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Blog_Sincerity_S


Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquella joven que ganó una caja de bombones; los primeros los comió con displicencia, pero cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a consumirlos lentamente y a disfrutarlos más.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. Desprecio a los oportunistas y a las personas mentirosas. No tolero a los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Ya no tengo tiempo para proyectos megalomaníacos. No participaré en conferencias que establecen reglas engañosas para erradicar la miseria en el mundo.

No quiero que me inviten a eventos donde se pretende solucionar los problemas del milenio.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten: estatutos, normas, procedimientos y políticas, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar babosadas de personas que, a pesar de su edad cronológica, son unos inmaduros.

No quiero ver las agujas del reloj avanzando en reuniones de "hacer cambios", donde solo “ponemos sobre la mesa” las opiniones de los que mandan.

Me molesta ser testigo de los defectos que genera la lucha por el “majestuoso” cargo de Dirigente.

Sin muchos bombones en la caja, quiero vivir al lado de gente humana, muy humana; que sepa reír de sus errores, que no se envanezca con sus triunfos, que no se considere electa antes de tiempo, que no huya de sus responsabilidades, que defienda la dignidad de los pobres de los marginados y que desee tan sólo andar al lado de Dios.

Si…. Tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Gracias y perdonen.

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