By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
El arzobispo Thomas Wenski originalmente escribió esta columna para la edición de agosto 2017 de La Voz Católica. La publicamos de nuevo, actualizada, para marcar el inicio de "Compartiendo el viaje," una campaña de dos años de duración, durante la cual el Papa Francisco nos pide que demostremos solidaridad con los inmigrantes y refugiados.
En un mundo que se ha vuelto mucho más pequeño debido a la globalización y los medios de comunicación social, el más pequeño gesto puede ejercer una influencia importante. Hoy, 27 de septiembre, el Papa Francisco ha invitado a sus hermanos obispos, pero también a todos los católicos y a otras personas de buena voluntad, a participar en una campaña global compuesta de pequeños gestos de solidaridad para llamar la atención sobre la difícil situación de los más de 65 millones de refugiados y migrantes en nuestro mundo de hoy. Estos 65 millones de hombres, mujeres y niños representan el mayor número de personas desplazadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La campaña, llamada simplemente “Compartiendo el viaje”, pide a los católicos que den una muestra visible de apoyo a los refugiados y los migrantes. Los obispos estadounidenses, en apoyo de la iniciativa del Papa Francisco y en colaboración con Catholic Charities USA y Catholic Relief Services, también han designado la semana del 7 al 13 de octubre como una “semana de oración y acción” para promover una cultura del encuentro para contrarrestar la cultura de la indiferencia.
Es decepcionante que nuestro país, que ha tenido una larga historia de proporcionar “refugio seguro” a los refugiados y solicitantes de asilo, haya anunciado reducciones abruptas en las admisiones de refugiados (menos de 50,000 por año). Igualmente decepcionante es que durante casi dos décadas, los esfuerzos para reformar un sistema de inmigración quebrado hayan sido bloqueados en el Congreso.
La áspera retórica anti-inmigrante ha envenenado nuestro discurso nacional y ha incitado temores irracionales al “extraño”. Un proyecto de ley reciente propuesto en el Senado y apoyado por la Administración reduciría la inmigración legal en un 50 por ciento. El Foro Nacional de Inmigración estima que el país ya está enfrentando una brecha laboral de 7.5 millones de empleos para 2020.
Cortar la inmigración legal para reducir la inmigración causaría un daño irreparable al trabajador estadounidense y a su familia. Los únicos países que crecen económicamente son los países que dan la bienvenida a los inmigrantes. A pesar de la considerable preocupación cultural y económica por la inmigración, los inmigrantes son cruciales para el crecimiento de la economía. Esto incluye no sólo a los médicos, los científicos y los banqueros inversionistas inmigrantes, sino también a los inmigrantes que ocupan puestos de trabajo de “nivel de entrada” en las industrias de la agricultura, los servicios y la hostelería. Con un bajo desempleo récord, los puestos de trabajo quedan vacantes. Con la entrada ilegal reducida en 75 por ciento, ahora es el momento de abordar la reforma migratoria integral.
Pero la inmigración se ha convertido en una “cuestión de cuña” en nuestra política, lo que lleva a la sospecha de que los legisladores realmente no quieren arreglar lo que todo el mundo admite que es un sistema quebrado. El statu quo permite a los políticos, tanto de la izquierda como de la derecha, apelar a sus bases y solicitar fondos de ellas, mientras que unos 11 millones de inmigrantes irregulares viven en el miedo y la desesperación, y miles que podrían haber sido reasentados en los Estados Unidos, languidecen en los campamentos de refugiados.
La campaña “Compartiendo el viaje” comenzó hoy, con el Papa Francisco mostrando apoyo y solidaridad al migrante con un simple gesto. Pero durará hasta septiembre de 2019 y tiene como objetivo dar forma a conversaciones y acciones para responder al llamado evangélico a amar al prójimo: “Yo era un extranjero y me recibiste”.
La estridencia y polarización de la política en Estados Unidos hoy en día, pueden ser desalentadoras. Los ciclos de “noticias” de cable de 24 horas han hecho de la “política” otra forma de entretenimiento, tan “real” como la lucha profesional. Sin embargo, todos estamos llamados a ser participantes informados, activos y responsables en el proceso político, y a hacerlo uniendo, coherente y consistentemente, nuestra fe, nuestras convicciones morales y nuestras responsabilidades en la plaza pública.
“Compartiendo el viaje” nos invita a ver a través de los ojos de los demás, en lugar de
cerrar los ojos. Como dice el Papa Francisco: “No sólo para ver sino para
mirar. No sólo para oír, sino para escuchar. No sólo para conocer y pasar, sino
para detenernos. Y no sólo para decir ‘qué vergüenza, pobre gente’, sino para
dejarnos llevar por la compasión”.
