By Jonathan Martinez - Florida Catholic
MIRAMAR | Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en una casa multiétnica de oración, la historia de la iglesia de St. Stephen es una historia de acogida a los creyentes, sin distinción de su origen.
Fiel a ese espíritu de acogida, la parroquia conmemoró su 60º aniversario el 19 de agosto con una Misa trilingüe celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski.
“Durante 60 años, la parroquia de St. Stephen ha dado la bienvenida al pueblo peregrino de Dios. A través de los años, miles de personas han encontrado a Cristo en la Palabra y los sacramentos. El Señor les ha alimentado y satisfecho sus necesidades aquí en St. Stephen por 60 años”, dijo el Arzobispo Wenski durante la homilía.
La parroquia nació en 1953 como una misión de la iglesia de Little Flower, en Hollywood. Los feligreses originalmente asistían a la Misa que celebraban los sacerdotes de Little Flower en un centro comunitario que aún estaba en construcción.
El 24 de abril de 1954, el P. Francis Dunleavy, párroco de Little Flower, bendijo el terreno en el que se construiría la nueva iglesia. En 1956, el mismo año en que la misión alcanzó categoría de parroquia, el Obispo Joseph P. Hurley, de St. Augustine, dedicó la iglesia (en aquel tiempo, la Diócesis St. Augustine abarcaba toda La Florida).
Durante los primeros 12 años, la parroquia de St. Stephen estuvo administrada por sacerdotes diocesanos. En 1968, el Arzobispo de Miami, Coleman F. Carroll, invitó a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una congregación de sacerdotes y hermanos religiosos, para que administraran la parroquia, lo que hicieron durante 45 años. En el 2013, entregaron la parroquia de nuevo a la Arquidiócesis.
“Desde el principio, esta parroquia ha sido muy espiritual y ha estado muy involucrada en los aspectos sociales de la comunidad”, informó Juan Diego Mejía, feligrés durante los últimos 25 años.
“Tenemos muchos apostolados que llevan comida a los pobres, visitan a los enfermos y atienden a las personas necesitadas para ayudarles a caminar en la Fe”. Esa espiritualidad ha sido evidente en el espíritu de acogida de la congregación.
En la década de 1970, una gran afluencia de católicos de habla hispana llegó al sur del condado de Broward. En 1975, St. Stephen celebró su primera Misa en español, y desde ese momento la congregación continuó creciendo. La parroquia llegó a ser conocida como el “alma hispana” del sur de Broward. Hoy, más de dos tercios de su congregación son de origen hispano o caribeño.
“St. Stephen tiene un gran espíritu de bienvenida. Cuando llegué, hace 24 años, se convirtió como en un hogar que hablaba mi propio idioma”, dijo Milagros Ríos. “Aquí se me dio la bienvenida. Está llena de una felicidad y alegría que te llega adentro”.
El espíritu acogedor de St. Stephen se puso a prueba una vez más en 1992, cuando el huracán Andrew azotó el sur de Miami-Dade, lo que obligó a miles de hispanos y afrocaribeños a mudarse al norte de Miami-Dade y a Broward.
La parroquia abrió sus brazos una vez más y aceptó esta nueva ola de creyentes bajo el lema de “Un Señor, Una Fe, Un Bautismo”. Desde entonces la iglesia ha añadido Misas en creole, y la parroquia se ha convertido en una comunidad trilingüe de culto.
“Tenemos una comunidad muy vibrante. La diversidad enriquece a la parroquia y a la gente”, dijo el P. Patrick Charles, párroco de St. Stephen.
“El espíritu de la gente se eleva cuando viene a cantar y a celebrar en su propio idioma, mientras celebramos de verdad la unidad y la diversidad de la Iglesia a través del Espíritu Santo”, agregó.