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Feature News | Thursday, November 02, 2017

Un abrazo entre cat�licos y luteranos

Reforma 500 culmina con un servicio en la Catedral

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El Arzobispo Thomas Wenski, izquierda, y el obispo luterano electo Pedro Suárez se abrazan durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

Fotógrafo: Jim Davis

El Arzobispo Thomas Wenski, izquierda, y el obispo luterano electo Pedro Suárez se abrazan durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

MIAMI | Dos pastores principales ―uno católico, uno luterano― compartieron un gran abrazo el 29 de octubre, simbolizando una nueva cercanía entre sus comunidades religiosas durante un histórico servicio de oración interreligioso, en la Catedral St. Mary.

El abrazo ―entre el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y el Obispo Electo Pedro Suárez, el próximo jefe del Sínodo de La Florida-Bahamas de la Iglesia Evangélica Luterana de Estados Unidos― tuvo lugar en la culminación de Reforma 500, un año de celebraciones por el 500 aniversario de la Reforma Protestante.

Sin embargo, a diferencia de la misma Reforma, el servicio no celebró la división entre cristianos católicos y protestantes, sino 50 años de buena voluntad ecuménica, y un compromiso por ambas partes para mantenerlo así.

El obispo luterano electo Pedro Suárez, izquierda, y el Arzobispo Thomas Wenski caminan lado a lado en procesión durante el servicio de Oración Común por la Reforma 500, en la Catedral St. Mary. A la derecha está el P. Richard Vigoa, sacerdote-secretario del Arzobispo.

Fotógrafo: Jim Davis

El obispo luterano electo Pedro Suárez, izquierda, y el Arzobispo Thomas Wenski caminan lado a lado en procesión durante el servicio de Oración Común por la Reforma 500, en la Catedral St. Mary. A la derecha está el P. Richard Vigoa, sacerdote-secretario del Arzobispo.

“Después de 500 años, hemos redescubierto una comunión real, aunque imperfecta, entre nosotros”, dijo el Arzobispo Wenski a sus 250 oyentes, muchos de ellos de iglesias luteranas. “Resolvimos fortalecer lo que tenemos en común y, con santa impaciencia, buscar construir la unidad”.

El Obispo Electo Suárez, que fue elegido el 14 de octubre y se instalará en enero, estuvo de acuerdo. “Lo importante es que ambos estamos proclamando el Evangelio de Jesucristo”, dijo en una entrevista antes del servicio. “La gente está experimentando desesperanza y miedo. Cuando ven a dos iglesias polarizadas que se unen, les da esperanza a todos”.

El servicio siguió a la liturgia conocida como “Plegaria Común”, utilizada por primera vez en Lund, Suecia, el 31 de octubre, el aniversario de la publicación por Martin Lutero de sus 95 tesis contra la autoridad católica. El servicio, dirigido por el Papa Francisco y altos representantes de la Federación Luterana Mundial, lanzó una serie mundial de celebraciones similares entre los obispos de los dos cuerpos de la iglesia.

Guiados por la liturgia de 10 páginas, la congregación de la Catedral St. Mary cantó himnos, recitó lecturas bíblicas y se unió en oración. También recitaron el Credo de los Apóstoles y cantaron la oración Kyrie Eleison, pidiendo misericordia divina.

Arrepentimiento de los muros

Los lectores lamentaron las “cargas de la culpa del pasado” por las divisiones entre los creyentes: “Como comunidades y como individuos, construimos muchos muros a nuestro alrededor: mentales, espirituales, físicos, políticos... Señor, ten piedad”.

El Rvdo. Walter Still da un mensaje durante el servicio de Oración Común de Reforma 500, en la Catedral St. Mary. Él es presidente del Comité de la Reforma 500 para el Sínodo Florida-Bahamas de la Iglesia Evangélica Luterana en América.

