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¿Qué tienen en común los Estados Unidos de América con China y Corea del Norte? Que somos uno de sólo cuatro países que permiten que se mate a los niños por nacer en el vientre por cualquier razón aun siendo viables – cuando el bebé puede vivir fuera del vientre materno.

Las tumbas de las víctimas están regadas a través de América – tumbas de lamentos y tumbas de acusaciones sobre una nación que permite el asesinato de los inocentes.

Dos pequeños bebés abortados, un niño y una niña, están enterrados en Our Lady Queen of Heaven, el cementerio de la Arquidiócesis de Miami. Sus cuerpos fueron encontrados hace años en contenedores, desechados como “basura” humana.

Esta es una cita de un rescatador que sacó algunos de los cuerpos de un contenedor detrás de una clínica de abortos en Chicago: “Mis ojos aún podían contemplar la gloria del ser humano aun en sus cuerpos destrozados, una gloria delineada en ellos por la mano creadora de Dios”.

Estos niños llegaron a vivir, aunque brevemente, y fueron asesinados por una violencia atroz, una violencia que como personas continuamos permitiendo en el “país de los libres”.

Durante los pasados 40 años de abortos legalizados, se ha descubierto evidencia irrefutable sobre la maldad que existe en medio de nosotros, pero exigimos que se mantenga oculta por temor a que la sacudida a nuestros sentidos sea más de lo que podamos soportar.

Evitamos los centros de matanza, aunque muchas veces están justo al lado de nuestros restaurantes o tiendas favoritas. Nos decimos: “Eso no puede ser cierto. ¡Nunca mataríamos a nuestros propios hijos!”

Recientemente, nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos lanzó un desafío: “Quiero que la Iglesia salga a la calle… que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad”. Nos cuestionó si queremos “ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús”.

¿Somos como Pilato? ¿Hemos permitido que el miedo nos impida salvar la vida de un niño, o de ser voz de los que no la tienen?

Enfrentar el mal en la trituradora de abortos requiere valentía. Nuestra presencia pacífica, en oración, le declara a los niños que no murieron solos. Y creemos que nuestras oraciones por todos los que son cautivos del enemigo, algún día les pondrá en libertad.

Lo vemos en la historia de la conversión milagrosa del Dr. Bernard Nathanson, un abortista judío y ateo que operaba la clínica de abortos más grande de Nueva York y en el mundo occidental. Él fue responsable por más de 75,000 pequeñas vidas perdidas por el aborto – una de ellas la de su propio hijo.

Cuando se le preguntó qué pensaba de la gente que oraba fuera de su clínica de abortos, el Dr. Nathanson respondió: “Cuando miraba los rostros de esa gente que oraba al otro lado de mi ventana, veía cómo el amor emanaba de su propio ser… Sabía que estaban allí aun sufriendo un gran riesgo personal e incomodidad... Deseaba saber de dónde venía ese poder que les permitía hacer eso por unos extraños. No sé sus nombres, pero siempre les estaré agradecido”.

Después de su conversión años más tarde, Bernard Nathanson se convirtió en un defensor de la vida y luego en católico. En su libro “The Hand of God” (La Mano de Dios), escribe: “Ya no me encuentro solo. Mi destino ha sido deambular por el mundo en busca de Aquel sin el cual estoy condenado, pero ahora agarro el dobladillo de su túnica en desesperación, en terror, en un acceso celestial a la necesidad más pura que he conocido”.

Eventualmente, el Dr. Bernard Nathanson declaró su posición a favor de la vida en otros asuntos similares, como el suicidio asistido por un médico y la investigación con tejidos fetales. Pero acredita como inicio de su jornada el reconocimiento de la humanidad del niño en el vientre.

Dejen sus temores a un lado y únanse a nosotros y a otros cristianos mientras seguimos las instrucción del Papa Francisco y salimos a las calles en oración. Los 40 Días Por La Vida comienzan el 25 de septiembre y continuarán hasta el 3 de noviembre. Estaremos orando en:
  • 3829 Hollywood Blvd., Hollywood
  • 2001 W. Oakland Park Blvd., Fort Lauderdale
Señor, eres un fuego que consume,
la fuente de toda actividad.
Mantenme enraizado en oración y fuerte en la acción.



Comments from readers

Mary Tate - 10/03/2013 02:01 PM
Thank you Joan for an insightful and explicit explanation of what pro-choice really means. I hope those who read this article will have the same kind of experience that Dr. Nathanson had - and follow the teachings of Jesus. Hopefully, many people will heed the call of Pope Francis to "take to the streets" to defend life with prayer.
maria v - 10/02/2013 09:58 PM
Great article by a committed leader of the Respect Life Ministry in South Florida.I am convinced that together we can defeat this holocaust,please attend any of the free "Life Issues" workshop offered around the year at different Parishes.Contact your Parish representative or Priest directly to plan an education workshop ,invite anyone 18 and older,interested in understanding why it is so important to defend life.Once you get the facts,after connecting the dots,you will change the mentality that is negatively affecting every aspect of today's world.Visit www.respectlifemiami.org
Mari Tuccitto - 10/02/2013 03:20 PM
When I read this message, I had tears in my eyes. The thought of so many babies destroyed every year, and thrown away as garbage makes me weep! The Truth is so exposed - God gave us life and we shall not destroy it. Thank you, Joan, for writing this beautiful article, and for the great work everybody does at all the Respect Life centers. I know God is with us who believe in the sanctity of life.
Evalina Van Lengen - 09/30/2013 03:14 PM
This message is so beautiful and powerful. May it touch the hearts of readers who still need to cross the road from :"pro-choice" to pro-life.

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