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Homilies | Saturday, October 07, 2017

Estemos atentos a lo que el Se�or nos pide

El Arzobispo Thomas Wenski, el P. Rafael Capó del SEPI (izquierda) y el Diácono Matthew Gomez y otros sacerdotes se retratan con la cruz regional del V Encuentro despues de la Misa el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception de Hialeah.

Photographer: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Arzobispo Thomas Wenski, el P. Rafael Capó del SEPI (izquierda) y el Diácono Matthew Gomez y otros sacerdotes se retratan con la cruz regional del V Encuentro despues de la Misa el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception de Hialeah.

Homilía del Arzobispo Thomas G. Wenski durante el evento diocesano preparatorio del V Encuentro, en el aniversario de la Arquidiócesis de Miami, el 7 de octubre de 2017, en la parroquia de la Inmaculada Concepción, Hialeah; fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario.

Queridos hermanos y hermanas,

Es siempre un motivo de alegría celebrar la Santa Misa en esta parroquia, dedicada a la Inmaculada Concepción de María, y que por más de 60 años ha sido faro de fe y esperanza en medio de esta porción del Pueblo de Dios; nuestra querida Hialeah. Y lo es además porque hoy, unidos a la Iglesia universal, celebramos a nuestra Madre del cielo bajo la hermosa y entrañable advocación de Virgen del Santo Rosario. Una devoción que da inicio en el 1208 cuando Santo Domingo de Guzmán es visitado por la Madre de Dios, quien pone en sus manos un rosario, se lo enseña a rezar y le encarga difundirlo en medio del pueblo cristiano. Con el tiempo, esta devoción, que honra a Dios y a la Santísima Virgen, fue extendiéndose por toda la iglesia, ofreciendo a los fieles de todas las lenguas, razas y culturas, un modo de oración al alcance de todos y la contemplación de los misterios de la vida del Señor. Una vez más, María se pone al servicio del plan de Dios, que ya en la primera lectura nos anuncia por boca del profeta, cómo quiere atraer hacia El los pueblos de la tierra; prefiguración de la salvación universal realizada en Jesucristo: “Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío” (Zac. 2, 15).

La imagen de la Virgen del Rosario acompaña el banderín del V Encuentro durante la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro, celebrada el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception en Hialeah.

Photographer: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

La imagen de la Virgen del Rosario acompaña el banderín del V Encuentro durante la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro, celebrada el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception en Hialeah.

El Arzobispo Thomas Wenski predica la homilía durante la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro, celebrada el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception en Hialeah.

Photographer: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Arzobispo Thomas Wenski predica la homilía durante la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro, celebrada el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception en Hialeah.

En el evangelio que hemos escuchado se nos narra el acontecimiento que cambió al mundo para siempre. Precedido del mismo saludo que encontramos en la primera lectura (¡Alégrate!), escuchamos el anuncio de la encarnación del esperado por los siglos; Jesucristo el Señor. Y seguido del asombro inicial, somos testigos del sí confiado, humilde y obediente de María, asumiendo con generosidad la gran misión de ser la Madre del salvador del mundo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc. 16, 38). Es un sí, que pronunciado en la oscuridad de la fe, compromete toda su existencia. Un sí, reafirmado tantas veces a largo de su vida, y por supuesto, al pie de la cruz del Hijo.

Por eso María es modelo de creyente y hacia ella nos volvemos para aprender de su ejemplo. Como pueblo de Dios que peregrina en el sur de la Florida, también nosotros queremos estar atentos a lo que el Señor nos pida, leyendo con atención los signos de los tiempos y escuchando su llamada en medio de la realidad. Para ello, nuestra devoción mariana debe ser vivida con la disponibilidad expresada en la oración del Ángelus, y también con los ojos puestos en las necesidades y en las personas concretas hacia las que debemos ponernos en camino, siguiendo el ejemplo de la “primera misionera.”

Hoy, día en que celebramos a Nuestra Señora del Santo Rosario, también nuestra Arquidiócesis de Miami está cumpliendo 59 años de fundada. Más de medio siglo de camino misionero bajo la protección de María, desde que un 7 de octubre de 1958 fuera creada por la Santa Sede, y puesta bajo la guía del recordado obispo Carroll. Promisorio comienzo para aquella nueva diócesis que contaba con alrededor de 200 mil fieles y que en muy poco tiempo se vería enriquecida con la llegada de miles de nuevos católicos, en un inicio procedentes de Cuba; entre ellos, agentes de pastoral y laicos formados, que darían un importante impulso a la evangelización de la siempre creciente población hispana. En ese proceso fue surgiendo un número valioso de ministerios y apostolados que aún siguen produciendo buenos frutos para el Reino.

A este esfuerzo evangelizador se irían sumando, con el tiempo, fieles procedentes de toda Hispanoamérica y de otras latitudes, conformándose de este modo el rostro multicultural de una arquidiócesis, que sirve hoy a más de un millón de católicos y en la que es posible participar de la Santa Misa en más de 15 lenguas. Muestra palpable de unidad en la diversidad y de esa acogida en la fe y en la caridad a la que nos esta invitando la Iglesia hoy, especialmente el Papa Francisco, cuando nos recuerda: “La Iglesia sin fronteras, madre de todos, extiende por el mundo la cultura de la acogida y de la solidaridad, según la cual nadie puede ser considerado inútil, fuera de lugar o descartable” (Papa Francisco, Mensaje por la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, 3 de septiembre de 2014).

Hermanos y hermanas, fiel a su historia de evangelización, a su herencia hispana, y abierta a los signos de los tiempos, la Arquidiócesis de Miami se une a los esfuerzos de tantos hermanos nuestros a lo largo y ancho de nuestra nación, preparando un V Encuentro Nacional Hispano de Pastoral, y respondiendo así a la necesidad de mantenernos en constante estado de misión -especialmente hacia las periferias de nuestro tiempo-, propiciando el encuentro con los excluidos de nuestra sociedad. De esta manera, con el lema: “Discípulos misioneros, testigos del amor de Dios”, nos incorporamos a la gran misión continental impulsada por la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en Aparecida, Brasil.

Reciban entonces un saludo de fe y esperanza todos los que en este día han venido, representando a sus parroquias y movimientos apostólicos, para participar de este encuentro arquidiocesano en preparación para la importante cita eclesial que tendrá lugar en septiembre del próximo año, en Dallas. Sientan una vez más el apoyo necesario para lograr que este importante evento sea un verdadero impulso a la misión de la Iglesia y como nos decía el Santo Padre en su mensaje al V Encuentro, una ayuda eficiente para “responder mejor a la creciente presencia, a los dones y al potencial de la comunidad hispana” en los Estados Unidos (Papa Francisco, Mensaje al V Encuentro, 15 de noviembre de 2016).

Que el mensaje de la Palabra de Dios en este día, y el ejemplo de María, nos ayuden a ofrecer el testimonio misionero y profético que la Iglesia espera y nuestro pueblo necesita. Virgen del Santo Rosario, ruega por nosotros.

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro junto con sacerdotas cuyas parroquias participaron en el proceso. La celebración tuvo lugar el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception de Hialeah.

Photographer: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Arzobispo Thomas Wenski celebra la Misa de apertura de la celebración arquidiocesana del V Encuentro junto con sacerdotas cuyas parroquias participaron en el proceso. La celebración tuvo lugar el 7 de octubre en la iglesia Immaculate Conception de Hialeah.


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