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Homilies | Friday, May 17, 2019

La oración acerca nuestras vidas a la voluntad de Dios

Homilía del Arzobispo Wenski en el XX aniversario de Madres y Padres Orantes

El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía durante una Misa el 17 de mayo de 2019 en la iglesia Our Lady of Guadalupe en el Doral. La Misa conmemoraba el 20o aniversario de la fundación del movimiento Madres y Padres Orantes en la Arquidiócesis de Miami.

Queridos hermanos y hermanas,  

Nos reunimos en este hermoso templo para dar gracias al Padre celestial, por medio de su Hijo Jesucristo, por todas las bendiciones que de sus manos misericordiosas recibimos. Especialmente queremos agradecer hoy la amorosa intercesión de su Santísima Madre, Nuestra Señora de Guadalupe, a cuyos pies estamos celebrando esta acción de gracias.

Por supuesto que resulta significativo el estar ofreciendo la Eucaristía en este templo erigido en honor de María de Guadalupe, precisamente cuando estamos celebrando el vigésimo aniversario de la fundación en nuestra Arquidiócesis de Miami del Ministerio de Padres y Madres Orantes. Y es que nuestra Madre de Guadalupe ha jugado un importante papel desde los mismos comienzos de este fructífero apostolado, cuando sus fundadores, Loly y Luis García, con el apoyo del Padre Raúl Angulo, establecieron este ministerio de intercesión en la Parroquia de Mother of Christ en el año 1999.

El Arzobispo Thomas Wenski puso esta "selfie" en su cuentra de Twittter después de celebrar una Misa para conmemorar el 20 aniversario del movimiento Padres y Madres Orantes, el 17 de mayo en la iglesia Our Lady of Guadalupe en Doral.

Fotógrafo: COURTESY

El Arzobispo Thomas Wenski puso esta "selfie" en su cuentra de Twittter después de celebrar una Misa para conmemorar el 20 aniversario del movimiento Padres y Madres Orantes, el 17 de mayo en la iglesia Our Lady of Guadalupe en Doral.

Abiertos a la inspiración del Santo Espíritu, ellos supieron comprender la necesidad de orar por los más jóvenes de la familia, siempre expuestos a los peligros, las tentaciones y los innumerables desafíos de una sociedad cada vez más alejada de Dios y de los valores del Evangelio. Y a los pies de la Virgen de Guadalupe, en su amado Santuario del Tepeyac, colocaron en más de una ocasión la misión recibida, e invocaron la amorosa intercesión de María sobre un ministerio que produciría a través de los años, muchos frutos de amor en tantas familias.

¿Quien mejor que María para comprender las angustias y esperanzas de tantas madres y padres, preocupados por la vida y el futuro de sus hijos? Ella fue la sierva fiel que supo acoger la Palabra de Dios y mantenerse obediente al plan divino hasta las últimas consecuencias. Ella supo estar al pie de la cruz de su Hijo, orando sin desfallecer, y con el corazón rebosante de esperanza. Es por eso que a ella siempre podrán acudir, llenos de confianza, tantas madres y padres que perseveran en la oración por sus hijos, a veces junto a la cruz de una enfermedad o una adicción, o sumidos en la falta de fe y de sentido de la vida. 

Hoy, al alegrarnos por los veinte años de fructífera vida de este Ministerio de Padres y Madres Orantes, no podemos menos que recordar a todos los que han participado y colaborado con el mismo a lo largo de los años, y que ya gozan junto a María de la gloria del padre celestial. Y sobre todo, agradecer de corazón a aquellos que hasta el día de hoy mantienen vivo este necesario esfuerzo de oración, no sólo en Miami sino también en otras ciudades de la Nación y en los países de nuestro continente donde a través del tiempo se ha ido extendiendo. Que el Señor siempre acoja con agrado la oración perseverante por los hijos, especialmente por los jóvenes, por aquellos que están sirviendo en las Fuerzas Armadas, y por todos los que se encuentran en cualquier situación vulnerable y necesitados del amor de Jesús y de María.

La Palabra de Dios en este día nos recuerda la firmeza con que los apóstoles transmitían el mensaje de Jesucristo. Un mensaje que pudieron proclamar con valentía sólo después de recibir el fuego del Espíritu. Es el Espíritu Santo, que en pocos días celebraremos en la Fiesta de Pentecostés, el que impulsó a los discípulos de Jesús a dar testimonio de la Verdad en medio del mundo, sin temer las consecuencias de rechazo, persecución y muerte que dicho anuncio habría de ocasionarles.

Hoy es el mismo Jesús quien nos exhorta en su Evangelio a no temer, a no dudar, a no dejarnos confundir por las voces de este mundo: “Que no se turbe su corazón, crean en Dios y crean también en mí”. Palabras de fe que ayudan a desterrar de nuestras vidas el temor y la desesperanza, para proclamar a un mundo, en ocasiones desanimado y extraviado, que sólo en Jesús esta la salvación; que sólo él es el camino que nos conduce a Dios, la verdad que nos hace libres y la vida que no tiene fin.

Como un marinero tira una línea hacia el muelle para abarcarse a la orilla, halando a veces con mucha fuerza contra corriente para acercarse al muelle, así es la oración preservante.  El propósito de marinero no era hacer que el muelle se acercara a su lancha, sino que la lancha se acercara al muelle. Así, la oración no pide que Dios haga nuestra voluntad, sino que nosotros hagamos la voluntad de Dios. La oración hace que la lancha de nuestras vidas se acerque a Dios y a su voluntad.  Así, fue la oración de Maria.  Así, obra la oración de los hijos e hijas de Maria.

Que María de Guadalupe nos ayude con su intercesión, a ser valientes discípulos de Jesucristo, perseverando cada día en la oración y en la fidelidad a la llamada que hemos recibido. Así sea. 

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