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Feature News | Wednesday, April 03, 2019

Mensaje del Cardenal a seminaristas: 'No se pongan cómodos'

También pide a los sacerdotes y laicos que examinen '¿a quién pertenecemos?'

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MIAMI | El título formal de la clase de Fides et Ratio, que el Cardenal Luis Antonio Tagle impartió a los seminaristas, sacerdotes y otros en el Seminario St. John Vianney el 22 de marzo, fue “Pastorear al pueblo de Dios en un tiempo de desafío, crisis y cambio”.

El Cardenal Luis Antonio Tagle de Manila responde preguntas después de su conferencia Fides et Radio, el 22 de marzo, en el Seminario St. John Vianney, en Miami.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Cardenal Luis Antonio Tagle de Manila responde preguntas después de su conferencia Fides et Radio, el 22 de marzo, en el Seminario St. John Vianney, en Miami.

En una entrevista previa a la conferencia, resumió su mensaje de esta manera: No esperen una vida cómoda. Estén preparados para “sufrir la cruz”.

“Cada vida, especialmente la de un pastor, estará llena de cruces. Ése es el Jesús al que estamos siguiendo. Si empiezan a buscar una vida sin cruces, se decepcionarán”, le dijo al Florida Catholic.

Esa noche comenzó su presentación con una pregunta: “¿Cuándo no existe un momento de desafío, crisis y cambio para la Iglesia?” Los desafíos diarios y las crisis están presentes en la vida de cada sacerdote y laico, advirtió. “No nos asustemos. Esto es algo muy común en la vida humana y en la historia de la Iglesia”.

Su reflexión formal también examinó el significado de “pastorear” un rebaño en el mundo actual, en gran parte urbano, no agrícola, así como la comprensión judeocristiana de ser “un sirviente”.

En el mundo antiguo, ser un sirviente significaba ser propiedad de otra persona. En el entendimiento judeocristiano, la servidumbre se interpretó como un pacto. Un sirviente no es propiedad de Dios, ni simplemente “trabaja” para Dios.

“Significa que pertenezco a Dios y a nadie más”, dijo el Cardenal. “Éste es el espíritu de pastoreo. Éste es el espíritu de servidumbre”.

Como lo mostró Jesús con su ejemplo, Dios sirve a todos porque Dios ama a todos. “Si pertenezco a Dios, voy a servir a todos, incluso a mi enemigo”, reveló.

Del mismo modo, un pastor llevará su rebaño a su amo. Pero, “¿qué pasa si Dios no es el amo del pastor? ¿A quién dirigirá el pueblo de Dios?”, preguntó, enumerando algunas de las tentaciones que pueden tomar el lugar de Dios como amo: el honor, el prestigio, la comodidad, el estatus.

“Debemos hacer un examen de conciencia serio”, dijo, refiriéndose no sólo a los sacerdotes, sino también a los laicos, esposos y padres, que tienen la tarea de pastorear a sus familias. “A veces convertimos a Dios sólo en un apéndice de los muchos otros amos a los que pertenecemos”.

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