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Feature News | Friday, April 17, 2015

En defensa de los ni�os frente a los abusadores

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Los participantes escuchan a Jan Rayburn mientras siguen la charla en sus cuadernos de ejercicios, durante un taller de Virtus.

Fotógrafo: JIM DAVIS | FC

Los participantes escuchan a Jan Rayburn mientras siguen la charla en sus cuadernos de ejercicios, durante un taller de Virtus.

 

Jan Rayburn, coordinadora del Programa de Ambiente Seguro de la Arquidiócesis de Miami, habla en un taller de Virtus.

Fotógrafo: JIM DAVIS | FC

Jan Rayburn, coordinadora del Programa de Ambiente Seguro de la Arquidiócesis de Miami, habla en un taller de Virtus.

MIAMI | Con sus “perturbadoras” historias, que pueden hacer que el espectador “sienta la necesidad de pedir disculpas”, éste no es un video de los que normalmente se ven en el Centro Pastoral de la Arquidiócesis. Por otra parte, el abuso sexual no es tampoco un tema habitual.

Sin embargo, es algo que la Arquidiócesis está enfrentando frontalmente —más de 250 veces al año— con sus talleres Virtus/Protegiendo a los Hijos de Dios.

Una combinación de videos y conferencias, los talleres han capacitado a cerca de 150,000 personas en toda la Arquidiócesis desde el 2003.

El taller de tres horas de duración es un requisito para cualquier persona que trabaje con la Arquidiócesis —sacerdotes y laicos, empleados y también voluntarios.

En una sesión reciente, los participantes vieron los videos, oyeron las conferencias y participaron en conversaciones, orientándose por medio de un cuaderno de ejercicios de 11 páginas.

“No es un tema fácil de tratar”, reconoció Jan Rayburn, coordinadora arquidiocesana del Programa de Ambiente Seguro, durante el taller que se dio en marzo.

“Pero si no lo hacemos, ¿quién gana?” Sus 15 oyentes permanecieron en silencio: todos sabían la respuesta.

El primero de los dos videos de 33 minutos de duración presentó a varias víctimas, incluyendo a un niño de 10 años, una niña de 12 años, un hombre joven y una mujer joven. Ellos narraron sus historias acerca de cómo ciertos adultos ganaron su confianza, y con frecuencia la de sus padres y maestros, para luego abusar de ellos.

El segundo video presentó ideas acerca de cómo mantener a los niños separados de aquellos que pueden desear hacerles daño, tales como investigar a los voluntarios y cerrar los espacios que no es necesario usar.

“Increíble... da miedo”, fue la reacción de Jonelle Pollard durante un descanso. Ella está tomando el taller para enseñar una clase de psicología en la Universidad Barry. “Tengo nueve sobrinas y sobrinos. Esto hace que quieras poner más atención”, dijo.

Producido bajo el sello VIRTUS —una palabra del latín que significa “valor, fuerza moral, excelencia, vale la pena” — el programa de capacitación fue creado por National Catholic Risk Retention Group (Grupo Nacional Católico de Prevención del Riesgo) para sensibilizar a los adultos sobre los peligros del abuso sexual infantil. El grupo encontró que muchas escuelas tienen programas para capacitar a los niños contra el abuso, pero se hace poco para los adultos.

El programa ha sido adoptado por más de 100 diócesis, que han capacitado a más de 2 millones de adultos católicos desde el 2002.

Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis de Miami, habla en el taller de Virtus.

Fotógrafo: JIM DAVIS | FC

Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis de Miami, habla en el taller de Virtus.

Javier Cardone, centro, escucha durante un taller de Virtus.

Fotógrafo: JIM DAVIS | FC

Javier Cardone, centro, escucha durante un taller de Virtus.

