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Feature News | Wednesday, November 25, 2015

Los Caballeros Cat�licos: M�s de 20 a�os llevando la palabra de Dios a los ancianos

Los Caballeros Católicos de la Unión Número 7 de la iglesia Immaculate Conception, en Hialeah, llevan la palabra de Dios a los ancianos de un asilo hace más de 20 años. Desde la izquierda: Serafín Sarduy, Luis Lahera, presidente de la Unión Número 7, Cecilio Gómez y Eduardo Flor.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

Los Caballeros Católicos de la Unión Número 7 de la iglesia Immaculate Conception, en Hialeah, llevan la palabra de Dios a los ancianos de un asilo hace más de 20 años. Desde la izquierda: Serafín Sarduy, Luis Lahera, presidente de la Unión Número 7, Cecilio Gómez y Eduardo Flor.

Serafín Sarduy reza el rosario con los ancianos en un asilo de Hialeah. Detrás de él, el Caballero Católico Eduardo Flor, ambos iniciaron las visitas al asilo, hace 20 años.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

Serafín Sarduy reza el rosario con los ancianos en un asilo de Hialeah. Detrás de él, el Caballero Católico Eduardo Flor, ambos iniciaron las visitas al asilo, hace 20 años.

HIALEAH GARDENS | Durante más de 20 años, sábado tras sábado, cuatro Caballeros Católicos han llevado la palabra de Dios a los ancianos de Hialeah.

Después de haber sido elegido presidente del grupo de Caballeros Católicos, Eduardo Flor preguntó: “¿Qué hace un Caballero Católico?”

“Me dijeron que ayudaban en la iglesia, en la colecta y además, entre otras cosas, iban a los asilos de ancianos a rezar el rosario”. Entonces respondió: “Está bien, vamos allí”.

Comenzó como un servicio alterno que después “se convirtió en algo de todos los sábados”, dijo Eduardo Flor.

Y desde entonces, ya han pasado más de veinte años, durante los cuales él y otros tres Caballeros Católicos de la Unión Número 7, de la Iglesia Immaculate Conception, en Hialeah, han llevado la palabra de Dios a los ancianos que no pueden asistir a los servicios religiosos en su comunidad.

“Los Caballeros Católicos nos confiaron que viniéramos aquí, y que rezáramos con las personas, que les trajéramos la Comunión, que les leyéramos el Evangelio y que se lo explicáramos”, dijo Serafín Sarduy, caballero católico por más de 30 años, quien, junto con Eduardo Flor, inició las visitas al asilo de ancianos Signature Health of Waterfort, en Hialeah.

Con el tiempo, otros caballeros se fueron uniendo al grupo, y actualmente son cuatro los que regularmente van todos los sábados, de 2 a 3 de la tarde.

Generalmente, “cuando llegamos ya están todos en sus sillas esperando por nosotros. Algunos llegan y aplauden”, dijo Sarduy. Otras veces, los caballeros van a recogerlos a sus habitaciones. “Ya más o menos conocen a los residentes [a los] que les gusta el rosario”, dijo Raisa Pérez, quien trabaja en el departamento de actividades del asilo.

Serafín Sarduy (centro) reza el rosario como cada sábado hace más de 20 años con los ancianos en un asilo de Hialeah. A su izquierda el Caballero Católico Luis Lahera.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

Serafín Sarduy (centro) reza el rosario como cada sábado hace más de 20 años con los ancianos en un asilo de Hialeah. A su izquierda el Caballero Católico Luis Lahera.

El Caballero Católico, Serafín Sarduy le da la Comunión a la residente del asilo, Gabriela Hernández. Ella asiste a los servicios religiosos que los Caballeros Católicos realizan todos los sábados hace más de 20 años.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

El Caballero Católico, Serafín Sarduy le da la Comunión a la residente del asilo, Gabriela Hernández. Ella asiste a los servicios religiosos que los Caballeros Católicos realizan todos los sábados hace más de 20 años.

Participan entre 15 a 20 ancianos, “hispanos todos, muchos cubanos; pero también hay de otras nacionalidades, como hondureños y colombianos”, indicó Eduardo Flor.

“Se empieza rezando el rosario; después la Palabra, el comentario de la Palabra; después mi hermano Serafín Sarduy les da la Comunión”, dijo Cecilio Gómez, el último caballero que se unió al grupo, hace un poco más de un año.

Pero no sólo rezan y oran, hay veces en que hay muchos que están tristones o decaídos. “Les damos un poquito de nuestro tiempo, conversamos con ellos, les traemos estampitas y tarjetas. Son tan sencillos que cualquier cosita los alimenta y los alegra. Y para nosotros es una satisfacción que ellos se sientan bien, porque comprendemos que muchos no tienen quien los venga a visitar”, indicó Sarduy.

