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Feature News | Monday, November 28, 2016

Despu�s de Fidel: 'Tenemos que seguir esperando'

Para exiliados cubanos, memorias dolorosas se mezclan con alivio por muerte de Fidel Castro

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MIAMI | Mientras muchos celebraban animadamente en las calles, la muerte de Fidel Castro desencadenó una reacción más moderada entre los exiliados cubanos que asistieron el 26 de noviembre a la misa del mediodía en La Ermita de la Caridad.

"Hoy es un día como otro cualquiera", dijo Luis Gutiérrez. "Que se haya muerto ‘el caballo' no tiene nada que ver".

Fernándo y Laura Gómez llevan el ofertorio durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski el 26 de noviembre en La Ermita de la Caridad en Miami. Hablando el día después que se anunciara la muerte de Fidel Castro, el Arzobispo ofreció oraciones por el pueblo de Cuba e invocó la intercesión de su patrona, la Virgen de la Caridad, pidiéndo la paz para la Isla y su pueblo.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Fernándo y Laura Gómez llevan el ofertorio durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski el 26 de noviembre en La Ermita de la Caridad en Miami. Hablando el día después que se anunciara la muerte de Fidel Castro, el Arzobispo ofreció oraciones por el pueblo de Cuba e invocó la intercesión de su patrona, la Virgen de la Caridad, pidiéndo la paz para la Isla y su pueblo.

Gutiérrez utilizó el término del argot cubano — “caballo” — para Castro, de 90 años, quien falleció tarde en la noche del 25 de noviembre, pero cuya muerte había sido anunciada esa misma mañana. Sin embargo, su régimen de 57 años continúa sometiendo a Cuba, ahora bajo el mando de Raúl Castro, su hermano menor.

Esa es la razón por la cual, a pesar del júbilo en las calles de la Pequeña Habana, Westchester y Hialeah, la muerte de Fidel Castro en 2016 significa mucho menos de lo que hubiera significado en 1976 o incluso en 2006. Un régimen opresivo todavía encadena las libertades fundamentales en la Isla, y estrangula a una economía atribulada.

"Él hace 10 años que está afuera. Es el hermano y la camarilla que tiene alrededor", dijo Gutiérrez.

Señala que ha participado durante décadas en la misa del sábado al mediodía en la Ermita. "Ella me trajo", dijo, refiriéndose a la amada patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad.

Gutiérrez no exagera. Es el hombre que, a la edad de 22 años, trajo escondida, de Cuba a Miami, una imagen de la Virgen el día de su fiesta, 8 de septiembre de 1961. Casi 10,000 exiliados le dieron la bienvenida esa noche durante una misa emotiva en el antiguo estadio Bobby Maduro.

Su presencia proporcionó un aliento espiritual a los primeros exiliados e inspiró la construcción del Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad, conocido como La Ermita, en la Bahía de Biscayne. La Ermita permanece como un faro de la fe y del patriotismo cubanos, y también un lugar donde los exiliados e inmigrantes de todas las naciones de América Latina vienen a dar gracias o a pedir la intercesión de María.

"Rezo el rosario todos los días", dijo Gutiérrez, añadiendo que sus oraciones ese día seguían siendo las mismas. "Rezo por mi familia y por la libertad en Cuba".

El P. Tomasz Grysa, sacerdote polaco de Nueva York que estaba visitando a Miami, distribuye la Comunión durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski el 26 de noviembre en La Ermita de la Caridad.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El P. Tomasz Grysa, sacerdote polaco de Nueva York que estaba visitando a Miami, distribuye la Comunión durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski el 26 de noviembre en La Ermita de la Caridad.

Marizol y Alfredo Méndez hicieron eco de los sentimientos de Gutiérrez. Ellos también acuden al santuario todos los sábados por devoción a María y para pasar un tiempo "en paz", como expresó el mismo Alfredo Méndez.

"Es un alivio, un nuevo amanecer", dijo sobre la muerte de Castro.

Él y Marizol salieron de Cuba hacia España y llegaron a los Estados Unidos cinco años después, en 1978. Nunca han regresado.

En cuanto a la muerte de Fidel, Marizol señaló: "Así nos quitamos el caballo, y falta la montura".

 

Memorias del exilio

Para los Méndez y todos los que festejaban en las calles o conmemoraban el día con tranquilidad en sus hogares, la muerte de Castro causó que afloraran los recuerdos de vidas interrumpidas o tronchadas, de valentía y sacrificios, de padres y abuelos que anhelaban ver este día, pero murieron antes de lograrlo.