Pero cuando la Arquidiócesis empezó a requerir Virtus en el año 2003, Rayburn encontró mucha resistencia. Ella entendía, pero se mantuvo en que el programa es necesario para todos los que tienen acceso a los niños, incluidos los voluntarios en eventos sociales como los carnavales de las parroquias.

“El cumplimiento es difícil, pero si un evento atrae a los niños, también puede atraer a los depredadores”, dijo.

Para Javier Cardona, miembro de la iglesia St. John XXIII, en Miramar, la mayor revelación del día fue que no hay un perfil estándar del abusador.

“Él (abusador) podría ser cualquiera”, dijo Cardona, que ha solicitado ser ministro extraordinario de la Eucaristía. “No lo puedes identificar. Podría ser incluso una mujer”, agregó.

También vio el valor de tomar el taller, a pesar de que lo más probable es que no tenga contacto con niños. “Tengo dos hijos, uno de 20 y el otro de 18 años; se puede decir que han pasado esa edad. Pero estoy en una comunidad y mis hijos van a ser padres algún día. Es un trabajo que nunca acaba”.

La sobrina de Cardona, Yimalisse Nazario, dijo que vio poco material nuevo en los videos: Ella trabajó asesorando víctimas de tráfico humano el verano pasado.

“Fue un repaso, bueno, con información precisa”, dijo Nazario, residente de Dania, que planea trabajar como consejera del Programa de Menores Refugiados de las Caridades Católicas de la Arquidiócesis.
“Dentro de nuestra comunidad, las personas tienen que ser más conscientes de estas cosas, para verlas de otra manera”.

La capacitación de Virtus en la Arquidiócesis de Miami es más práctica que la de los programas aplicados en otras diócesis, algunos de los cuales permiten tomar el taller por internet. Rayburn dijo que los expertos coinciden en que muchas víctimas de abuso sexual nunca lo denuncian. Explicó que la Arquidiócesis quiso que las sesiones de capacitación se realizaran en persona, a fi n de “promover la recuperación, así como también la protección”.

Sanar y proteger son también prioridades para Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis.

Durante su charla en el taller de marzo, Pinto señaló pasajes del Catecismo de la Iglesia sobre la responsabilidad de los padres en la educación y la protección de los hijos, y para “evitar el ponerlos en peligro, o las malas influencias”.

“Y nosotros somos las manos y los pies de los padres”, dijo Pinto. “Por el amor y el plan de Dios para nosotros, tenemos la responsabilidad. La protección del niño es primordial”.

El taller de tres horas de duración es sólo el primer paso en la capacitación de Virtus, dijo Rayburn. Cada participante recibe boletines mensuales por correo electrónico. Su objetivo final es tener un coordinador local en cada parroquia y escuela de la Arquidiócesis, que se asegure de que se tomen las huellas digitales de todos, que se comprueben los antecedentes y que se presenten informes anuales de cumplimiento. “Tenemos que cambiar la cultura con la educación continua”, dijo Rayburn.

Pero, después de cientos de talleres con miles de personas, queda una pregunta: ¿Cómo saber si el proceso está funcionando? Al igual que otros programas similares, VIRTUS tiene éxito si algo —en este caso, el abuso— no vuelve a ocurrir.

“Es posible que nunca veas el bien que estás haciendo”, reconoce Rayburn. Pero, a veces, hay algún indicio.

Después del taller más reciente, en marzo, una mujer se le acercó y le dijo que ella también había sido una víctima del abuso. “Dijo que se sentía agradecida por el programa”, señaló Rayburn. Y eso ocurre al menos una vez por cada taller, agregó.


 

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Comments from readers

Dr. Carlos D. Coton - 04/20/2015 09:01 AM
The value of the Virtus program is incalculable. It is an enlightening three hours that can be illuminating, shocking and difficult all in one but, as Ms. Rayburn says in the article, "It's not comfortable talking about this but if we don't , who wins?" The concluding statement of the article is also powerful where at least once per workshop, a participant acknowledges he/she had been victimized.

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