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Feature News | Monday, November 23, 2020

'Preparar los mejores sacerdotes posibles'

Nuevo rector-presidente del Seminario St. Vincent de Paul reflexiona sobre los desafíos y las lecciones de la pandemia

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BOYNTON BEACH | La facultad, el personal y el cuerpo estudiantil del seminario mayor de La Florida han encontrado la fortaleza para enfrentar la pandemia del COVID-19 al mantener la crisis en una perspectiva global, según el nuevo rector/presidente del Seminario Regional de St. Vincent de Paul.

“Desde el principio hemos sentido la importancia de poner los desafíos que hemos enfrentado en el contexto del sufrimiento que todo el mundo ha experimentado”, expresó el P. Alfredo Hernández. “En la primavera, el encierro tuvo sus propias características especiales, dado lo repentino (de la pandemia)”.

El P. Hernández fue previamente el decano académico y vicerrector. Desde 1997, ha ocupado diversos cargos en el seminario, situado justo al sur de West Palm Beach. Ha sido rector en funciones desde junio, cuando su predecesor, el P. David L. Toups, fue nombrado obispo de la Diócesis de Beaumont en el sudeste de Texas. El P. Hernández asumió la posición de rector/presidente a finales de octubre.

El P. Alfredo Hernández, nuevo rector y presidente del Seminario St. Vincent de Paul, creció en West Palm Beach y asistió allí a la Escuela Secundaria Cardinal Newman. Ha enseñado y servido en el seminario desde 1997, recientemente como decano académico y vicerrector.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El P. Alfredo Hernández, nuevo rector y presidente del Seminario St. Vincent de Paul, creció en West Palm Beach y asistió allí a la Escuela Secundaria Cardinal Newman. Ha enseñado y servido en el seminario desde 1997, recientemente como decano académico y vicerrector.

“El Obispo Toups ciertamente trabajó de cerca con los obispos de La Florida y con la facultad y los seminaristas para desarrollar una respuesta que protegiera nuestra salud corporal y a la vez permitiera que continuara la formación”, señaló el P. Hernández.

Desde la fundación del seminario en 1963, se han formado más de 600 sacerdotes que han servido en parroquias de todo el sudeste de los Estados Unidos y el Caribe. St. Vincent de Paul es un instituto independiente de teología profesional y de postgrado que ofrece la maestría en Artes, principalmente para preteólogos y estudiantes laicos; la maestría en Divinidad para candidatos al sacerdocio; y la maestría en Artes para candidatos al diaconado permanente y laicos interesados. Es el único teologado completamente bilingüe del país.

Durante este otoño, St. Vincent de Paul opera con una mezcla de aprendizaje y actividades en el campus, así como una conexión remota con las diversas diócesis.

Durante el cierre de primavera, cuando el sur de La Florida estaba entre las áreas con mayor número de casos de COVID-19, el seminario decidió que la facultad, el personal y los estudiantes se refugiaran en el lugar y formaran una especie de burbuja de seguridad contra la pandemia.

El profesorado y el personal se adaptaron rápidamente a la situación, usando máscaras cuando era apropiado, y pasando a la tecnología y a soluciones de aprendizaje en línea, como las videoconferencias con Zoom.

“No es perfecto, y sin duda hay dolor por estar desconectado, pero también ha habido un sentido de concentración más profundo para muchos de nosotros”, sostuvo el P. Hernández. “La primavera pasada, tuvimos que aprender Zoom de cero a 60 en 24 horas, pero muchos de los profesores se han vuelto expertos en ello”.

 

EVENTOS VIRTUALES

La celebración de la Pascua se trasladó a internet para que la Iglesia en general la compartiera, al igual que las ceremonias de graduación y ordenación de 2020. Incluso la Misa Anual para los Amigos del Seminario se celebró virtualmente en octubre, con 600 personas presentes en línea en tiempo real.

Al reconocer que nadie puede vivir en un estado de pánico y tensión constante, los seminaristas han organizado comidas al aire libre durante los fines de semana, además de eventos sociales y proyectos musicales entre ellos para mantener un sentido de alegría en el campus. Y muchos de los estudiantes tomaron la iniciativa de grabar mensajes cortos diarios en vídeo que se publicaron en línea para la comunidad en general.

