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Feature News | Thursday, April 30, 2015

El Cardenal Beniamino Stella en Cuba

El Cardenal Beniamino Stella saluda a los fieles que se le acercaron en Santiago de Cuba.

Fotógrafo: CORTESÍA ARACELI CANTERO

El Cardenal Beniamino Stella saluda a los fieles que se le acercaron en Santiago de Cuba.

LA HABANA, Cuba | Durante su recorrido de seis días por la isla cubana, del 22 al 28 de abril, el Cardenal Beniamino Stella ha ido dibujando el perfil del sacerdote para hoy: Un padre de familia más que un empresario; un buen pastor y no un asalariado; un jardinero que sabe cuidar bien su vocación. También un hombre de oración y de misericordia con una personalidad bien integrada.  

Les ha hablado de disciplina personal, fidelidad a la oración, vida comunitaria, devoción a la Eucaristía y a la Madre de Dios. El considera todo esto “como los grandes criterios que permiten al sacerdote cruzar el mundo de la humana fragilidad y salir ileso, inmune, no contaminado y contagiado con esta debilidad humana que tenemos”. Les ha pedido que  “mantengan caliente el corazón” por el fervor interior.

El Cardenal Beniamino Stella (centro) preside una Misa con los obispos de Oriente, incluyendo Mons. Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba (izquierda), y Mons. Emilio Aranguren, obispo de Holguín, atrás.

Fotógrafo: CORTESÍA ARACELI CANTERO

El Cardenal Beniamino Stella (centro) preside una Misa con los obispos de Oriente, incluyendo Mons. Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba (izquierda), y Mons. Emilio Aranguren, obispo de Holguín, atrás.

El Cardenal Beniamino Stella saluda a los files al final de una Misa celebrada en la Catedral de La Habana. A la izquierda está el Cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega.

Fotógrafo: CORTESÍA ARACELI CANTERO

El Cardenal Beniamino Stella saluda a los files al final de una Misa celebrada en la Catedral de La Habana. A la izquierda está el Cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega.

A los diáconos permanentes les ha dicho que no se limiten al servicio del altar y que prediquen la Palabra de Dios en el servicio de la caridad. Que den importancia a la pastoral familiar y al testimonio, en la sociedad, de su vida familiar y de su matrimonio.

 A los seminaristas les ha invitado a “cuidar su jardín”—es decir su vocación sacerdotal, y que acudan a María. A los formadores les ha recomendado que hagan un buen discernimiento de la vocación de los candidatos y a los obispos que no ordenen sacerdotes que no estén bien integrados.

Leyendo las homilías preparadas de antemano o dejando hablar a su corazón, el Prefecto de la Congregación para el Clero ha compartido su experiencia de trabajo cercano al Papa, y ha hablado de su espiritualidad y humanidad: “Tiene  una personalidad estructurada muy unida con una gran humanidad. Es un Papa con gran capacidad para las relaciones, para concentrarse en la oración y en la celebración de la Eucaristía. Que besa el altar con pasión, que se preocupa por el clero y por su descanso”, al tiempo que quiere que sus sacerdotes sean buenos e incansables misioneros. 

“El servicio del Papa es una riqueza humana personal hecha de escuchar, de mostrar un rosto sereno, aunque debe tener sus cansancios. Cuando está con la gente  se entrega al santo pueblo de Dios con lo mejor de su esfuerzo”.

El antiguo Nuncio Apostólico en Cuba no ha podido ocultar su cariño por esta tierra y por su gente, “seis años muy importantes para mi vida sacerdotal y sobre todo de obispo”. Al regresar 16 años después de su marcha en 1999, ha reconocido muchos rostros, aunque ahora con más arrugas y más cabellos blancos, y ha disfrutado de la fraternidad de la Iglesia cubana y de sus obispos, de quienes en más de una ocasión ha dicho haber aprendido mucho.

Pero en este viaje, el primero a América como Prefecto del Clero, por más que ha hablado de su tarea específica, insistiendo en que su responsabilidad es el clero y los seminarios, la gente informalmente y sobre todo la prensa, le ha preguntado mucho sobre la anunciada visita del Papa a Cuba en el mes de septiembre.

Para muchos, esta visita del Cardenal Stella es algo de última hora, relacionado con la nueva etapa entre Estados Unidos y Cuba y la próxima visita del Papa a la Isla de camino al país del norte. Y sin embargo las fechas del viaje del Prefecto fueron fijadas en el mes de agosto, mucho antes del 17 de diciembre o de que el Papa tomara la decisión de visitar Cuba antes de su viaje a Estados Unidos.

De todos modos, es sabido que cuando era Nuncio de su Santidad en Cuba, el entonces Arzobispo Stella mantuvo buena relación con las estancias oficiales y el entonces gobernante Fidel Castro. Ambos se encontraron en varias ocasiones y el día de su despedida de Cuba, como Nuncio, el jefe del gobierno le recogió en la Nunciatura y llevó al aeropuerto en su propio automóvil. Ahora, el presidente Raúl Castro ha recibido al Cardenal Stella y aunque no ha trascendido el contenido concreto de su conversación si se sabe que han hablado “de la visita del Papa y de otros asuntos de común interés”.

Pero además el cardenal Stella sabe mucho de diplomacia. Hasta su nombramiento como Prefecto de la Congregación del Clero, en enero de 2014, ha sido Director de la Academia Pontificia en la que se forman los diplomáticos de la Iglesia. 

Por lo tanto es razonable pensar que, aunque ahora tiene otro cometido, su presencia en Cuba puede darle un empujoncito más a esta nueva etapa de deshielo que se ha iniciado. Por supuesto que con la ayuda del Espíritu Santo.

El Cardenal Beniamino Stella a su entrada a la Catedral de La Habana.

Fotógrafo: CORTESÍA ARACELI CANTERO

El Cardenal Beniamino Stella a su entrada a la Catedral de La Habana.


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