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Feature News | Wednesday, April 27, 2016

Catholic Legal Services ayuda a ni�os y adultos a navegar por las complicadas leyes de inmigraci�n

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Algunos clientes que buscan ayuda con asuntos de inmigración esperan ser atendidos en la oficina de Catholic Legal Services, del centro de Miami.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Algunos clientes que buscan ayuda con asuntos de inmigración esperan ser atendidos en la oficina de Catholic Legal Services, del centro de Miami.

MIAMI | Con un modesto equipo de menos de 20 abogados y otros empleados, Catholic Legal Services (Servicios Legales Católicos) de la Arquidiócesis de Miami y sus organismos asociados, logran más de lo que permiten sus posibilidades.

Durante los últimos años ha habido un alza asignificativa en la inmigración de adolescentes que huyen de la violencia en Centroamérica, un aumento constante de inmigrantes cubanos, y la intensificación de la animosidad en el año electoral de los Estados Unidos, que ha politizado todo lo que tiene que ver con la inmigración.

Todos estos factores han repercutido en el sur de La Florida, con sus lazos geográficos y culturales con Centro y Suramérica, por no mencionar la considerable población inmigrante que llegó desde Haití tras el Devastador terremoto de 2010.

Randy McGrorty, que supervisa Catholic Legal Services en sus tres locales a través de la Arquidiócesis, informó que las oficinas de CLS tratan casi todos los asuntos de inmigración que presentan los clientes necesitados, con una excepción general: la inmigración para empleo patrocinada por negocios.

Sin embargo, incluso esa excepción tiene una salvedad: CLS procesa documentos de inmigración para los sacerdotes nacidos en el extranjero, y los religiosos y religiosas que vienen para trabajar a corto y largo plazo en la Arquidiócesis de Miami.

Haciéndolo todo

“Hacemos todo, desde la solicitud de un ciudadano estadounidense para que un niño o un cónyuge resida aquí, hasta casos más complicados de asilo y ayuda humanitaria para los haitianos que todavía enfrentan dificultades en Haití”, indicó McGrorty, que trabaja en la oficina principal de CLS en el centro de Miami, en el edificio Ingraham, cerca del antiguo Gusman Center.

Dante Ledenchy, un asistente legal de Catholic Legal Services, asesora a un cliente que busca ayuda sobre asuntos de inmigración.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Dante Ledenchy, un asistente legal de Catholic Legal Services, asesora a un cliente que busca ayuda sobre asuntos de inmigración.

Cassy Pierre, un asistente legal de Catholic Legal Services, asesora a un cliente que busca obtener un asilo.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Cassy Pierre, un asistente legal de Catholic Legal Services, asesora a un cliente que busca obtener un asilo.

Randolph McGrorty es el director ejecutivo de Catholic Legal Services de la Arquidiócesis de Miami.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

Randolph McGrorty es el director ejecutivo de Catholic Legal Services de la Arquidiócesis de Miami.

Cada día, muchos inmigrantes pasan por sus puertas para solicitar ayuda con el papeleo a menudo largo y detallado, asociado a las distintas etapas y categorías del proceso de inmigración y reasentamiento, incluyendo el estatus de asilo.

Otras oficinas de CLS incluyen una ayuda especializada en El Doral, que se concentra en el procesamiento de inmigrantes cubanos, mientras que una tercera oficina está en el condado de Broward, en la parroquia de St. Stephen, en Miramar.

McGrorty informó que algunos clientes son elegibles para servicios legales gratuitos, mientras que CLS representa a muchos otros al seguir una tarifa variable de pago. Añadió que a quienes pueden pagar un abogado privado, se les anima a buscar los servicios de un abogado de inmigración calificado, que preferiblemente sea miembro de la Asociación Estadounidense De Abogados de Inmigración.

Se solicitó a CLS que fuera uno de los organismos principales sin fines de lucro que ofrecen representación legal a la repentina afluencia de menores centroamericanos sin acompañamiento, que cruzaron la frontera entre Estados Unidos y México durante los pasados dos años. Esto recuerda los años en que la Iglesia del Sur de La Florida ayudó a reubicar a miles de menores de la operación Peter Pan (Pedro Pan) que salieron sin acompañamiento de Cuba a principios de la década de 1960.

