Para que los ni�os refugiados regresen a la escuela
Monday, September 12, 2016
Carolyn Y. Woo Ph.D.
Hay muchas cosas que damos por sentado: el agua de nuestros grifos, la comida en el supermercado, un techo sobre nuestras cabezas, un médico para vacunar a nuestros hijos. Sin embargo, a menudo estos se encuentran fuera del alcance de las personas atendidas por Catholic Relief Services.
Hay algo muy preciado que quiero tratar este mes: la escuela.
Cada septiembre, tan seguro como el agua fluye del grifo, nuestros hijos y nietos se quejan de que sus vacaciones llegan a su fin y de que deben desfilar por los pasillos de la educación una vez más. Pero imaginen que su escuela no estuviera allí. Imaginen si septiembre llegara y se fuera, y las puertas de la escuela permanecieran cerradas a nuestros hijos.
En la actualidad, la crisis de los refugiados que afecta a nuestro mundo convierte ese escenario en una realidad para muchos niños. Millones de personas huyen de la violencia en Siria, Irak y otros lugares. Algunos han dejado sus países. Algunos han buscado refugio en ellos. Este verano aprendí mucho sobre su situación al visitar a los refugiados en el Líbano, Grecia y Serbia.
Muchos de ellos eran hombres jóvenes que intentaban llegar a Europa para encontrar empleo y enviar dinero a sus familias, a sus hijos. De los 16 millones de personas en el Medio Oriente que han sido forzadas a abandonar sus hogares, más de la mitad son niños.
La mayoría de los niños habían estado en la escuela cuando tenían un hogar. Ahora, muchos no lo están. Una cosa es interrumpir la educación durante unos meses, incluso uno o dos años; podrían regresar a casa y ponerse al día. Pero en Siria ha habido guerra desde hace más de cinco años. La violencia más reciente en Irak se remonta casi a la misma época.
De hecho, la realidad de los refugiados de hoy es muy diferente de lo que era después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se puso en marcha gran parte de la infraestructura legal y humanitaria para ayudar a las personas desplazadas. Ahora, el refugiado promedio está fuera de su hogar durante más de 20 años. En cuanto a la educación, eso es toda una la vida, los años en que cada uno de nosotros edifica la base que sostendrá todos los aspectos de nuestras vidas — económicos, espirituales, intelectuales.
Por eso es que gran parte de nuestro trabajo con los refugiados se centra en la educación. Los niños atrapados en los disturbios han sufrido trauma. Necesitan apoyo emocional y psicológico, así como maestros dedicados para ayudarles a recuperar sus vidas. La educación desempeña un papel vital en darles una estructura, un sentido de normalidad y un lugar para que sanen.
CRS ofrece asistencia a más de un millón de sirios en todo el Oriente Medio y Europa, y más de 150,000 iraquíes desplazados. Ayudamos a más de 64,000 niños en edad escolar en países de toda la región.
En nuestro trabajo reconocemos que los niños que han sufrido la violencia pudieran no estar dispuestos a estar sentados en un aula. Por eso nuestros espacios para los niños en los campamentos de refugiados proporcionan un ambiente seguro donde pueden participar en educación informal, recreación y terapia. Estas actividades abordan los temores, la soledad y las inseguridades de los niños para que puedan comenzar a sanar. Aprenden a comunicarse y a confiar, lo que les prepara emocionalmente para la educación formal.
Para llegar a los niños, utilizamos marionetas y juego, con videos producidos por No Strings International, fundado por profesionales que trabajaron con The Muppets. "Red Top", "Blue Top" y "Out of the Shadows" permiten que los niños enfrenten sus miedos y esperanzas en un espacio seguro, a través del mundo de la imaginación.
Muchos de los refugiados con los que trabajamos no viven en campamentos. A menudo se encuentran en apartamentos hacinados en ciudades de la región. Se supone que las escuelas locales deben aceptar a los refugiados, y encontramos que la mayoría trata de acogerlos. Pero a veces la cantidad es abrumadora, y los niños refugiados se enfrentan al estigma y la discriminación. Ayudamos a las familias de refugiados para que sus hijos asistan a la escuela, y proporcionamos clases de recuperación y otros tipos de apoyo.
Nuestro trabajo en la educación es una inversión fundamental en el futuro. Un día, nuestras oraciones serán respondidas y volverá la paz a Siria, Irak y toda la región. Independientemente de cuándo llegue ese día, queremos que los niños estén preparados para ocupar su lugar en la edificación de naciones pacíficas y prósperas que acojan a todos.
Amar, una refugiada siria que vive en Jordania, nos dijo que la educación de sus hijos es su prioridad. Cuando le preguntaron por qué, ella respondió con un proverbio árabe: "El aprendizaje es la luz".
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