By La Voz Catolica staff - La Voz Catolica
El 13 de noviembre, poco después de las 21:30 hora local, se sucedieron diversas explosiones en la capital francesa. Las primeras ocurrieron en las proximidades del Estadio de Francia, donde unas 80,000 personas asistían a un partido amistoso de fútbol entre Francia y Alemania. El presidente de Francia, François Hollande, estaba presente en el estadio y fue evacuado tras las detonaciones.
Casi al mismo tiempo, un terrorista disparó indiscriminadamente contra quienes cenaban en dos restaurantes del centro de París, en las terrazas de los bares Le Carillon y Petite Cambodge.
El atentado más mortífero ocurrió en el teatro Le Bataclan, con capacidad para unas 1,500 personas, donde actuaba la banda de rock estadounidense Eagles of Death Metal. Entre dos y cuatro terroristas comenzaron a disparar a los asistentes y retuvieron a cientos de personas. Algunas de ellas consiguieron escapar. Según testimonios de varios sobrevivientes, los terroristas comenzaron a matar a los rehenes uno por uno con armas automáticas. Además, los yihadistas gritaban “Alá es grande”. Unas 100 personas fueron asesinadas. Las fuerzas de seguridad que irrumpieron en el teatro detuvieron la matanza y lograron abatir a algunos de los terroristas, mientras que otros se inmolaron allí mismo, haciendo explotar sus cinturones-bomba.
Al tener conocimiento de la tragedia ocurrida en el teatro Bataclan, el presidente Hollande se hizo presente en el lugar.
Según la agencia italiana ANSA, fueron siete atentados y dejaron 158 muertos (la cifra oficial el 14 de noviembre era de 127 víctimas) y unos 250 heridos, más de 90 de ellos en estado grave.
Francia decretó el estado de emergencia y cerró todas sus fronteras —algo que no ocurría en el país desde la Segunda Guerra Mundial— pues se temía que hubiera más terroristas esperando para atentar de nuevo. Además, se ordenó el despliegue de una fuerza integrada por 1,500 militares para evitar nuevos atentados. “Vamos a seguir con la lucha; será implacable contra los terroristas”, dijo el mandatario francés.
La organización terrorista autodenominada Estado Islámico (ISIS), reivindicó los ataques cometidos en París, y amenazó con hacer lo mismo en Roma, Londres y Washington.
“Francia manda sus aviones sobre Siria, bombardea matando niños; hoy bebe de la misma copa”, proclamó el canal “Dabiq Francia”, de la versión francesa de la revista del Estado Islámico —según informó la agencia italiana ANSA—, asumiendo la responsabilidad de los atentados en nombre del Islam radical. Acto seguido, los terroristas musulmanes amenazaron a otras ciudades occidentales. “Ahora les toca a Roma, Londres y Washington”, anunciaron.
Asimismo, bajo el hashtag en árabe #Parisbajofuego, los yihadistas celebraron en diversas redes sociales los siete atentados perpetrados en la capital francesa. “Recuerden, recuerden el 14 de noviembre de París. No olvidarán nunca este día, así como los americanos el 11 de septiembre”, es una de las amenazas que se leyeron en Twitter.
Por su parte, el vocero de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, dijo que “estamos sorprendidos por esta nueva manifestación enloquecida de violencia terrorista y de odio, que condenamos del modo más radical junto con el Papa y con todos los que aman la paz”.
En un comunicado emitido en la noche del 13 de noviembre, el P. Lombardi dijo que “rezamos por las víctimas, por los heridos y por todo el pueblo francés. Éste es un ataque contra la paz de toda la humanidad, que requiere una respuesta decisiva y solidaria de parte de todos nosotros para contrarrestar la difusión del odio homicida en todas sus formas”.
En una conversación telefónica transmitida por TV2000, el Papa Francisco manifestó su dolor por los ataques terroristas del 13 de noviembre en París, afirmó que no tienen justificación alguna y se solidarizó con todos los franceses.
En el breve diálogo con el canal de televisión de la Conferencia Episcopal Italiana, el Pontífice se mostró muy afectado por los brutales atentados terroristas de Francia.
“Estoy conmovido y adolorido”, dijo el Pontífice al comenzar a hablar, muy emocionado. “Estoy muy cerca del pueblo francés, tan querido; estoy cerca de los familiares de las víctimas y rezo por todos ellos”, aseguró.
Al preguntársele si lo ocurrido forma parte de “una tercera guerra mundial por pedazos”, que él mismo ha denunciado en multitud de ocasiones, el Papa respondió: “Esto es un pedazo, no hay justificación para estas cosas”. Y agregó que no hay justificación “religiosa ni humana. Esto no es humano. Por eso estoy cercano a toda Francia, a la que amo”.
El Papa Francisco envió en la mañana del 14 de noviembre un telegrama de condolencias, a través del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, al Arzobispo de París, el Cardenal André Vingt-Trois, por los ataques terroristas que la capital de Francia sufrió en la tarde y noche del día anterior.
“Una vez más, el Santo Padre condena enérgicamente la violencia, que no puede resolver nada, y le pide a Dios que inspire a todos pensamientos de paz y de solidaridad, y extiende, sobre las familias que están en la prueba y sobre todos los franceses, la abundancia de sus bendiciones”.
“Informado de los horribles ataques terroristas que tuvieron lugar en París y en el Estado de Francia, matando a decenas de personas e hiriendo a muchas otras, Su Santidad Francisco se une en oración al sufrimiento de las familias afectadas por el drama y el dolor del pueblo francés”. El Papa “invoca a Dios, Padre de misericordia, para que dé a las víctimas la paz de su luz y aporte consuelo y esperanza a los heridos y sus familias”.
“Les asegura a ellos y a todas las personas que participaron en el rescate su cercanía espiritual”, dice el telegrama.
El Cardenal Vingt-Trois, emitió en la mañana del 14 de noviembre un comunicado sobre los atentados de la noche anterior en la capital francesa.
En su mensaje, el arzobispo afirmó que “nuestra ciudad de París, nuestro país, han sido golpeados ayer por la tarde de modo particularmente salvaje e intenso.”
“Después de los ataques en enero pasado, después del atentado de esta semana en Beirut y tantos otros en el curso de los últimos meses, sobre todo en Nigeria y en otros países africanos, nuestro país conoce de nuevo el dolor del luto y debe afrontar la barbarie propagada por estos grupos fanáticos”.
“Esta mañana rezo e invito a los católicos de París”, escribió el arzobispo, “a rezar por aquellos que han sido asesinados ayer y por sus familias, por los heridos y por sus más próximos, así como por aquellos que les socorrieron, por las fuerzas del orden sobrepuestas a una tensión enorme, por nuestros gobernantes y por nuestro país, para que juntos permanezcamos en la unidad y en la paz del corazón”.
“Pido a los fieles de París adecuarse estrictamente a las medidas de prudencia emitidas por las autoridades públicas” y “hacer de este día y de mañana, domingo, una jornada de luto y oración”.
Este artículo fue redactado utilizando informaciones de la agencia católica Aciprensa (www.aciprensa.com).
