El amor aut�ntico: algo muy especial

Monday, February 9, 2015

Stephen Colella

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Fotógrafo: MARLENE QUARONI | FC

Rosa y Armando Fernandez se cogen de manos al renovar sus votos durante la Misa arquidiocesana para matrimonios que celebran sus bodas de oro y plata, en 2013.

Hay algo muy especial cuando vemos a un matrimonio de ancianos tomados de la mano. No se trata tanto de los detalles sobre el lugar donde están o qué más estén haciendo. Dos personas cualquiera pueden tomarse las manos para demostrarse aprecio y afecto. Pero en esto hay algo más.

En su contacto y a través del mismo, se revelan unas verdades profundas y hermosas. Nos ofrece un destello de amor auténtico. Es un reflejo de una manera más elevada del amor. Es un amor que anhelamos, un amor que nos conoce bien y, aún así, nos ama más allá de imperfecciones, tristezas y pruebas muy reales que son inevitables en cada vida. Es un amor eterno e incondicional puesto en acción, en tiempos buenos y tiempos malos, en la enfermedad y la salud, todos los días de sus vidas.

Algo muy especial se revela cuando dos personas completamente distintas se convierten en una en corazón, mente y cuerpo. La pareja se compone claramente de dos personas separadas, y no son iguales. Son iguales en dignidad humana, pero son diferentes. Hay belleza en sus diferencias. Es en esas diferencias y a través de ellas, que se revela el verdadero amor íntimo. Es en nuestras diferencias y a través de ellas, que este amor auténtico y hasta expiatorio se levanta desde nuestro interior cuando decidimos amar al otro que es tan distinto de nosotros.

En este amor entre esposo y esposa hay algo muy especial que se revela sobre el dar y el recibir. Cuando los vemos tomados de las manos, no podemos decir quién da el amor y quién lo recibe. En el amor genuino, no podemos decir quién es el que ama y quién es el amado. Simplemente, vemos el amor.

Si observamos bien, quizás hasta pudiéramos comenzar a notar un profundo ciclo de amor revelándose a sí mismo. No existe especificación. Tanto el esposo como la esposa son el sujeto para el otro, no el objeto del otro. Aquí es cuando vemos cómo alguien entrega el verdadero don de sí mismo al otro. El receptor recibe ese amor y, a la vez, entrega por completo el don de sí mismo a quien lo otorga. Cada don no es rechazado o usado, sino que, a cambio, es recibido y aceptado completamente por el otro, y tal aceptación en sí misma, es un don, un nuevo regalo, posiblemente un regalo mayor para quien lo otorgó en el principio. Estas dinámicas continúan y, literalmente, aumentan hasta convertirse en un ciclo cada vez mayor de amor, hasta que se desborda para que podamos observarlo y experimentarlo.

En el caso de estos esposos ancianos tomados de las manos, sus creencias, sus elecciones, y sus acciones se desbordan para traer el bien al mundo. Podemos ver su amor, y hasta la mínima mirada al mismo nos conmueve, y de esta manera es fructífero. Todo el amor da frutos. La naturaleza del amor verdadero es que no puede encerrarse en sí mismo. Cuando vemos a una persona hacer un acto de amor desinteresado, nos inspira a que hagamos lo mismo. El amor crece, se multiplica y da frutos.

El amor de un esposo y una esposa dará frutos de muchas maneras. Esto ocurre en muchos niveles, como el psicológico, relacional y espiritual, pero una de las maneras más fundamentales es a nivel natural y biológico. El amor conyugal se pone de manifiesto en y a través de sus mayores diferencias de distinción sexual. Aquí podemos ver el ciclo del amor donde, en un nivel completamente biológico, el cuerpo de un hombre da, el cuerpo de la mujer recibe, y da una nueva vida. Las partes de nuestros cuerpos que revelan nuestra distinción sexual reciben un propósito y culminan a través de la relación con el otro. Los frutos de un nuevo bebé es un testimonio vivo para el mundo entero de este amor del esposo y la esposa.

Por último, hay algo muy especial en ver a un matrimonio anciano tomado de la mano, porque me recuerda que yo soy capaz de amar más de lo que lo hago. No siempre amo completamente, o en el momento indicado, o de la manera correcta. Necesito que otros me ofrezcan un mayor testimonio para poder tener un ejemplo y motivación con el fin de trabajar para ampliar mi propia capacidad de amar. Les invito a que se unan a mí para lograrlo.

Esta es la Semana Nacional del Matrimonio. El sábado es el Día de San Valentín, y el día en que estaremos celebrando el sacramento del matrimonio en la Arquidiócesis de Miami con la misa para los matrimonios que celebran sus aniversarios de plata y de oro. Reserven la fecha para la Cita Nocturna Arquidiocesana el 14 de marzo. Pronto se enviará más información sobre la Jornada Mundial de las Familias que se realizará en Filadelfia en septiembre. Pueden encontrar excelentes recursos de los obispos de los Estados Unidos en www.portumatrimonio.org.

Por eso, les exhorto a que saquen un momento en esta semana para hacer algo para celebrar y apoyar su propio testimonio sobre el matrimonio, aunque sea algo tan sencillo como tomarse de las manos. Y la próxima vez que vean a un esposo y esposa de cualquier edad, agradézcanle su testimonio tan especial sobre el matrimonio.