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Homilies | Sunday, May 18, 2025

'Amen y hagan lo que quieran'

Homilia del Arzobispo Thomas Wenski en Misa en el Santuario de Schoenstatt el día de la Alianza

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía durante una Misa en el Santuario de Schoenstatt, Miami, durante el día de la Alianza, celebrada el 18 de mayo de 2025.

Esta mañana en Roma, el Papa León XIV celebró su misa de instalación como sucesor de San Pedro y pastor de la Iglesia universal.

¡Que Dios le bendiga y le proteja! ¡Que le conceda el corazón y coraje de un león! 

Robert Prevost, así se llamaba, fue religioso de la comunidad de los frailes agustinos; o sea, es un hijo de San Agustin de Hipona, uno de los más grandes predicadores de la Iglesia. En una ocasión, San Agustín, dijo a su pueblo: "Amen, y luego hagan lo que quieran". Agustín sabía que, si la gente entendía correctamente el "amor", tendría ganas de hacer lo correcto, lo justo, lo que agrada a Dios, lo que es para el bien del prójimo.

En el Evangelio de hoy, Jesús, después de haber comido la Ultima Cena con ellos, les dice a sus apóstoles: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado".

El amor es la esencia del mensaje cristiano. Incluso en el Antiguo Testamento se nos decía: "Amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma, y ​​al prójimo como a nosotros mismos". De hecho, se podría argumentar que todo el mensaje de la Biblia se resume en una sola palabra: amor.

¡Pero, ojo! Jesús nos enseña que el amor no es solo un sentimiento, una emoción; es una decisión, una acción: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado". O sea, ámense con un amor comprometido, ámense con un amor que se traduce en acción, en obras buenas.

Claro que ese es el problema. Demasiadas personas tienen la palabra "amor" en los labios, pero no en el corazón. O creen que “amor” es solamente una emoción pasajera.

¿Qué pasaría si eligiéramos a cinco personas de esta congregación y las enviáramos a hacer una encuesta? (Las encuestas son muy populares hoy en día.) Digamos que les pedimos que entrevistaran a otras cinco personas y les preguntaran qué es el amor para ellas. Creo que obtendríamos 25 respuestas diferentes; cada una nos diría qué es el amor según sus propias opiniones o ideas.

Como dije, para Jesús el amor no es solo una emoción o un sentimiento, sino una decisión, una acción. El nuevo mandamiento no es solo que "sintamos" como Jesús, sino que hagamos lo que Él hizo.

Cuando amas a alguien, deseas abrazarlo. Jesús abre sus brazos en la cruz para abrazar a toda la humanidad. Desde la cruz, nos enseña que el amor es compromiso, que el amor es sacrificio. Mientras le clavan clavos en las manos, clama: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Desde la cruz, Jesús nos enseña que el amor es perdón.

A veces nos llamamos "católicos practicantes", y es porque esta vida es nuestra única oportunidad de "practicar" la fe hasta que la logramos. Y, siguiendo al Señor, ser un buen católico requiere mucha práctica. No se domina un nuevo idioma hasta que se aprenden las reglas gramaticales y se practica, practica y practica. No se llega a ser bueno en un deporte, un oficio o una profesión sin mucha practica. Y la vida cristiana no es diferente. Así que no nos desanimemos y perseveremos. La virtud solo se adquiere con la practica, porque ¿qué es la virtud sino buenos hábitos aprendidos y malos hábitos desaprendidos? Amar a los demás como Jesús nos ama requiere mucha practica.

Todos caminamos juntos con el Señor en esa comunidad de sus discípulos que llamamos la Iglesia Católica, caminamos como peregrinos de esperanza – que es el lema de este año jubilar.

Descubramos que quienes nos acompañan en nuestro camino son nuestros hermanos y hermanas. Que nuestras vivencias en nuestras familias nos ayude experimentar que somos amados por Dios, y a su vez, podemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y como Jesús los ama.

Nuestra fe católica nunca es solo "entre Jesús y yo". La fe católica es una religión comunitaria: somos salvos como miembros de una familia, una comunidad, un cuerpo: el Cuerpo de Cristo. En la vida de la comunidad católica, en su Palabra, en sus sacramentos, en la oración, encontramos al Señor viviente que continúa dándonos su paz.

La Iglesia es grande: está formada por muchas personas: diferentes idiomas, diferentes culturas, diferentes experiencias de vida, pero compartimos un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Y a pesar de toda nuestra diversidad y posibles diferencias, todos tenemos una cosa en común: todos somos pecadores salvados por la sangre de Cristo derramada por nosotros en el Calvario. "Los cristianos no somos perfectos, solo estamos perdonados". De nuevo, si es cierto (y lo es), todo santo tiene un pasado; entonces también es cierto que todo pecador tiene un futuro: un futuro de esperanza en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Recuerden la historia de los discípulos de Emaús. Y aunque Jesús no se nos aparezca como a aquellos primeros discípulos camino de Emaús, está tan presente aquí en este santuario mariano como lo estuvo con ellos, pues, como ellos, lo reconocemos al partir el pan.

Que nos amemos los unos a los otros como Cristo nos ha amado.  Entonces, hagamos lo que queramos – buscando complacer al Señor en todo y, sobre todo.

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