Fotógrafo: Jim Davis

El Rvdo. Walter Still da un mensaje durante el servicio de Oración Común de Reforma 500, en la Catedral St. Mary. Él es presidente del Comité de la Reforma 500 para el Sínodo Florida-Bahamas de la Iglesia Evangélica Luterana en América.

Finalmente, la congregación escuchó los cinco “Imperativos”, clave del documento luteranocatólico de 2013, “De conflicto a comunión”. Las declaraciones incluían promesas para católicos y luteranos de buscar la unidad visible, proclamar juntos el Evangelio, abordar su relación desde la unidad y no la división, persistir en el trabajo y “redescubrir conjuntamente el poder del Evangelio de Jesucristo para nuestro tiempo”.

Luego vino el signo tradicional de la paz y el abrazo de los obispos. Eso preparó a todos para rezar el Padrenuestro.

La música también era ecuménica. Se presentó el himno de Taizé “Veni Sancte Spiritus”, de Jacques Berthier, más un nuevo coro de meditación, “Alleluia”, de Rachel Currea, de Coral Gables, parte de un CD lanzado para Reforma 500 en septiembre.

Los 50 cantantes incluyeron el coro de la Catedral St. Mary y el Miami Collegium Musicum, un coro de la comunidad formado este verano. Alternando como conductores estaban Gustavo Zayas, director de música arquidiocesano, y Donald Oglesby, director del collegium.

Incluso el sermón fue compartido entre el Arzobispo Wenski y el Rvdo. Walter Still, presidente de Reforma 500 para el sínodo de ELCA.

Detener las piedras

“En nuestra vida, hubo momentos en que era aceptable que los niños luteranos arrojaran piedras a los niños católicos, y los niños católicos nos las devolvieran”, dijo el Rvdo. Still.

El Arzobispo Wenski da un mensaje durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

Fotógrafo: Jim Davis

El Arzobispo Wenski da un mensaje durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

“Las madres y padres católicos les decían a sus hijos que nunca deberían salir con un protestante, mientras que los padres protestantes inculcaban estereotipos similares en los corazones y las mentes de sus hijos”.

Lo que cambió, dijo, fue un reconocimiento de la necesidad de obedecer el mandato de Cristo “de amarnos los unos a los otros como Él nos amó”.

“Quiero decir esto muy claramente: nos necesitamos mutuamente”, dijo el Rvdo. Still. “Caminamos mojados desde las aguas del bautismo. Vivimos, reímos y lloramos juntos... Oro para que encontremos maneras de continuar en 2018 lo que descubrimos en 2017”.

En su intervención, el Arzobispo Wenski dijo que la mayoría de los historiadores y teólogos coinciden en que Martín Lutero no tuvo la intención de fundar una nueva Iglesia, lo que hizo aún más trágico que su movimiento de reforma “resultara en la ruptura del cristianismo occidental”.

Pero aplaudió el progreso desde que el Vaticano II abrió las puertas al diálogo ecuménico, un proceso que llamó irreversible.

“Se ha avanzado bastante en la sanación de viejos recuerdos, en la superación de antiguas sospechas y en dejar de lado las animosidades históricas”, dijo el Arzobispo Wenski. “Católicos y luteranos, católicos y protestantes en general, han aprendido a hablar juntos, a trabajar juntos en proyectos comunes, especialmente en proyectos que promueven el bien común y buscan construir un mundo más justo”.

De los luteranos en el evento, muchos habían sido criados como católicos, y algunos todavía asisten a iglesias católicas de vez en cuando. También incluyeron al menos 20 clérigos luteranos.

La división ha pasado de moda

El Rvdo. Bill Knott, de Fort Lauderdale, que dirige 15 congregaciones luteranas, dijo que los miembros de la iglesia aceptaron la nueva cercanía.

“Nuestra gente siente que [la división] ya ha pasado de moda”, dijo Knott, pastor de la iglesia luterana Abiding Savior. “Estoy orgulloso y contento de ser parte de esto. Y me atrevo a decirlo: espero con impaciencia nuestra primera Eucaristía compartida”.