Alfredo Méndez recordó los violentos días iniciales de la revolución de Castro, cuando sacerdotes y religiosos fueron perseguidos. Él mismo acogió a uno de ellos: el P. Feliciano del Vals, de la iglesia de San Juan de Letrán, en el barrio del Vedado, en La Habana.

Méndez dijo que el sacerdote fue uno de los miles arrestados en los días previos a la invasión de la Bahía de Cochinos, y que pasaron dos semanas en condiciones deplorables en el Teatro Blanquita, de La Habana. Después de la invasión, el sacerdote halló refugio durante 40 días con la familia Méndez.

Después de buscar en vano asilo en una embajada extranjera, fue detenido de nuevo, metido en una nave —la Covadonga— y enviado al exilio en España con más de 100 sacerdotes, incluido el obispo auxiliar de Miami, Mons. Agustín Román, fallecido en 2012 y quien fuera rector de La Ermita durante muchos años.

Exiliados cubanos se unen en oración durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski en La Ermita de la Caridad el 26 de noviembre, después de haberse anunciado la noche antes la muerte de Fidel Castro.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Exiliados cubanos se unen en oración durante la Misa que celebró el Arzobispo Thomas Wenski en La Ermita de la Caridad el 26 de noviembre, después de haberse anunciado la noche antes la muerte de Fidel Castro.

"Yo fui atrás de es autobús todo el camino", dijo Méndez, al referirse a los sacerdotes exiliados. Luego, con resignación en su voz, añadió: "Tenemos que esperar".

Fue sobre esos recuerdos, ese dolor, ese sufrimiento que el P. Fernando Hería, recién nombrado rector de La Ermita, habló durante su homilía en la misa. Su tío fue asesinado por un escuadrón de fusilamiento de Castro el 16 de septiembre de 1961.

"Hoy no es un sábado típico", dijo el Padre Hería. "No es que nos alegremos por la muerte de ningún ser humano, porque eso sería un pecado. Pero es que, en este día, queremos entregarle a Dios ese dolor que llevamos por más de 57 años".

“Tenemos que empezar a sanar”, continuó el Padre Hería. "Tenemos que acuir al Altísimo para entregarle nuestro dolor. No tengan miedo de decirle al Señor: ‘Tengo un dolor que sólo tú me puedes quitar’”.

 

Fidel, el obstáculo

El Padre Hería también habló de la necesidad de unidad entre los cubanos, recordándoles que la Virgen de la Caridad fue "la primera balsera cubana".

"No se olviden", agregó. "La caridad nos une. El amor materno de la hija de Dios, de la esposa de Dios, de la Madre de Dios, nos une".

En ese sentido, dijo Carlos Pérez, el fallecimiento de Castro es motivo de esperanza, si no de alegría.

"Fue un obstáculo para la reconciliación entre los cubanos. Sembró desconfianza entre los cubanos. Sembró la separación de las familias", dijo Pérez, quien abandonó Cuba hace 20 años, cuando tenía 43. Su padre abandonó la isla cuando Carlos tenía 11 años, y murió en los Estados Unidos. Los dos jamás volvieron a verse.

Pérez pasó 17 años en Chile y Bolivia, donde conoció a su esposa, antes de venir a Miami hace ocho meses. Mudarse aquí le permitió volver a conectarse con su familia.

"Y fue como si no hubiera pasado nada. Recibí el mismo cariño de siempre, el mismo amor de siempre", compartió.

Más tarde esa noche, el arzobispo Thomas Wenski celebró la misa de las 8 p.m. en el santuario. En su homilía, hizo eco de la declaración que había emitido ese mismo día, cuando se supo la noticia de la muerte de Castro.

"Su muerte provoca muchas emociones, dentro y fuera de la Isla. Sin embargo, más allá de todas las posibles emociones, el deceso de esta figura debe llevarnos a invocar a la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, pidiendo la paz por Cuba y por su pueblo", dijo el Arzobispo. "Que Santa María de la Caridad escuche al pueblo y adelante para Cuba la hora de la reconciliación en la verdad, acompañada de la libertad y la justicia".

 

Cubanos de Miami, incluyendo a Emilio González, director del Departamento de Aviación del Condado Miami-Dade, se unieron en oración en La Ermita de la Caridad el 26 de noviembre, durante una Misa celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Cubanos de Miami, incluyendo a Emilio González, director del Departamento de Aviación del Condado Miami-Dade, se unieron en oración en La Ermita de la Caridad el 26 de noviembre, durante una Misa celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski.


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