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School News | Friday, May 19, 2017

Para darles su pan de cada d�a

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Un estudiante de segundo grado sonríe mientras se prepara para verter las verduras secas en la mezcla de la bolsa de comida.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Un estudiante de segundo grado sonríe mientras se prepara para verter las verduras secas en la mezcla de la bolsa de comida.

MIAMI | El pan es un símbolo esencial en la Fe católica. El pan también alimenta y nutre a los seres humanos. Pero ¿qué sucede con quienes carecen de su pan de cada día en el mundo, los que no saben cuándo lo tendrán o si su próxima comida llegará?

Los estudiantes de la escuela Our Lady of Lourdes ataron esos cabos mientras se disponían a preparar 50,000 comidas para los hambrientos en Burkina Faso, África —un país sin litoral, descrito como pobre, incluso según los estándares de África Occidental. Con la ayuda del programa Helping Hands de Catholic Relief Services (CRS) y su organización asociada, Rise Against Hunger, la escuela y la comunidad parroquial realizaron una actividad para preparar comidas y ayudar al país africano.

Esperen, las cosas se van a poner un poco sucias: Las alumnas de tercer grado de Our Lady of Lourdes se preparan para recibir las instrucciones de embalaje de alimentos.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Esperen, las cosas se van a poner un poco sucias: Las alumnas de tercer grado de Our Lady of Lourdes se preparan para recibir las instrucciones de embalaje de alimentos.

Haciendo el camino para la proteína: Jason Haulbrook rellena una caja de harina de soya seca que se mezclará en las bolsas de comida.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Haciendo el camino para la proteína: Jason Haulbrook rellena una caja de harina de soya seca que se mezclará en las bolsas de comida.

Las estudiantes de Our Lady of Lourdes Lauren Cuellar y Nicole Alpizar llevan una bolsa de arroz a una estación de envasado de comidas que necesita una recarga.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Las estudiantes de Our Lady of Lourdes Lauren Cuellar y Nicole Alpizar llevan una bolsa de arroz a una estación de envasado de comidas que necesita una recarga.

Rachel Holmes, representante de Catholic Relief Services, muestra a estudiantes de la escuela Our Lady of Lourdes muestras de tela que son hechas por mujeres en Burkina Faso, África. La escuela y la comunidad se asociaron con CRS y Rise Against Hunger para empacar 50,000 comidas para África.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

Rachel Holmes, representante de Catholic Relief Services, muestra a estudiantes de la escuela Our Lady of Lourdes muestras de tela que son hechas por mujeres en Burkina Faso, África. La escuela y la comunidad se asociaron con CRS y Rise Against Hunger para empacar 50,000 comidas para África.

“Fue una lección, pues el simple hecho de que no podamos comer una merienda después de la escuela no significa que no comeremos más adelante”, dijo Sophia Suárez, estudiante de quinto grado. “Deberíamos pensar en que los pobres probablemente no podrán comer”.

Burkina Faso, que se traduce como “tierra de hombres honrados”, es árida. En la parte norte, casi nada crece por las severas sequías.

“Tratamos de compensar durante esa temporada, cuando ni siquiera pueden cultivar alimentos”, dijo Rachel Holmes, representante de CRS que trabaja con Helping Hands. “No se trata de tener acceso a la comida. Es que allí no pueden cultivar”.

Holmes comprobó las dificultades de los agricultores de la región. A largo plazo, CRS les ha ayudado a cultivar alimentos durante la época de sequía al instalar nuevas bombas de agua y tuberías, enseñarles nuevas técnicas agrícolas y ayudarles a adquirir semillas resistentes a la sequía. Pero el problema persiste.

“En realidad, queremos que lleguen a cultivar sus propios alimentos durante ese tiempo, pero es demasiado difícil cuando no llueve. Se necesita agua para el cultivo de alimentos”, sostuvo Holmes.

Es bueno lograr que la gente conozca la situación y solicitar donaciones, pero Holmes explicó que, con las experiencias prácticas de preparar las comidas, se establece una conexión más personal entre las personas necesitadas y quienes desean ayudarlas.

“Cuando hago una presentación con PowerPoint sobre el hambre, puedo hablar de ello tanto como desee. Pero es más impresionante cuando llevas a una persona al salón donde van a preparar las comidas, y les demuestras que preparan las comidas que llegarán a alguien como ellos en el extranjero”, dijo Holmes.

Michelle Rodríguez, profesora de escuela intermedia en Our Lady of Lourdes, participó con su grupo de Emaús en otra actividad para preparar comidas, y quiso que toda la comunidad participara en una experiencia similar. Compartió la idea con Mons. Kenneth Schwanger, párroco de Our Lady of Lourdes, quien le dio su apoyo absoluto.

“Insistí en que el proyecto fuera uno que la escuela y la parroquia hicieran juntos”, dijo Rodríguez.

La propuesta llegó al despacho del Arzobispo Thomas Wenski, quien sugirió Helping Hands de CRS como un programa ideal.

Según se organizaba todo, Rodríguez continuaba preocupada por una cosa: el costo de $25,000 para comprar y empacar 55,000 comidas.

“Le dije a Mons. Schwanger que era mucho dinero, pero él respondió que ésa era la menor de mis preocupaciones”, observó Rodríguez.

La comunidad se unió en la recaudación de fondos. La escuela la adoptó como parte del sacrificio cuaresmal de los estudiantes. Las botellas vacías de Gatorade se convirtieron en alcancías decoradas, y los estudiantes donaron al menos 25 centavos al día, acompañando su generosidad con oración y reflexión.

“Sus corazones están muy abiertos”, dijo Ana Yvette De Atienza, maestra de tercer grado en Our Lady of Lourdes. “Estaban muy emocionados por la oportunidad de donar y ayudar a empacar las comidas”.

“Están listos para el desafío”, dijo Jason Haulbrook, coordinador de participación comunitaria de Rise Against Hunger, la agencia internacional para combatir el hambre, que proporciona todos los suministros y el personal necesarios para las actividades de Helping Hands de CRS. “Que su primera actividad sea preparar 55,000 comidas en tres días, es asombroso”.

Se instalaron estaciones para empacar comidas en la cafetería de la escuela. Cada estación tenía todo lo necesario, incluyendo embudos con los que verter la proteína de soya en polvo, hojuelas de vegetales, arroz y una bolsa de vitaminas. Una vez llenas, las bolsas se pesaban, sellaban y empacaban.

Según Haulbrook, en promedio, una persona puede empacar alrededor de 150 comidas en una hora. Por más que se quiera evitar, el proceso puede volverse un poco desordenado. Pero en medio del “caos organizado”, los estudiantes y voluntarios alcanzaron la meta de 5,000 comidas empacadas en menos de una hora.

“La gente no me creía cuando les dije que los estadounidenses sacan tiempo de su día para empacar las comidas. Pensaron que las enviaba un gran almacén”, dijo Holmes, refiriéndose al pueblo de Burkina Faso. “No me creyeron hasta que les mostré fotos de personas con redecillas y en las mesas. Fue algo muy significativo para ellos y estaban muy agradecidos”.

La maestra de tercer grado Ana-Yvette De Atienza supervisa a sus estudiantes mientras preparan bolsas de comida para los hambrientos en Burkina Faso, África.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA JARRO| FC

La maestra de tercer grado Ana-Yvette De Atienza supervisa a sus estudiantes mientras preparan bolsas de comida para los hambrientos en Burkina Faso, África.




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