By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
En este Año Santo de la Misericordia nos ofrece a nosotros, los católicos, la oportunidad de redescubrir y hacer fructificas la misericordia de Jesucristo. El lema de este año jubilar especial, Misericordiosos como el Padre, nos recuerda que podemos experimentar el infinito amor del Padre, que se nos revela en el rostro de Jesucristo cuando nos abrimos a su misericordia, buscando el perdón de aquéllos a quienes hemos lastimado y perdonando a quienes nos han herido.
Por esta razón, el Papa Francisco nos invita a poner al frente y en el centro de la observancia de este Año de la Misericordia el recurso al sacramento de la Penitencia, en la cual experimentamos la misericordia del Padre a través del perdón de los pecados cometidos después del bautismo. Este año, cada una de nuestras parroquias celebrará un Fin de Semana de la Misericordia el viernes 4 de marzo y el sábado 5 de marzo con horarios ampliados para recibir confesiones.
Cuando recibimos misericordia, también se nos invita a ser misericordiosos. Las obras corporales y espirituales de la misericordia nos proporcionan orientación sobre cómo practicar este auténtico amor en nuestras vidas cotidianas.
El Catecismo de laIglesiacatólicaenumera sieteobras “corporales” y siete obras “espirituales”.Lasobras corporalesde misericordia sonalimentaral hambriento,darde beber al sediento, vestir al desnudo, albergara los desamparados, visitara los enfermos, visitar alos presos yenterrar a los muertos. Lasobras espirituales de misericordia también sonsiete:amonestaral pecador, instruir alos ignorantes, dar consejo a los confundidos, consolar alos afligidos, sufrir la injustica con paciencia, perdonartodas las injurias y rezar porlos vivos y losmuertos.
En esencia, estamos llamados a dar de nosotros mismos a los demás, sobre todo a aquellos que lo necesitan, y si abrimos nuestros corazones, nos encontraremos con un sinnúmero de posibilidades para hacerlo.
Y, por supuesto, una oportunidad de practicarestas obras demisericordia esa través del apoyo a la Campaña deCaridadesyDesarrollodel Arzobispo(ABCD). El ABCDrepresenta unaparticipación en las obras espiritualesycorporales de misericordiamás allá de loque uno puede hacerde forma individualo simplementea nivel parroquial.
El dinero que usted confía a la Arquidiócesis de Miami por medio de su compromiso con el ABCD, se utiliza para apoyar las obras misericordiosas. Juntos, somos capaces de educar y evangelizar; de apoyar a las parroquias en dificultades; de ayudar a la formación de las familias y los sacerdotes. Y, a través de múltiples obras de caridad, somos capaces de cuidar a los enfermos, los ancianos, los inmigrantes, los menos afortunados y los espiritualmente pobres, todos los cuales necesitan de la palabra de Dios, de los sacramentos y de las enseñanzas de la Iglesia.
El llamamiento a apoyar el ABCD se anticipa a laCuaresma, en la que somos llamados a haceractos personales desacrificio ydelimosna.Dar con sacrificio, especialmente en beneficio delos más necesitados, siempre hasido un sello distintivode nuestra fecatólica.San Vicente dePaúl, el apóstolde la caridad, insiste en que “nos esforcemos para mantener nuestro corazón abierto a los sufrimientos… de las otras personas, y en orar continuamente para que Dios nos conceda ese espíritu de compasión que es el verdadero espíritu de Dios”.
Como dijo el Papa Francisco. “...la Iglesia, en estemomento de grancambio histórico, está llamada a ofrecersignosmásevidentes de lapresencia yla cercanía de Dios”. Esto es precisamente lo que usted hace al dar su apoyo al ABCD.
Unidos en nuestra respuesta al llamado a ser “misericordiosos como el Padre”, permaneceremos Unidos en la Fe, Unidos en la Esperanza y Unidos en la Caridad.
