Llamada a llevar a Jes�s a todos los pueblos
Monday, April 20, 2015
Sr. Jane Stoecker
Recibir un anuncio puede cambiar nuestras vidas, si lo permitimos. Una nueva oferta de empleo o la pérdida de un trabajo, un certificado de buena salud o noticias críticas, un llamado a ser voluntarios en el centro de la ciudad o para aceptar un puesto bien remunerado.
Probablemente uno de los anuncios más trascendentales fue el del ángel que le habló a María. Reflexionemos un momento sobre la respuesta de María al anuncio inesperado: "Vas a dar a luz un hijo. Su nombre será Jesús". Y la respuesta de María al ángel fue "Sí." María estaba siendo llamada por Dios; era su llamado a la entrega total; no había tiempo para temores, sólo el valor y el abandono a la voluntad divina de Dios.
Un anuncio personal que me gustaría compartir con ustedes fue el llamado de Dios a la vida religiosa. Por mi felicidad y por el deseo de Dios por mí, yo sólo pude escuchar y responder. No fue un llamado a mi mejor amigo o a quien parecía más apropiado para recibir esta invitación, sino a mí. Fue un llamado, un anuncio para marcar una diferencia radical en mi vida y en el mundo. Fue un llamado a la entrega total.
¿Qué significará el “sí” de María ahora? Ella se prepara para el siguiente paso, el viaje para visitar a Isabel, el anuncio gozoso del que lleva adentro. No escuchamos sobre la duda, o sobre la preocupación de la duración del viaje, las inclemencias del tiempo o del terreno escabroso, si José la acompañaría o no. El Evangelio de Lucas nos dice: "... se fue con prontitud". Sabía lo que tenía que hacer; ¡llevaba a Jesús!
Mi siguiente paso significaría la fidelidad al llamado, la paz y la alegría. Jesús me deseó como un Evangelio vivo para aquellas con las que viviría más unida, y para todo el mundo. Como Hermana de San José, Florida sería el territorio misionero, y yo sería un instrumento con el que Dios trabajaría (en mí y a través de mí). El siguiente paso: ir con prontitud para hacer lo que hay que hacer; ser una hija del Evangelio vivo, porque estás llamada a llevar a Jesús a todos los pueblos.
Este Año de la Vida Consagrada alienta a los religiosos en todas partes a reflexionar sobre su llamado, a renovar la alegría del amor incondicional de Dios en nuestras vidas. Y entonces, “en María cada uno de nosotros, empujado por el viento del Espíritu, vive la propia vocación de caminar!" (cita de "¡Alegraos!", una carta a los consagrados y las consagradas, tomada de las enseñanzas del Papa Francisco).
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