By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
El Arzobispo Thomas Wenski predicó esta homilía en St. Thomas University el 8 de septiembre, antes de la inauguración de la exhibición "Latino Americanos: 500 Años de Historia", que permanecerá expuesta hasta mayo del 2016 en la biblioteca de la universidad.
Hoy celebramos el nacimiento de la Virgen Maria, Madre de Nuestro Señor Jesucristo.
Ella también es nuestra Madre por la voluntad de Jesús. Esta relación filial que existe entre Maria y el creyente se puede apreciar de una manera muy particular en medio de todos los pueblos hispanos. Cada país de América venera a Maria Santísima con una advocación especial. Hoy por ejemplo, los cubanos celebran la fiesta de su patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre. Y así como los cubanos veneran a la Madre de Dios como la Virgen de la Caridad, los nicas la veneran como la Purísima; los dominicanos la veneran bajo la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, y los puertorriqueños bajo la advocación de Nuestra Señora de la Divina Providencia. La devoción a María nos mantiene – a todos nosotros los cristianos – cerca de Cristo – porque ella es el modelo de la Iglesia a quien nosotros debemos de imitar. Ella es la que siempre nos ha mantenido cerca de la Iglesia de Jesucristo, esta Iglesia que fue fundada sobre la Roca que es Pedro.
Hoy también la Iglesia celebra la fiesta de Santo Tomas de Villanueva, un padre agustino que llegó a ser obispo de Valencia en el siglo 16. Le llamaron sus contemporáneos “el obispo limosnero” por su caridad y amor hacia los pobres. Él mismo decía: “la limosna no es solo dar sino sacar de la necesidad al que le padece y librarla de ella cuando fuese posible.”
Ahora bien, si Santo Tomas de Villanueva fue un cristiano ejemplar María la primera cristiana – ya que fue ella la primera que siguió a Jesucristo, diciéndole que “sí” al Señor – desde el momento de la Anunciación hasta su Asunción a los cielos.
Durante el ministerio de Jesús, una vez una mujer le dijo, “Bendito el vientre que te tuvo y los pechos que te amamantaron”. Pero Jesús no rechaza esta hermosa alabanza que esta amable señora ha querido derramar sobre su madre. Él la acepta pero va aún más allá – afirmando que su madre es bendita porque ella ha sido buena, pura, y fiel – siempre poniendo en práctica la Palabra de Dios.
Si María fuera solamente bendita por haber dado a luz a Jesús y haberlo amamantado – si esa fuera la única razón del porque ella es bendita – entonces María no podría ser para ninguno de nosotros un modelo de imitar ni de seguir.
Es importante reconocer que lo que hace bendita a una madre como María – y merecedora de nuestra imitación – no son los dolores de parto, sino su manera de obedecer. Y es precisamente la obediencia de fe que ella tuvo la que la hace bendita, ya que por medio de la fe – es que nacemos a la vida en Cristo. La pureza del alma de María se revela a través de su vida, y a través de su continúo “sí” a Dios. Esta fidelidad de María la podemos ver desde el momento en que la Palabra se hizo carne en su vientre hasta el momento en que Ella recibió el cuerpo de su Hijo deshecho en sus brazos, cuando fue bajado de la cruz. Como dijo San Juan Pablo II en su visita a Cuba: “Robustecida por la palabra recibida de Dios y conservada en su corazón, Maria venció el egoísmo. Ella derrotó el mal. El amor la preparó para el servicio humilde y concreto hacia el prójimo.”
Esta obediencia de fe, esta humilde sumisión a la voluntad de Dios, ejemplificada por excelencia en la vida de la Santísima Virgen María, tiene que ser imitada por todos los que le “pertenecen a Cristo”, y por lo tanto esperan en ser contados entre todos aquéllos que son benditos, como Santo Tomas de Villanueva, “porque ellos también escucharon la Palabra de Dios y la cumplieron”.
A Jesús por María, la caridad nos une: En este día en que los cubanos celebran su patrona, pidámosle a la Virgen Santísima que acompañe al Papa Francisco en su ya próxima visita a Cuba y a todo el pueblo cubano. Él viajará a Cuba como “misionero de la misericordia”. Que ella interceda por todos nosotros para que Dios nos conceda -- en medio de las luces y tinieblas en que vivimos -- está misericordia que es la que hace posible que compartamos con los demás la Alegría del Evangelio. El Papa también viajará a los Estados Unidos y nos recordará que el amor es nuestra misión.
Que la Virgen de la Caridad le acompañe durante su estancia con nosotros.