Las verdades de nuestra fe
Monday, October 17, 2011
Joan Crown
Un día, un párroco me llamó para pedir ayuda. Una mujer estaba en su oficina, llorando sin control, mientras se mecía con una foto de su bebé abortado, un niño que tenía el síndrome de Down, por lo que le habían dicho que era preferible que muriera. Le dieron la foto como recordatorio de la razón por la que tuvo que abortar, pero ocurrió lo inesperado: al ver la foto, vio a su bebé. Su incontrolable llanto se originaba en lo más profundo de su alma, al saber que su niño ya no existía.
Comprender que “maté a mi propio hijo” sólo puede consolarse con la misericordia de nuestro amoroso Dios. Una mujer que había abortado expresó: “Si no lo han vivido, ¡no pueden imaginar lo horroroso que es!”
Muchas de las segundas víctimas del aborto, nuestras “heridas ambulantes”, se sientan en los bancos de las iglesias cada domingo anhelando una palabra, una señal de que aún pertenecen, de que hay un camino de vuelta a la esperanza y a la sanación.
Una vez sanadas, estas víctimas se encienden con la Verdad. Se convierten en profetas que entregan sus vidas para salvar las vidas de otros.
El arzobispo Charles J. Chaput, que ahora se encuentra en la Arquidiócesis de Filadelfia, dijo:
“Tenemos que estar tan convencidos de las verdades que recitamos en el Credo como para vivirlas ardientemente. Tenemos que amar estas verdades y defender estas verdades, incluso hasta poner en riesgo nuestra propia comodidad y tener que sufrir”.
¿Estamos convencidos de las verdades de nuestra fe? ¿Hablamos para defender la vida de cada niño, sabiendo que es el “don supremo” de nuestro Creador?
Recientemente, muchas personas se indignaron cuando un jurado absolvió a Casey Anthony. Casi todos decían que nadie puede quitarle la vida a un niño inocente, y continuar como si nada.
Por eso, tenemos que preguntar: “¿Dónde está la indignación por los 4,000 niños inocentes, cuyas vidas son tronchadas brutalmente cada día en nuestro país por el aborto legal? ¿Por qué no escuchamos a la gente clamar por las vidas de estos niños?”
El aborto continúa siendo legal en nuestro país porque la mayoría de los americanos ha creído la mentira de que esos no son niños, y esa mentira se perpetúa principalmente con el lenguaje engañoso, al no llamarlos bebés y al no llamarlos asesinatos.
La reacción del público ante la muerte de Caylee Anthony demuestra cómo reaccionamos al darnos cuenta de que quien murió asesinado fue un niño. Rehusamos admitir la ironía de nuestro entusiasmo y alegría al ver el ultrasonido de un niño “deseado”, de un niño “planificado”, contra la angustia al enterarse de que una está embarazada con un niño no deseado. En la actualidad, es rutina realizar ultrasonidos temprano en el embarazo, aproximadamente en la octava semana. En esa etapa, se puede ver al bebé pateando y dando vueltas; sin embargo, la mayoría de los abortos se practica en esa etapa. Cuando lo que vemos en un ultrasonido es un niño deseado, no hay necesidad de lenguaje engañoso. Es sólo cuando se planifica la destrucción del niño, que el idioma cambia y se oculta la verdad.
En la Arquidiócesis de Miami, y en un esfuerzo por transmitir la verdad sobre la vida, dos centros del Respeto a la Vida para el cuidado durante el embarazo — en South Dade y Hollywood — se han equipado con máquinas de ultrasonido. Con esta tecnología, esperamos salvar muchas vidas, tanto de madres como de niños.
El arzobispo Chaput dijo: “Somos embajadores de Dios vivo en un mundo que está punto de prescindir de Él. Vamos a proclamar a Jesucristo con toda la energía de nuestras vidas y tenemos que apoyarnos entre nosotros sin importar el costo. De modo que, cuando hagamos nuestra contabilidad ante el Señor, seamos contados entre los fieles y valientes, y no entre los cobardes o los que huyen, ni entre aquellos que se adaptaron hasta que no quedó nada de sus convicciones, o aquellos que guardaron silencio cuando se debería haber hablado la palabra correcta en el momento adecuado”.
Que el Señor bendiga nuestros esfuerzos para que podamos vivir nuestras vidas con el fuego de Su verdad.
Comments from readers
Thank you for this article, but most of all, thank you for everything you've worked to defend human life and to protect this ministry in our Archdiocese. You are a gift for all of us!
Know of my constant prayers for you.
I remember you shared this with us at the Respect Life workshop I attended at St. Agatha.
God bless you and God bless our Repect Life ministry.
Jose Espinal, Miami Fl.
I would like to make one correction to the article. The two centers who now have ultrasound are our Sunset Center and our N. Broward Center in Margate.
We have just hired two ultrasound technicians and hope to be up and running in a couple of weeks.
Mari