios
Monday, May 18, 2015
Deacon Peter Trahan
La providencia de Dios es un tema que nos ofrece una nueva perspectiva sobre el mal y una corrección sobre lo que muchas personas atribuyen a la voluntad de Dios. El error fundamental sobre esto último es pensar que todo lo que sucede, sucede de acuerdo a la voluntad de Dios, que Dios lo quiso. Si esto fuera cierto, entonces tendríamos (y muchos piensan que tienen) una explicación fácil para las cosas malas que le sucede a la gente buena. "Fue la voluntad de Dios".
Esto es muy perjudicial para el que sufre y para quien le podríamos decir eso pensando que le serviría como consuelo. Con probabilidad ya está enojado con Dios, y ahora tiene un motivo para confirmar su enojo: “Es culpa de Dios".
Dentro del amplio misterio de la providencia de Dios se encuentran la voluntad de Dios y su consentimiento, y entre ambos se encuentra el don del libre albedrío en sus criaturas. Lo que sucede no es siempre lo que Dios quiere, y lo que Dios quiere no siempre ocurre.
En el Nuevo Testamento, hay dos versículos específicos que plantean esto:
- “Para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”. (1 Tim. 2:2-4)
- “No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión”. (2 Pedro 3:9)
La voluntad de Dios — el libre albedrío — consentimiento de Dios.
El mal no es algo, sino la falta de algo, una carencia del bien donde el bien debiera estar. Es bueno que un pájaro pueda volar porque volar es parte de la naturaleza de las aves. Cuando un pájaro no puede volar hay una carencia de un bien; por lo tanto, es un mal, un mal natural. Por otro lado, el hecho de que los seres humanos no pueden volar, no es la carencia de un bien, porque volar no es de la naturaleza humana. Por lo tanto, no es un mal.
Ahora, hay tres categorías de maldad en el mundo: el mal natural, el mal hecho por el hombre, y el mal angelical, ninguno de los cuales es de Dios — ya que Dios es bueno y sólo puede crear y emitir el bien. Estas tres categorías del mal surgen de una sola fuente: el libre albedrío en la naturaleza de las criaturas racionales (humanos y ángeles).
Ustedes pueden poner esto en duda: "¿Qué hay con el mal natural, las tormentas, las enfermedades, los terremotos, los defectos de nacimiento o trastorno mental, y demás?" Lean detenidamente la carta de san Pablo a los Romanos 8:18-23. En este pasaje hay tres conceptos importantes para nuestra consideración:
- La creación, sometida a la corrupción, está en espera de la redención de los hijos de Dios ... la redención de nuestro cuerpo (nuestra alma se redimió en la cruz; nuestro cuerpo, de acuerdo con san Pablo, está a la espera de la segunda venida de Cristo y la resurrección del cuerpo).
- En ese momento, la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción.
- La creación no fue sometida a la corrupción "por su propia voluntad, sino por el que la sometió a la vanidad." La naturaleza de la creación no es ser corrupta.
Para entender este tercer concepto, debemos leer un par de versículos del Génesis. En 3:17,18, después de la desobediencia, Dios dice a Adán: “…maldito sea el suelo por tu causa … Espinas y abrojos te producirá”. Esto no es el dictamen de un castigo, sino la declaración por el resultado del trastorno de Adán (la tendencia a la auto-gratificación con el mundo material en vez de con Dios), debido a la pérdida de la gracia santificante.
Debido a que Dios creó a Adán del "barro de la tierra" (es decir, la materia de la creación), tiene una conexión intrínseca con la creación. La naturaleza humana desordenada de Adán debido al pecado original reverbera en la creación. Adán es quien somete la creación a la vanidad (maldita sea la tierra — la creación; espinos y cardos — en representación de todos los males naturales, las cosas malas en la naturaleza).
Por lo tanto, hay tres males: el mal hecho por el hombre y el mal natural, ambos como consecuencia del mal uso que diera Adán a su libre albedrío; el mal angelical, que proviene de la esfera espiritual, resultado del mal uso del libre albedrío angélico. Todos los ángeles fueron creados buenos por Dios, pero hicieron una mala decisión que resultó en la desconexión eterna de Dios (la condena), y su venganza es sobre la humanidad.
La voluntad de Dios — el libre albedrío humano y angélico — consentimiento de Dios.
¿Por qué, entonces, Dios consiente? No permitir el mal requeriría reprimir el libre albedrío. Sin el libre albedrío no seríamos humanos, y no seríamos capaces de volvernos libremente a Dios en respuesta a su gracia, y amarle por quien Él es.
Una segunda consideración es la existencia de un conocimiento y capacitación que proviene de la experiencia. En el documento Gaudium et spes, del Vaticano II, obtenemos una comprensión más profunda sobre esta forma de pedagogía y su propósito. Al tratar sobre el nuevo cielo y la nueva tierra profetizados en Isaías (65: 17ss), 2 Pedro (3: 13-14), y el Apocalipsis (21: 1ss), los padres conciliares expresan lo siguiente:
“Pues los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y trasfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal: "reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz". El reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará su perfección”. (GS 39)
Una consideración final en cuanto a por qué Dios consiente, es que tras cada mirada al mal, nos volvemos y "corremos" hacia Dios. Para conocer a Dios (el Bien) y acudir a Él voluntariamente, debemos conocer el mal.
¿La providencia de Dios? Es muy sencilla.
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