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Por varios años noté en los programas de la televisión, y en la vida diaria, la frecuencia con la que la gente utiliza la expresión contemporánea: “Así son las cosas”. Esto me ha llevado a preguntar el significado que tiene para quienes la utilizan. Tengo esta hipótesis: esta expresión es la manera en que quienes ya no se sienten cómodos con el lenguaje de Dios, en realidad practican aceptar la voluntad de Dios en sus vidas. Pienso que tras esa resignación, existe la confianza en que aun las cosas que parezcan terribles para nosotros, estarán bien. 

En una de sus reflexiones diarias, el Padre Richard Rohr dice que aprender a aceptar lo que nos suceda en nuestras vidas como un mensaje de Dios, quien siempre nos habla a través de la realidad, es una espiritualidad importante. (Esto también es la espiritualidad del movimiento de Comunión y Liberación, el cual he seguido por varios años.) 

Esta clase de espiritualidad es una que funciona para personas de todas las edades, pero es más necesaria para aquellos de nosotros que somos mayores, porque casi a diario nos damos cuenta de que perdemos alguna habilidad o algún talento. No nos hace bien quejarnos sobre eso o despotricar contra ello. Todo lo que podemos hacer es sonreír, aceptarlo como un mensaje de Dios, y decir: “Así son las cosas”. 

De acuerdo con el Padre Rohr, ver la vida de esta manera es lo que significa ser santo. Si está en lo correcto, conozco muchas personas santas — amistades y familiares a los que he observado a lo largo del pasado año aceptando con gracia las situaciones difíciles. Quizás no digan: “Que se haga en mí según Tu voluntad”, pero por sus acciones, eso es lo que están haciendo. 

Les doy un ejemplo de mi propia vida: durante una reunión con la nueva directora del departamento en el que doy clases — una religiosa de Kenia que recién terminó su doctorado en física — ella me preguntó si yo podía asumir la posición de coordinador académico en el Departamento. Yo decliné porque conllevaría dejar las tutorías diarias, algo que me da mucha vida. Además, le dije, había perdido confianza en mis capacidades mentales. Ya no soy tan ingenioso. Ella me aseguró que las personas mayores mantienen sus capacidades mentales al utilizarlas. En ese mismo momento, un hermano de la comunidad apareció en la puerta para decirme que había dejado el automóvil encendido en el estacionamiento. (¡También lo había dejado abierto, lo que le permitió a Seguridad apagarlo antes de que la batería se gastara nuevamente!) Al regresar después de ocuparme de eso, no se volvió a hablar sobre la posición…

Así son las cosas. 

En este momento de mi vida, nada más parece tan importante como aprender esta espiritualidad. Que todos continuemos encontrando crecimiento y paz al aceptar la realidad con sus altas y bajas, y que tengamos la fe para ver, aun en las bajas, la mano amorosa de la Providencia. 

Este blog es adaptado de la carta navideña del Hermano Richard a sus familiares y amigos.

Comments from readers

Bertha Moro - 04/06/2015 04:08 PM
Br. DeMaria you continue to inspire us with your words of wisdom. It's not always easy to let go and accept God's will, but I work at it everyday. Your blog hit home because I often find myself saying, "It is what it is!"
Hope Sadowski - 04/06/2015 02:16 PM
Brother DeMaria's writings are always very inspiring and reflective. With all the turmoil in Kenya lately, I do hope and pray for his safety and well being. Peace and blessings.
Michele P. MacEachern - 04/06/2015 02:15 PM
Ah, Richard, brave Paschal Mystery words, those! To paraphrase St. Paul,we who have been baptized and redeemed into Christ must also die with him and to ourselves. Your happy, embodied spirit does, indeed, "laugh at the days to come." A graced Easter season to you and to your community there in Africa.

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