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Para la mayoría de nosotros, la Navidad significa celebraciones familiares, liturgias muy solemnes, un abundante intercambio de regalos, y la expectativa de un nuevo año. Les invito a incluir a María en sus celebraciones. Que su presencia sea el dulce fondo de toda la temporada en la profundidad de sus corazones. Invítenla con frecuencia a su interior.

“Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna”. (Juan 3:16-17)

Resulta irónico que la enseñanza más poderosa del Evangelio sea conocida popularmente como “el pequeño evangelio”, pequeño como un niño.

El regalo del Padre, su único Hijo, necesitaba una mujer inmaculada. Como lo expresa Urs Von Balthasar: “El ser humano en el Hijo de Dios se hizo hombre, y recibió este don del cielo con buena disposición, apertura y disponibilidad ilimitadas, restringidas por nada en lo absoluto”.

Para que el Verbo eterno se hiciera carne, debía existir un consentimiento humano de entrega total; un “sí” sin cálculos, restricciones o advertencias: el sí de María hizo posible la Navidad para nosotros. María fue tan poderosa, que trajo a Dios al mundo.

Urs Von Balthasar nos ayuda de nuevo a entender la conveniencia providencial de una virgen sin pecado como recipiente del divino Hijo de Dios: “Ella, por supuesto, no es la gracia, pues la gracia es Dios y viene de Dios, y María es una simple criatura. Pero ella es la única criatura que no se resistió a la gracia… Ella hace lo que quiere la gracia; a saber, la entrega, la concede, la derrama para los demás”.

A la Navidad le precede una temporada de Adviento, anticipante con expectativas sobre las tres venidas de Cristo de una manera indivisible e integrada: la histórica, la sacramental y la del final de los tiempos. Al preparar los “caminos del Señor”, el discípulo cristiano celebra la:
  • Inmaculada Concepción (8 de diciembre)
  • San Juan Diego (9 de diciembre)
  • Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre)
  • Virgen Madre (25 de diciembre)
  • Madre de Dios (1ro de enero)
La fe en la encarnación del Verbo tiene temas marianos significativos en la oración de la Iglesia.

La razón por la que los niños aman tanto la Navidad, es por el esplendor de su belleza inocente. El erudito bíblico Raymond Brown expresaba con frecuencia su asombro ante la manera en que las narraciones sobre la infancia de Nuestro Señor Jesucristo se habían ajustado a la cultura popular.

Esta belleza incluye a María, como lo expresa hermosamente un himno en inglés, del cual hacemos una traducción aproximada:

Virgen nacida, nos postramos ante ti.
Bendito fue el vientre que te llevó.
María, Madre sumisa y bondadosa,
Bendita fue ella en su Niño.
Bendita fue la doncella que te alimentó.
Bendita fue la mano que te guió.
Bendito fue el ojo maternal
que observaba tu calmada infancia.
Bendita sea ella por toda la creación,
quien trajo la salvación del mundo.
Y benditos sean ellos por siempre
quienes te aman más y sirven mejor.
Virgen nacida, nos postramos ante ti:
Bendito fue el vientre que te llevó.
María, Madre sumisa y bondadosa,
Bendita fue ella en su Niño.
Y yo añadiera: ¡Bendito fue Aquel en esa obra maestra de mujer!

Reverendísimo Felipe J. Estévez
Obispo auxiliar de Miami

Comments from readers

Fray Lombardo D'Auria, O.F.M. Cap. - 12/22/2009 04:30 PM
Estimado Monse�or Est�vez,
Paz y bien en Santa Alegria!
Gracias por esta reflexi�n en Nuestra Santa Madre. Es por eso, que en Nicaragua, todo el mes de Diciembre grita con alegria:
Quien Causa Tanta Alegria?
�La Concepci�n de Mar�a!
Y nuestro ser�fico Padre, San Francisco de As�s la saluda, diciendo,
�Salve, Se�ora, santa Reina, santa Madre de Dios, Mar�a, virgen hecha iglesia!
Que en esta celebraci�n del Nacimiento del Salvador, todos sigamos los pasos de la Madre de Dios. En especial, rezo por todos los hermanos y hermanas que han abandonado la Santa Eucarist�a y vean el ejemplo de como ser disc�pulos de Cristo en la Madre de Dios.
En Cristo Rey,
Fray Lombardo D'Auria, O.F.M. Cap.
Deacon Luis A. Rivero - 12/21/2009 06:13 AM
Bishop Estevez,
Thank you for such a wonderful reminder as we approach the celebration of THE EVENT which changed the world. Thank you for reminding us of the first disciple whose ministry centers on Christ. I pray that her example and maternal love always guides us and our vocations. May we always follow her example in that unconditional Yes!

United in Prayer and at the Table of the Lord,
Dcn. Luis A. Rivero

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