El seminario también creó un programa en el que los estudiantes de preteología pueden atender por teléfono a cientos de patrocinadores, una labor de alcance que ha sido bien recibida, en particular durante este período tan difícil, compartió el P. Hernández.

Dijo que toda la experiencia de la pandemia en el campus del seminario ha creado en él un mayor sentido de paternidad: velar por el bienestar de toda la comunidad estudiantil y del personal.

El 19 de marzo, cuando la escuela inició oficialmente su cierre en la solemnidad de San José, el P. Hernández predicó ante una procesión eucarística e inició 40 horas de devoción en oración por el mundo.

“Expresé entonces las palabras que me vienen con frecuencia, y que todavía marcan mi sentido de lo que somos, que el Ángel del Señor nos dice a cada uno lo mismo que le dijo a San José: ‘No tengas miedo’”.

“Todos estamos llamados a ser, como San José, custodios del Redentor”, afirmó. “Estar libres de miedo y tener la sensación de que cuidamos a los que llevarán a cabo la misión de Jesús con la seguridad que José cuidó de Jesús y María, me motiva como sacerdote y creo que motiva a nuestra facultad, al personal y a nuestros seminaristas”.

 

MATRÍCULA RÉCORD

Incluso cuando St. Vincent de Paul comenzó su año académico 2020-2021 durante una pandemia, hay razones para tener esperanza. La escuela reporta una matrícula récord, con un total de 123 seminaristas.

El recinto está en buen estado, con dos nuevas residencias estudiantiles en construcción. La mayor parte del campus fue renovada en años recientes. También tienen un nuevo generador para tiempos de huracanes y cortes de energía.

“Continuaremos nuestra labor para asegurarnos de que nuestra planta puede apoyar nuestra misión, pero mi atención se centrará principalmente en la manera en que estamos cumpliendo nuestra misión, para preparar a los mejores sacerdotes posibles para que sirvan en las parroquias”, aseguró el P. Hernández.

En cuanto a la formación para el ministerio, St. Vincent de Paul sigue centrándose en la preparación de buenos homilistas, haciendo hincapié particular en la exégesis bíblica y el uso del programa Verbum, que los patrocinadores del seminario ayudaron a adquirir.

“Algo en lo que quisiera concentrarme más es en asegurarme de que no sólo estamos preparando a los hombres para que puedan hablar inglés y español con fluidez, sino también para que sean expertos en el ministerio en las comunidades que hablan inglés y las que hablan español”, aseguró el sacerdote cubano-americano nativo de West Palm Beach.

“Sé que tener la capacidad de ejercer bien el ministerio hispano requiere más que saber español. En este momento, las divisiones en la Iglesia y en nuestro país nos desafían aún más a ser capaces de predicar con claridad y amor, en una manera que permita a la Iglesia y a sus ministros acercar a la gente a Dios y a los demás”, indicó.

El P. Hernández cree que los seminaristas de St. Vincent de Paul están aprendiendo, muestran flexibilidad y la capacidad de responder a diferentes situaciones, y llevan el Evangelio a situaciones que requieren valor y la capacidad de adaptarse de un momento a otro.

“Eso es un buen augurio para su futuro ministerio, sin importar los cambios que nos esperan”, dijo. “Espero que aprender a confiar en Dios con más profundidad marque a los sacerdotes que se forman en el seminario en nuestro tiempo, de manera que les ayude a ser sacerdotes fervientes y fieles durante toda su vida”.

En cuanto al legado de su predecesor, el P. Hernández dio crédito al Obispo Toups no sólo por la renovación y expansión del campus, sino por la manera en que tocó los corazones de la comunidad del seminario y de la familia del seminario en general.

“Nunca podremos agradecer lo suficiente a Mons. Toups por el trabajo que realizó aquí durante los últimos ocho años, y también por el trabajo anterior durante su tiempo en St. Vincent, de 2004 a 2006, cuando se desempeñó como decano de Formación Humana”, expresó. “Hizo mucho para empezar a establecer tradiciones aquí, como el diseño de nuestro escudo de armas.”


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