“Es de gran alegría venir y participar con ellos, porque ellos lo necesitan y así se nutren del servicio religioso y nosotros también nos nutrimos de poder servir en algo”, dijo Luis Manuel Lahera, presidente de la Unión Número 7 de los Caballeros Católicos.

Es “el deseo de sentirse bien; uno dice que viene a traer, pero más bien, viene a recibir gozo”, agregó Gómez, quien pertenece a los Caballeros Católicos desde hace 15 años.

“Algunos creen que somos sacerdotes”, dijo Sarduy, y en actividades como la Navidad, o el día de la madre, cuando vienen sus familiares, “ellos se sienten cómodos con nosotros y quieren retratarse con nosotros y que la familia nos conozca”.

“Me parece muy bueno, me encanta. Desde que estoy aquí he venido; antes iba a la iglesia cuando estaba en la casa de mi familia”, dijo Ana Alonso, residente del centro desde hace un año. Alonso pertenece a la parroquia Immaculate Conception, de Hialeah.

“Ellos son maravillosos; siempre están ayudando; cuando es Navidad vienen, les traen regalitos, les hablan de las cosas especiales. Son un grupo maravilloso; muchos de los residentes que están aquí son católicos; no sólo disfrutan, participan también en la Eucaristía, porque es muy importante para ellos”, dijo Betty Rivas, feligresa de Immaculate Conception y encargada de Recursos Humanos del asilo.

Aunque no todos los ancianos que asisten recuerdan los servicios religiosos, pues incluso algunos están perdiendo la memoria, “ellos saben que el sábado es el día que van a escuchar la Misa o el rosario y se convierte en una razón o un propósito para levantarse y participar. Es hermoso; estamos agradecidos de tener a los caballeros”, señaló Raquel Yovera, psicóloga del asilo durante 17 años.

“Tengo pacientes que esperan la visita de los Caballeros Católicos porque llenan las necesidades espirituales de sus vidas”, añadió Yovera, “y cuando salen tienen mucha energía; están positivos; eso significa mucho para ellos”.

Este año los Caballeros Católicos recibieron un reconocimiento del asilo por el trabajo voluntario que realizan como líderes comunitarios.

“Estamos honrando a cuatro Caballeros Católicos de la iglesia Inmaculada Concepción, por sus más de 20 años de servicio voluntario excepcional en nuestro centro, por llevar la palabra de Dios, rezar el rosario y ofrecer la Santa Comunión, todos los sábados, a nuestros residentes y pacientes”, dijo María Meneses, capellana del asilo, durante la ceremonia de premiación, el 15 de octubre.

El Caballero Católico, Eduardo Flor en representación de los otros tres Caballeros que sábado a sábado llevan la palabra de Dios a un asilo de ancianos, en Hialeah, recogió el reconocimiento que el asilo SHC of Waterford les dio en reconocimiento por su labor voluntaria, hace más de 20 años. Le entregó el reconocimiento María Meneses, capellana del asilo.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

El Caballero Católico, Eduardo Flor en representación de los otros tres Caballeros que sábado a sábado llevan la palabra de Dios a un asilo de ancianos, en Hialeah, recogió el reconocimiento que el asilo SHC of Waterford les dio en reconocimiento por su labor voluntaria, hace más de 20 años. Le entregó el reconocimiento María Meneses, capellana del asilo.

“Ellos vienen todos los sábados religiosamente, dan la Palabra, dan la comunión a los pacientes, y si hay pacientes que están muy enfermos, algún sacerdote viene a darles la extremaunción”, dijo Bárbara Quicano, encargada de la parte clínica del centro.

Aunque el reconocimiento que les dieron fue “un gran honor”, “nosotros lo hacemos para ayudarlos a ellos; venimos a traerles amor y ellos nos dan amor; ellos son muy cariñosos con nosotros”, dijo Eduardo Flor.

“Fue de gran alegría, porque es como un aliciente”, dijo Lahera.

Durante todos estos años, los caballeros han conocido a muchos residentes; algunos fueron Caballeros Católicos como ellos; otros, sus historias los han conmovido, como la de una madre y un hijo que se encuentran en el mismo centro. Otros ya no están, “pero siempre quedan y vienen otros, y así nosotros seguimos haciendo nuestro ministerio”, dijo Sarduy.

Al final de las reuniones, “les damos galletitas María a todos los que están en el salón; ellos disfrutan mucho las galletitas”, dijo Eduardo Flor.

Los caballeros piensan seguir viniendo, “mientras Dios lo permita; yo digo que llegará el día en que nosotros estaremos aquí también, y vendrán otros por nosotros; así es la ley de la vida”, señaló Sarduy.

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