By Ana Rodriguez Soto - Florida Catholic newspaper

MIAMI | Aunque no lo reconozca el Vaticano, el milagro más grande del Hno. Victorino De La Salle ya ocurrió — y estaba presente en la Misa celebrada por el 50 aniversario de su muerte.

En la iglesia St. Agatha el 16 de abril se reunieron decenas de antiguos alumnos Lasallistas y federados cubanos, cuya fe, bien enraizada, es la prueba más contundente de la milagrosa labor que hizo en Cuba el humilde religioso francés.

“Permeó Cuba”, dijo el P. Marcos Somarriba, párroco de St. Agatha, durante la Misa que celebró con otros sacerdotes. También estaban presentes el obispo auxiliar (ahora emérito) de La Habana, Mons. Alfredo Petit, y una docena de Hermanos de La Salle representando comunidades en México y las Antillas.

Después de la Misa, tuvo lugar la presentación del “positio”, libro que documenta las virtudes por las cuales se le pide a la Iglesia que declare santo al Hno. Victorino.

“Para mantener la fe”, dijo el P. Somarriba, el Hno. Victorino no sólo formó grupos en las escuelas Lasallistas sino que “salió fuera de los colegios, a los trabajos, a la sociedad, a las parroquias”.

Oriundo de Francia, el Hno. Victorino Arnaud llegó a Cuba en 1905, y comenzando en 1928, fundó a través de toda la Isla grupos de federados, como se llaman aún los ya ancianos miembros de la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana: La JAC (Juventud Acción Católica), la JEC (Juventud Estudiantil), la JOC (Juventud Obrera), y la JUC (Juventud Universitaria). Y después también fundó Equipos de Matrimonios Cristianos.

Antes de que el Concilio Vaticano Segundo llamara a los laicos a asumir un papel más importante en la Iglesia, el Hno. Victorino impulsó a una legión de jóvenes cubanos a evangelizar a su patria. Los armó con una bandera, un himno —“Juventud, porvenir de la patria” — y un lema: “Piedad, estudio y acción”.

La revolución comunista de 1959 dispersó a la mayor parte de este ejército a otros países. Incluso el Hno. Victorino murió exiliado en Puerto Rico en 1966. Pero donde quiera que echaron nuevas raíces, los federados y Lasallistas siguieron siendo fieles a su fe y activos en sus parroquias.

Y nunca se olvidaron de su fundador.

“Ustedes son el milagro más grande”, dijo el Hno. Martín Rocha, Lasallista de México y visitador del distrito de las Antillas y México.

“De no ser por él, hoy nosotros no estaríamos aquí”, subrayó el Hno. Rodolfo Meoli, postulador de la causa, que vino de Roma para el evento. Explicó cómo se recogió la información contenida en el “positio” y el proceso que queda por recorrer.

“Si ustedes no hubieran dado el impulso inicial, quizás esta causa nunca se hubiera iniciado”, añadió, recalcando que fue en Miami, en 1990, donde se creó el Comité Pro-Beatificación del Hno. Victorino.

Desde 1985, cuando se celebró el centenario del nacimiento del Hno. Victorino, los federados de Puerto Rico y Miami empezaron a pedir que se abriera el proceso de canonización. En 1999, el entonces Cardenal de San Juan, Mons. Luis Aponte Martínez, dio el permiso para comenzar el proceso. Y en 2001 comenzaron a recaudarse los testimonios —en Cuba, Puerto Rico y Miami— de aquellos que lo conocieron, así como la documentación de sus datos biográficos y la recopilación de sus escritos.

Dentro del “positio”, un libro encuadernado en rojo, con 566 páginas divididas en 10 partes, “se encuentra toda la documentación necesaria para una canonización”, dijo el Hno. Rodolfo.

Ya el “positio” del Hno. Victorino está en manos de la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano, donde nueve teólogos lo tendrán que estudiar y discutir. Sólo si aprueban el “positio” pasará a ser venerable y de ahí, después de comprobársele dos milagros, pasaría a beato y santo.

“Está en cola”, dijo el Hno. Rodolfo, citando el número exacto en la lista de espera del “positio”: 2,279. “¿Cuándo llegará esta discusión? No se sabe”.

Existen dos maneras de avanzar en esa cola, explicó. “Si llega un hecho milagroso, pasa de la larga cola a una cola más pequeña”. Y la otra es si se le demuestra al Vaticano que el Hno. Victorino sigue “vivo entre nosotros, en todos los lugares donde están antiguos alumnos” y federados.

La mejor manera de hacer esto es “hacer llegar centenares de peticiones” al cardenal que dirige la congregación, pidiéndole que adelante el estudio.

Sin duda alguna, el Hno. Victorino “ha hecho una obra de evangelización excepcional. Ha hecho un apostolado del cual hoy tenemos más necesidad que en aquellos momentos”, dijo el Hno. Rodolfo.

“En toda Cuba, hasta en los bateyes lo conocían”, dijo Teresa Fernández Soneira, hija de dos federados que fueron fundadores del Equipo de Matrimonios Cristianos.

Fernández Soneira pertenece al comité de federados que abogan por la canonización. También es autora de dos tomos, “Con la Estrella y la Cruz”, que detallan la historia de la Federación desde 1928 hasta 1967, cuando dejó de existir oficialmente en Cuba.

“Es la historia más documentada escrita hasta ahora”, dijo el Hno. Rodolfo, y se cita 12 veces en el “positio”.

“Esto es un milagro”, repitió Fernández Soneira, señalando a los antiguos Lasallistas y federados allí reunidos, cuya mayoría sobrepasan los 70 y hasta 80 años de edad.

“A aquella generación le tocó bailar con la más fea”, dijo la escritora. “Yo envidiaba el cristianismo tan profundo que tenían, y la unidad. Yo quería eso para mi generación”.

Y añadió: “Hay que seguir rezando para que se dé el milagro. Y hay que escribir. Que se inunde de cartas el Vaticano”.

En este artículo se corrigió el nombre del libro escrito por Teresa Fernández Soneira, "Con la Estrella y la Cruz", y no "Con La Espada y la Cruz".