By Cristina Cabrera Jarro -
A close-up of the quilt made by Marian Center students to commemorate the Marian Center hand bell choir's visit to Rome. The quilt was presented to Pope Francis by the group on April 4 during the General Audience at St. Peter's Square.
Leslie Hill and Jackie Liu pose with their hand bells and new sweaters embroidered for the occasion to represent the Marian Center in Rome during their visit from April 1-8.
The Marian Center hand bell choir, along with Sister Filomena Mastrangelo and Barbara Psinakis, director of the hand bell choir, wave good bye and ring their bells by the statue of St. Joseph Benedict Cottolengo on Marian Center grounds.
Part of the musician wardrobe changes for the gentlemen include a change in bowties. Barbara Psinakis, director of the hand bell choir at the Marian Center, adjusts Wuiner Joseph's tie and collar.
Meet the gentlemen musicians of the Marian Center hand bell choir, from left: Wuiner Joseph, Sulfredo Bellot, Andres Mahy, Octavis Williams and Rafael Olivera.
Barbara Psinakis, the director of the hand bell choir at the Marian Center, holds on to their group sign while waiting for departure at the aiport. (COURTESY)
The Marian Center group poses for a group photo after their arrival in Rome. In the background is the dome of St. Peter's Basilica. (COURTESY)
Marian Center hand bell musicians await the start of their performance at St. Peter's Square on April 4. (COURTESY)
A photo in the Osservatore Romano April 5 features an image captured the moment Marian Center performers presented Pope Francis with the quilt the school's students had made. (COURTESY)
Photography: CRISTINA CABRERA JARRO | FC
MIAMI GARDENS| El repicar de las campanas forma parte del sonido de Roma, la Ciudad Eterna. Sin embargo, del 2 al 7 de abril de 2018, el sonido se combinó con las voces de los 13 miembros del Coro de Campanas del Marian Center, que recorrieron y realizaron conciertos en varios lugares, incluyendo uno ante el Papa Francisco en la audiencia general del 4 de abril.
Tras varios meses de ensayo y preparación, un sueño se hizo realidad cuando los estudiantes, maestros y chaperones del Marian Center se encontraron con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. El Papa les saludó y bendijo, e incluso envió un saludo a Miami.
El grupo presentó al Papa una manta que contiene parches con —entre otras cosas— cruces, corazones, flores y mariposas, todo hecho por estudiantes del Marian Center para conmemorar el viaje. La manta incluyó una cita del Papa Francisco: “La belleza, bajo el cuidado de los artistas, tiene la capacidad de transformar incluso la vida cotidiana de hombres y mujeres. La belleza tiene el poder de sanar corazones y almas”.
Los corazones y las almas de los estudiantes se emocionaron cuando le dijeron al Papa Francisco: “Te amamos”, y él les respondió: “Les amo. Recen por mí”.
El audaz proyecto de viajar y actuar en Italia coincidió con el 55to aniversario del Marian Center, una escuela para niños y adultos con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales. En octubre de 1963, 11 religiosas de San José Benito Cottolengo viajaron a Miami desde su convento en Turín, Italia, para establecer el centro. Las guiaba su madre superiora, la Hna. Lucía Ceccotti, que dirigió la escuela durante casi 50 años, hasta su fallecimiento en septiembre de 2013.
Fotógrafo: COURTESY PHOTO
Los miembros del Coro de Campanas del Marian Center esperan el inicio de su presentación en la Plaza de San Pedro, el 4 de abril.
Fotógrafo: COURTESY PHOTO
Una foto en el periódico L’Osservatore Romano, el 5 de abril, muestra una imagen en el momento en que los coristas del Marian Center le presentaron al Papa Francisco una manta que hicieron los estudiantes de la escuela.
Siempre tuvo la esperanza de visitar Italia con los estudiantes. Décadas más tarde, la Hna. Filomena Mastrangelo presentó la solicitud en Roma para cantar ante el Papa, y las gestiones se pusieron en marcha.
“Ella literalmente tomó la batuta y dijo ‘adelante’”, señaló Vivianne Bailey, voluntaria del Marian Center que acompañó al grupo en su viaje.
En diciembre, el Marian Center celebró un concierto y una representación navideña para recaudar fondos, con el tema “Hacer que sucedan los milagros”. También lanzaron la campaña “Que suenen las campanas” para ayudar con los costos del viaje: alrededor de $60,000 para transportación, alojamiento, comidas y otros gastos. Antes de que finalizara el año, habían recaudado la mitad de los fondos.
“Contamos con muchos donantes sumamente generosos”, expresó Barbara Psinakis, directora del Coro de Campanas en el Marian Center. “Ellos lo hicieron posible”.
Psinakis bromeó al decir que, cuando anunciaron inicialmente el viaje, todas las personas que se enteraron querían ir. “Por eso tuvimos 53 personas en nuestro grupo”, dijo.
Aunque ensayar el repertorio musical era prioridad para los 13 músicos, también hallaron otras maneras de prepararse para el viaje.
Bernadette Guillarte se retó a sí misma a aprender italiano. “Sé que ‘buongiorno’ es ‘hola’ y ‘adiós’ es ‘ciao’”, dijo Guillarte. “Tengo uno muy bueno: ‘mamma mia’”, dijo Ashley Acocella.
“Podríamos necesitar ese cuando lleguemos a la pizzería”, dijo Psinakis a las jóvenes, que reían.
Para Natasha Walker, el viaje fue una aventura europea para madre e hija. Nadie más de su familia iría, aunque muchos amigos y familiares pidieron ir como polizones. Diane Wade, la madre de Walker, dijo que lo que más le interesaba era poder disfrutar cada minuto con su hija mientras se sumergían en la cultura, las costumbres y la cocina de Italia.
“Esto es como un privilegio con el que me ha bendecido el Señor”, manifestó Wade. “Él siempre hace todo a su propio tiempo. Todo se ha resuelto en mi vida. Hasta me retiré, y se presentó esta oportunidad. El Señor lo ordenó para que pudiéramos ir”.
El itinerario del viaje mantuvo ocupado al grupo desde el momento de su salida en Miami, el 1º de abril, hasta su regreso desde Milán, el 8 de abril.
Entre los lugares que visitaron estaban la casa Cottolengo y la ciudad de Roma, la Plaza de San Pedro, el Vaticano y la Capilla Sixtina, Turín y el Centro Espiritual Druento de Cottolengo, la Pequeña Casa de la Divina Providencia, la Basílica de Superga, la Catedral de Turín y la Sábana Santa. Tenían programadas cinco funciones: una para el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, una para la familia Cottolengo en Roma, una para los Caballeros de Malta en Roma, y dos en la Pequeña Casa de la Divina Providencia.
No es de extrañar que la última línea del itinerario del viaje dijera: “¡Gracias a Dios!” — casi como un suspiro de alivio. Pero el grupo del Marian Center También puede agregar “Deo gratias” (gracias a Dios en latín): por la experiencia, por el Papa Francisco, y por la música que los unió a todos.
Fotógrafo: Servizio Fotografico L'Osservatore Romano
Muy emocionada la Hna. Filomena Mastrangelo saluda al Papa Francisco durante la audiencia general, en la Plaza de San Pedro, el 4 de abril, cuando los miembros del Coro de Campanas del Marian Center hacen sonar sus campanas y sostienen la manta que le llevaron al Papa.
