By Emilio de Armas - La Voz Catolica
Con el presente número de La Voz Católica, el periódico en español de la Arquidiócesis de Miami cumple cuatro años de haber sido restablecido, en agosto de 2013, tras un silencio de otros tantos años, justificado por la crisis económica que se abatió sobre el país entre 2008 y 2009. En aquel primer número de La Voz Católica en su segunda época, recordamos las circunstancias en que la publicación dejó de aparecer, y celebramos su regreso, el cual debe agradecerse, en primer término, a la decisión del entonces recién instalado Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, quien al regresar a nuestra ciudad desde su obispado en Orlando —donde ya había fundado un periódico católico en español, El Clarín— entendió que el Sur de la Florida, poblado de inmigrantes hispanos de formación católica, no debía seguir sin su Voz.
Cuatro años después de restablecido bajo la protección espiritual de la Virgen de la Caridad, cuyo manto acoge a todos los inmigrantes, el periódico ha ido cumpliendo los compromisos que se impuso el día de su reaparición: dar voz a nuestra comunidad hispanoamericana, diversa, sufrida, emprendedora, y darle voz desde la Palabra y la Fe de nuestra Iglesia. Abiertas han estado y están las páginas de La Voz Católica a todos nuestros hermanos de Cuba, Venezuela, México, Centroamérica, Suramérica… Abiertas a nuestros hermanos de Haití y de Filipinas, y a todos los peregrinos que llegan de cualquier manera a nuestra península en busca de la esperanza que han perdido en sus propias tierras, dispuestos a trabajar con el cuerpo y el alma, honrados, humildes y orgullosos de sus tradiciones, que a nadie ofenden, pero que a todos enriquecen.
La Voz Católica volvió a competir, por primera vez en estos cuatro años, en el más reciente evento de la Catholic Press Association (CPA), que agrupa a las publicaciones católicas de los Estados Unidos y Canadá. Si bien nos enorgullece decir que, de 10 trabajos presentados, 6 fueron premiados, lo que más nos honra es haber reabierto ese espacio que una vez se perdió para todos nosotros.
Gracias a ustedes, los lectores, por recibirnos cada mes. Para ustedes se hace La Voz Católica, aquella publicación fundada por el inolvidable Mons. Agustín Román, a quien me complace referirme como su Director Emérito.
Y gracias —me permito decirlo— al equipo que da vida a La Voz Católica, que hoy es el mismo que la restableció en 2013, y todos cuyos integrantes habían laborado en el periódico en su primera época: Ana Rodríguez-Soto, Maritza Álvarez, Manuel Villaverde y Rocío Granados.
Y gracias a nuestro compañero y amigo Rogelio Zelada, cuya noble voz forma parte inseparable de La Voz Católica.
