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El Encuentro Mundial de las Familias que se realizará en Filadelfia en septiembre debe ser más que una gran "reunión de los clanes" católicos con el Papa Francisco – como deben ser los meses hasta esa ocasión. Si la Iglesia en los Estados Unidos toma en serio esta oportunidad, estos meses de preparación serán un tiempo para que los católicos reflexionen sobre el significado pleno y valioso del matrimonio y de la familia: bienes humanos cuya gloria el Evangelio pone de relieve. Los padres, maestros y pastores comparten la responsabilidad de aprovechar esta oportunidad, que llega en un momento en el que el matrimonio y la familia se encuentran colapsando en nuestra cultura y sociedad. 

Ahora, gracias a un magnífico pequeño catecismo preparado por la Arquidiócesis de Filadelfia y el Pontificio Consejo para la Familia, se nos ha dado un recurso fundamental con el que se pueden organizar meses de catequesis sobre el matrimonio y la familia — y se ha ofrecido a los predicadores material fiable para preparar las homilías sobre estos temas importantes de aquí a septiembre. 

"El Amor es Nuestra Misión: La Familia Plenamente Viva" (de Our Sunday Visitor) comienza recordándonos que la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y la familia no se compone de "posiciones" o "políticas", una mala interpretación generalizada en estos días. Más bien, las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia son expresiones de las verdades básicas de la fe cristiana: Dios, que dio vida al mundo, nos ama; el amor divino está representado con más poder en el hijo de Dios, Jesucristo; la amistad con Jesús nos lleva a estar en comunión con la Iglesia, que es un anticipo de la comunión con Dios para la que estamos destinados; nuestra tarea básica como cristianos es ofrecer a los demás el don que hemos recibido — la amistad con el Señor, lo cual hacemos tanto por medio del testimonio y la propuesta. O como San Agustín lo expresara tan memorablemente en las "Confesiones", hemos sido hechos para Dios, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en el abrazo divino. 

Nada queda fuera de los propósitos creativos y redentores de Dios, que incluyen haber sido creados hombres y mujeres, la complementariedad y la fecundidad incorporadas en haber sido creados varón y hembra, y la permanencia del matrimonio, que es un signo de la propia fidelidad del pacto de Dios. Dios es una comunión de Personas en el amor; por tanto, el amor conyugal es un icono de la vida interior de la Santísima Trinidad, como enseñó san Juan Pablo II. Dios cumple sus promesas; por eso quienes entre nosotros mantienen la promesa de vivir el pacto del matrimonio, dan testimonio con su propia fidelidad de esa promesa divina. 

A la luz de todo esto, la idea cristiana de la castidad se puede ver más claramente. En la visión católica de las cosas, la castidad no es una cadena deprimente de prohibiciones, sino una cuestión de amar con integridad: amar en lugar de "usar"; amar a otro por sí mismo. Las tentaciones sexuales a las que la Iglesia dice "no" implican un “sí” más elevado, más honorable, más convincente: sí a la integridad del amor, sí al amor entendido como el don de uno mismo a otro, sí a la familia como fruto del amor, y sí a la familia como la escuela donde primero aprendemos a amar. "Sí" es la postura católica fundamental hacia la sexualidad, el matrimonio y la familia. Debemos dar testimonio de ese "sí" con un corazón jubiloso, reconociendo que el ejemplo de las familias católicas alegres es el mejor regalo que podemos ofrecer a un mundo marcado hoy por la glorificación del egoísmo. 

En un pontificado que nos ha recordado continuamente nuestras responsabilidades para con los pobres, a los que Dios presta una atención especial, los preparativos para el Encuentro Mundial de las Familias son también una oportunidad para recordarle a nuestra sociedad que los matrimonios y las familias estables son el programa contra la pobreza más efectivo del mundo. Como escribió el demógrafo Nicholas Eberstadt recientemente: "Con toda seguridad, el huir de la familia viene a expensas de los jóvenes vulnerables" — especialmente de los niños de bajos ingresos, que son más vulnerables a los efectos tóxicos de la ruptura familiar. Eso no es una queja católica; es información elemental de las ciencias sociales. 

La idea católica del matrimonio y de la familia es un regalo para el mundo entero. En los próximos meses, los católicos debieran dar ese regalo en derroche. 

Comments from readers

Yvrose Charles - 04/27/2015 11:34 PM
My husband and I, and my kids, are very exited, already motivated and continue to motivate other couples and family to participate to the world meeting in Philadelphia in September 22 / 27 2015. @ st Elizabeth of Hungary @ Pompano there are a movement calling : "Couples and Family" We hope to be there to see The POPE. any information, please let us know .Thanks. Gerard And Yvrose CHARLES. God bless.

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