El Arzobispo Thomas Wenski, izquierda, y el obispo luterano electo Pedro Suárez se abrazan durante el servicio de Oración Común, celebrando la Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

Fotógrafo: Rev. Keith Spencer

El Arzobispo Thomas Wenski, izquierda, y el obispo luterano electo Pedro Suárez se abrazan durante el servicio de Oración Común, celebrando la Reforma 500 en la Catedral St. Mary.

“Maravilloso” fue una de las palabras más utilizadas cuando las personas resumieron sus sentimientos.

“Es maravilloso estar aquí”, dijo Mona Schraff a, una de los ocho miembros de la iglesia luterana Trinity, en Pembroke Pines. “Es maravilloso que nos estemos moviendo hacia la paz y ayudando a la humanidad”.

Danielle Charlot, quien asistió con otros nueve miembros de la iglesia luterana St. John, en Miami Shores, dijo que pasó la mayor parte de su vida en iglesias católicas antes de cambiarse.

Ella distinguió el servicio del 29 de octubre como “exquisito... Ahora vemos que tenemos más similitudes que diferencias”. Además de Miami, los eventos de Reforma 500 se llevaron a cabo este año en varios lugares y alrededor de La Florida.

En marzo, la Universidad St. Thomas organizó un foro sobre “Sanando las Divisiones Cristianas”, en el que hablaron teólogos católicos y luteranos.

El 1º de octubre, el Centro Arquidiocesano de Renovación MorningStar dedicó un laberinto de oración de 40 pies, construido por luteranos y católicos durante ocho meses.

En enero, la Diócesis de St. Petersburg celebró una conmemoración conjunta de la Reforma, en la Iglesia luterana Príncipe de la Paz, en Largo.

Las diócesis de Orlando y San Agustín se unieron con los luteranos en junio, para una conmemoración de la Reforma 500, atrayendo a más de 1,200 fieles al Santuario Nacional de María, Reina del Universo, en Orlando.

Y el 31 de octubre, el día del 500 aniversario de la Reforma, el Obispo Electo Suárez se unió al Obispo Frank J. Dewane, de la Diócesis de Venice, en La Florida, para un servicio de oración en la iglesia luterana Emmanuel, en esa ciudad. Más de 300 fieles asistieron.

La Rvda. Kathryn H. Carroll, una de las líderes en el proyecto del laberinto de oración, expresó una mezcla de euforia y determinación después del servicio de Miami.

“Éste fue un evento culminante, pero no es un final”, dijo la Rvda. Carroll, pastora de la iglesia luterana Cristo Rey, en Miami. “Celebramos todo lo que ha sucedido. Y soñamos con lo que puede ser”.

Pastores luteranos llenan uno de los bancos delanteros durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary. Al centro, de negro es el Rev. Frank Kopania, un funcionario luterano de Darmstadt, Alemania.

Fotógrafo: Jim Davis

Pastores luteranos llenan uno de los bancos delanteros durante el servicio de Oración Común de Reforma 500 en la Catedral St. Mary. Al centro, de negro es el Rev. Frank Kopania, un funcionario luterano de Darmstadt, Alemania.



Comments from readers

Paul Schlachter - 11/02/2017 10:58 PM
I was among those who attended the Sunday commemoration prayers. The archdiocese and synod are to be commended for not letting this anniversary pass by without such a pause to recall what we should be doing to lessen the distance between the communions. I say this because the distance persists and is hurtful to those who call ourselves Christian - especially when the parties seek a greater union. Some heavy lifting has to be done by the highest authorities, it is true. But other initiatives and certainly ongoing collaborations can be taken locally. As long as fundraising is done by "the Catholic" this and "the Lutheran" that, for example, our general membership will not notice. By the way, the final photo tells a story all its own: both communions are moving targets, and the caption did not need to point out that the clergy shown are Lutheran!

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