Menores sin acompañantes

Decenas de miles de jóvenes, en su mayoría de El Salvador y Guatemala, necesitaron apoyo material, social y legal. Muchos tenían familiares en Palm Beach, Broward y Miami-Dade. Como resultado, fueron trasladados a esta región mientras se revisan sus casos.

Boys Town, en Miami, administrado por Caridades Católicas de la Arquidiócesis, se ha convertido en un hogar temporal para algunos sin familia, de acuerdo con McGrorty.

A fines del año pasado, el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, apeló al Secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos después de que la financiación federal para las necesidades legales de los jóvenes centroamericanos fuera desviada temporalmente a una agencia con poca o ninguna experiencia en asuntos legales. En febrero se restauró la financiación federal para CLS y otra agencia local.

“Todos ellos deben presentarse ante un juez de inmigración y tienen derecho a un abogado, pero no a expensas del gobierno”, explicó McGrorty. “Estos niños de tierna edad estaban sentados frente a un juez, tratando de explicarle por qué necesitaban estar aquí”.

“Muchos llegaron al mismo tiempo y nos vimos abrumados por los que necesitaban representación”, dijo, y agregó que el gobierno sólo provee una cantidad relativamente pequeña de fondos que no cubren la totalidad de los costos de los servicios legales. Los donantes locales y los servicios pro bono de la comunidad jurídica compensan la diferencia, indicó McGrorty.

“Cuando se representa a un niño, hay cinco veces más probabilidades de ganar su caso”, señaló.

‘No son pandillas comunes’

En última instancia, los inmigrantes sin acompañamiento tienen que probar uno de dos criterios legales con el fin de permanecer: deben expresar un temor a verse perjudicados si regresan a Centroamérica como resultado de las actividades políticas o de la agitación social.

“Muchos alegan (que huyeron de) la violencia de las pandillas, y eso no es un buen alegato”, dijo McGrorty, y añadió que los jueces estadounidenses han tardado en comprender plenamente la gravedad y la naturaleza absoluta de la vida de las pandillas en Centroamérica.

“Tratamos de demostrar a los jueces que éstas no son pandillas comunes, sino muy organizadas, que funcionan como gobiernos de facto donde no hay justicia, seguridad u oportunidades de trabajo”, indicó.

En los últimos años, también ha habido mucha discusión y preocupación en las comunidades inmigrantes de La Florida sobre el aumento real o percibido de las deportaciones federales de inmigrantes, que parecieran concentrarse en las personas con antecedentes criminales.

McGrorty dijo que la administración del presidente Obama ha intensificado el proceso de deportación, especialmente de haitianos, centroamericanos y suramericanos, pero sostuvo que no está claro si muchos de los deportados tenían antecedentes penales relevantes. Por lo tanto, el aumento en las deportaciones es desconcertante, expresó.

Solicitar la ciudadanía

McGrorty  sostuvo que, en última instancia, beneficia a los inmigrantes y a los Estados Unidos el hecho de que los primeros salgan de las sombras y se les anime a solicitar la ciudadanía estadounidense.

Es un proceso que cuesta varios cientos de dólares; requiere un conocimiento básico del inglés, y se trata de una solicitud muy larga. Con ese propósito, CLS anunció recientemente el lanzamiento de Ciudadanía 1-2-3, un programa de la Campaña de Nuevos Americanos, en un esfuerzo por ayudar a la gente en el proceso.

“Exhortamos a que vayan por su cuenta a naturalizarse y a no dejarse intimidar por el proceso”, indicó McGrorty.

“En estos momentos hay 400,000 personas en Miami que son elegibles (para la naturalización) después de cinco años, que cumplieron con sus requisitos pero no han solicitado la ciudadanía”, dijo McGrorty.

Se reconoce el liderazgo del Arzobispo Wenski a nivel local, como el del Papa Francisco a nivel mundial, al llamar a una mayor sensibilidad y a una acogida compasiva a los inmigrantes.

En Estados Unidos, el año de las elecciones presidenciales ha dificultado esos esfuerzos debido a la acalorada retórica sobre la inmigración, pero McGrorty ve una luz de esperanza a pesar de la hostilidad de algunos debates públicos.

“Esperemos que todos se deshagan de la xenofobia, y que durante el próximo Congreso tengamos una verdadera reforma migratoria, porque el sistema es obsoleto: no es para el siglo XXI”, manifestó.

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