By Jonathan Martinez - Florida Catholic
Ermita de la Caridad se unió al festejo y la nostalgia de las más de 500 personas que se reunieron allí el pasado Día de las Madres, 13 de mayo, para presenciar la inauguración de su nuevo malecón.
La idea de este malecón nació del Rector de la Ermita, Padre Juan Rumín Domínguez, quien buscando la manera de brindar una mejor protección a las familias que a diario visitan el santuario, especialmente los niños, decidió elevar la altura del muro de contención que ya existía, pero haciéndolo lo más parecido posible al muro original del Malecón de La Habana, en Cuba.
"Visitamos a nuestra Madre en el Día de las Madres y como hacemos con nuestras madrecitas en la tierra, le traemos un regalo para mostrarle nuestro amor y nuestra gratitud. Ese regalo es este muro, este malecón que acabamos de bendecir y que ahora adorna su casa", dijo el Padre Domínguez a los cientos que asistieron a la ceremonia de dedicación.
La obra fue una donación del Latin Builders Association quien también se encargó de coordinar con otras empresas de construcción para terminar el proyecto. El pueblo de Miami, al igual que muchos otros funcionarios públicos, también contribuyó a esta nueva obra de evangelización.
"La ciudad de Miami se siente muy orgullosa en haber podido trabajar con la Ermita de la Caridad y Dios mediante vamos a tener planes mayores aquí”, dijo el alcalde de la ciudad de Miami Tomás Regalado, quien junto al Padre Domínguez cortó la cinta de inauguración. “Para nosotros esto es una bendición porque esta es la única y genuina estructura construida por el exilio cubano que quedará como una señal permanente de la presencia cubana en esta ciudad en las próximas generaciones”.
El malecón, además de proveer mayor seguridad a los peregrinos que acuden a este Santuario Nacional en honor a la Virgen de la Caridad, será para gran parte de la comunidad de Miami una eje de encuentro con sus raíces y cultura, manifestados en este símbolo de Cuba, así como un motivo más para visitar esta casa dedicada a su Madre María.
"Me siento muy orgulloso que un pedacito de Cuba logró llegar a las orillas de Miami y que se incorporó en el malecón. Ahora tanto la Habana como Miami tendrán su propio malecón", dijo José Valdés, feligrés de la parroquia de St. Thomas the Apostle en Miami, quien salió de Cuba en el año 1968.
El malecón fue dedicado a la memoria de Mons. Agustín Román, como símbolo de la continua obra evangelizadora del santuario en la comunidad.
"Sigo siendo sentimental cuando recuerdo a nuestra Cuba, pero hoy si me siento sumamente feliz", comentó Mario Rodríguez, quien salió de Cuba en el año 1967. Fue preso político en Isla de Pino durante seis años.
"Ese amor tan grande que el Mons. Agustín Román tenía por la Ermita y por Cuba, ahora se hace visible una vez más en este malecón", recalcó Rodríguez, visiblemente emocionado por las memorias de su Cuba natal evocadas por este nuevo monumento.
"Es un simbolismo cubano de todos los exiliados en Miami, del esfuerzo de todos ellos en los últimos 50 años", dijo Cristina Brito, secretaria de la Ermita durante los últimos siete años. "Me siento muy emocionada, muy contenta de tener el malecón de la Habana aquí entre nosotros en la Ermita de la Caridad, y seguimos trabajando por el legado de Monseñor Román y el nuevo legado que comienza ahora el Padre Rumín, que empieza ahora con el favor de Dios en esta nueva era”.
MIAMI — El sonido del repique de las olas del mar frente a la La idea de este malecón nació del Rector de la Ermita, Padre Juan Rumín Domínguez, quien buscando la manera de brindar una mejor protección a las familias que a diario visitan el santuario, especialmente los niños, decidió elevar la altura del muro de contención que ya existía, pero haciéndolo lo más parecido posible al muro original del Malecón de La Habana, en Cuba.
"Visitamos a nuestra Madre en el Día de las Madres y como hacemos con nuestras madrecitas en la tierra, le traemos un regalo para mostrarle nuestro amor y nuestra gratitud. Ese regalo es este muro, este malecón que acabamos de bendecir y que ahora adorna su casa", dijo el Padre Domínguez a los cientos que asistieron a la ceremonia de dedicación.
La obra fue una donación del Latin Builders Association quien también se encargó de coordinar con otras empresas de construcción para terminar el proyecto. El pueblo de Miami, al igual que muchos otros funcionarios públicos, también contribuyó a esta nueva obra de evangelización.
"La ciudad de Miami se siente muy orgullosa en haber podido trabajar con la Ermita de la Caridad y Dios mediante vamos a tener planes mayores aquí”, dijo el alcalde de la ciudad de Miami Tomás Regalado, quien junto al Padre Domínguez cortó la cinta de inauguración. “Para nosotros esto es una bendición porque esta es la única y genuina estructura construida por el exilio cubano que quedará como una señal permanente de la presencia cubana en esta ciudad en las próximas generaciones”.
El malecón, además de proveer mayor seguridad a los peregrinos que acuden a este Santuario Nacional en honor a la Virgen de la Caridad, será para gran parte de la comunidad de Miami una eje de encuentro con sus raíces y cultura, manifestados en este símbolo de Cuba, así como un motivo más para visitar esta casa dedicada a su Madre María.
"Me siento muy orgulloso que un pedacito de Cuba logró llegar a las orillas de Miami y que se incorporó en el malecón. Ahora tanto la Habana como Miami tendrán su propio malecón", dijo José Valdés, feligrés de la parroquia de St. Thomas the Apostle en Miami, quien salió de Cuba en el año 1968.
El malecón fue dedicado a la memoria de Mons. Agustín Román, como símbolo de la continua obra evangelizadora del santuario en la comunidad.
"Sigo siendo sentimental cuando recuerdo a nuestra Cuba, pero hoy si me siento sumamente feliz", comentó Mario Rodríguez, quien salió de Cuba en el año 1967. Fue preso político en Isla de Pino durante seis años.
"Ese amor tan grande que el Mons. Agustín Román tenía por la Ermita y por Cuba, ahora se hace visible una vez más en este malecón", recalcó Rodríguez, visiblemente emocionado por las memorias de su Cuba natal evocadas por este nuevo monumento.
"Es un simbolismo cubano de todos los exiliados en Miami, del esfuerzo de todos ellos en los últimos 50 años", dijo Cristina Brito, secretaria de la Ermita durante los últimos siete años. "Me siento muy emocionada, muy contenta de tener el malecón de la Habana aquí entre nosotros en la Ermita de la Caridad, y seguimos trabajando por el legado de Monseñor Román y el nuevo legado que comienza ahora el Padre Rumín, que empieza ahora con el favor de Dios en esta nueva era”.